Una
vez más la diplomacia francesa termina defraudada. Se debe
admitir que la manera como ha actuado en el caso Ingrid
Betancourt ha demostrado, precipitación, improvisación;
ambas reñidas con el hacer diplomático. Se ha comportado más
como familiar de una rehén, y los familiares de rehenes,
terminan convirtiéndose también en rehenes. Al abandonar su
profesionalismo legendario, dejándose invadir por el afecto,
demuestra una fragilidad que la hace ineficaz ante los
verdugos. Es una presa más en el marco de la guerra
psicológica que están librando las FARC a nivel
internacional mediante la instrumentalización de los
rehenes, cuya figura de proa es Ingrid Betancourt. Una
constante de las guerrillas latinoamericanas, es que cuando
más se sienten debilitadas en el plano nacional, más
arrecian su presencia en el campo internacional, poniendo a
actuar a sus redes de influencia que tienen esparcidas por
el mundo. El apoyo incondicional que les otorga Hugo Chávez,
es un elemento de peso, pues al mismo tiempo les permite a
las FARC gozar de la neutralidad de gobiernos como el
brasileño, el argentino y todos aquellos que se benefician
de los petrodólares venezolanos. En medio de ese escenario
de influencias, de intereses políticos y económicos, Francia
aparece como una niña cuya inocencia la hace impaciente pues
su único objetivo es lograr la libertad de Ingrid Betancourt
y esa misma impaciencia la hace vulnerable y manipulable
ante las FARC.
Es innegable, - y en eso se le
puede dar la razón a las FARC -, que la diplomacia francesa
ha actuado en este caso de manera ingenua; incluso con
ligereza, lo que no se corresponde con su tradición. Un país
que ha dado un Talleyrand, no se admite incurrir,
precisamente, en el pecado de ingenuidad. Actitud que se
debe en gran medida a la visión que se tiene en Francia de
América Latina, en particular entre los sectores de la
izquierda; visión que han logrado se generalice y sea
admitida por todos los sectores políticos. Es a la vez una
mezcla de fascinación por el exotismo, de lastima por el
papel de victimas que tanto les gusta enarbolar a los
latinoamericanos y porque es una parte del mundo –aparte
Brasil – que no se le toma en serio, y hay que admitir, que
en ello no le falta razón. Un continente que vive inmerso en
el anacronismo guerrillero-revolucionario, sumido en la
queja y en el resentimiento, que en lugar de producir
riqueza, produce personajes que viven de la retórica, que
practican el pensamiento mágico, es normal que no se le tome
en serio. Si un responsable político como Jack Lang, se
permite declarar recientemente que Hugo Chávez le había
“devuelto la dignidad a América Latina”, se pude imaginar la
idea que se tiene aquí del continente. Pero allí en donde
Francia incurre en un grave error, es en no percibir que
detrás de esas expresiones de folclore político, se
encierran complejidades que al no ser contextualizadas,
empañan la visión de las cosas.
Esa idea de folclore o de
teatralidad poco seria, es la que hace que el presidente
Sarkozy declare como lo hizo, que estaba dispuesto a ir
personalmente a la jungla a rescatar a Ingrid Betancourt.
Imagino la sonrisa de condescendencia de Marulanda al
escuchar la declaración del presidente francés. Para un
Marulanda, que se dio el lujo de no acudir a la cita
concertada con el presidente Andrés Pastrana, en la época en
que éste le había otorgado a las FARC una importante zona
desmilitarizada, por que no lo consideraba digno de su
interés, al no responder a los tres mensajes públicos que
hasta ahora le ha enviado personalmente el presidente
francés, está demostrándole la misma displicencia que tuvo
hacia Pastrana dejándole la silla vacía. Ante el ducho jefe
guerrero, el presidente de Francia daba pruebas de
fragilidad y de presa manipulable. Ante los ojos de
Marulanda, el presidente francés aparecía como alguien que
no sabia darse su puesto. Cuando el primer Ministro François
Fillon califica, en una entrevista de TV , a los presos de
las FARC de “prisioneros políticos”, como si fueran presos
de conciencia, privados de libertad por sus ideas políticas,
y no por atentados, asesinatos, secuestros, es una
demostración más de la confusión y de los errores de
percepción que reina en torno al caso colombiano.
Pero esta actitud pasional que
enceguece la administración francesa no es reciente. También
Dominique de Villepin en 2003, entonces ministro de
Relaciones Exteriores de Jacques Chirac, incurrió en un
fiasco diplomático de envergadura, al enviar un avión a
Manaus, cerca de la frontera colombiana, con el objetivo de
rescatar a Ingrid Betancourt, sin prevenir ni las
autoridades del Brasil, ni tampoco las de Colombia. La
misión, por supuesto fracasó, al igual que la reciente con
el envío también de un avión.
La falta de distancia que han
observado las autoridades diplomáticas francesas, se debe
también a los lazos que unen a la hermana de Ingrid
Betancourt con un alto cargo de la diplomacia francesa,
quien tiene además en sus manos las relaciones de Francia
con América Latina, y por ende, el dossier de la rehén. Esta
superposición de intereses, si bien le ha servido de un gran
apoyo a la familia Betancourt en su lucha por obtener su
liberación, a la larga quienes han salido realmente
beneficiadas han sido las FARC que gracias a ello, han
logrado un protagonismo internacional desmedido, además se
han dado el lujo de tratar con displicente arrogancia un
país como Francia.
Tras el fracaso de la ultima
misión enviada por Francia a Colombia, rechazada por las
FARC que declaró que no “admitía presiones basadas en
campañas mediáticas”, se abre una nueva vía pregonada por
los “expertos” improvisados sobre Colombia. Inspirados
siempre en las aventuras de Tintín y el perrito Milou,
declaran en todas las radios y cadenas de TV que la solución
quien la tiene es George W. Bush, porque “Uribe al ser
ayudado por Estados Unidos, no le pude negar nada al
presidente americano”. Se persiste en la idea de una
relación causa/efecto. Bush interviene y Uribe acata, la que
seria la principal exigencia de las FARC: la concesión de
una zona desmilitarizada a las FARC. Siempre la idea de que
los latinoamericanos están de rodillas ante Estados Unidos,
esperando ordenes para acatarlas. La ingenuidad persiste, al
creer que Estados Unidos presionará para que Colombia eche
por la borda los éxitos militares alcanzados, cuando
precisamente gozó para ello de la ayuda estadounidense.
La idea de recurrir a Bush fue
emitida primero por Hugo Chávez, tras una llamada telefónica
que le hizo Nicolás Sarkozy pidiéndole su colaboración en la
misión que había emprendido Francia para liberar a Ingrid
Betancourt. Según declaraciones del teniente coronel
venezolano, él le habría aconsejado a su colega francés,
dirigirse a Bush “puesto que eran amigos”.
Trasladando estas palabras a un
lenguaje claro, esto anuncia que la nueva campaña
internacional manejada por las FARC, tendrá como blanco al
presidente de Estados Unidos sobre el cual, se espera,
Nicolás Sarkozy ejerza presión para obtener la liberación de
Simón Trinidad, extraditado y juzgado por la justicia
americana que hoy cumple condena en Estados Unidos. El canje
se presenta entonces entre Simón Trinidad e Ingrid
Betancourt.
Tras la muerte de Raúl Reyes, y
de Iván Ríos, ante la avanzada edad de Marulanda, y se tiene
en cuenta los cuadros de dirección con los que cuentan hoy
las FARC , Simón Trinidad, economista, banquero, de origen
burgués, no cabe duda que se trata del candidato que posee
las mejores condiciones para asumir la nueva etapa que van a
emprender las FARC, que requerirá más competencia política
que militar, pues se acerca la campaña electoral, en la que
el grupo armado se involucrará fuertemente siguiendo el
ejemplo que Caracas dio. La liberación de Simón Trinidad, es
más importante que la zona de despeje, que después de todo
no necesitan, pues las FARC tienen a su orden el territorio
venezolano. No en vano Hugo Chávez le dio ese consejo a
Sarkozy; para que este obre en pro de reponerle a las FARC
un dirigente indispensable tras las pérdidas recientes. Al
presidente francés las FARC le deben la liberación de
Rodrigo Granda, el llamado canciller.
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Especializada en etnopsicoanálisis e historia,
consejera editorial de webarticulista.net,
autora de "Rigoberta Menchú
y así me nació la conciencia" (1982).
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Artículo publicado originalmente en el semanario ZETA |