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La decepción de la diplomacia francesa
por Elizabeth Burgos
viernes, 11 abril 2008


Una vez más la diplomacia francesa termina defraudada. Se debe admitir que la manera como ha actuado en el caso Ingrid Betancourt ha demostrado, precipitación, improvisación; ambas reñidas con el hacer diplomático. Se ha comportado más como familiar de una rehén, y los familiares de rehenes, terminan convirtiéndose también en rehenes. Al abandonar su profesionalismo legendario, dejándose invadir por el afecto, demuestra una fragilidad que la hace ineficaz ante los verdugos. Es una presa más en el marco de la guerra psicológica que están librando las FARC a nivel internacional mediante la instrumentalización de los rehenes, cuya figura de proa es Ingrid Betancourt. Una constante de las guerrillas latinoamericanas, es que cuando más se sienten debilitadas en el plano nacional, más arrecian su presencia en el campo internacional, poniendo a actuar a sus redes de influencia que tienen esparcidas por el mundo. El apoyo incondicional que les otorga Hugo Chávez, es un elemento de peso, pues al mismo tiempo les permite a las FARC gozar de la neutralidad de gobiernos como el brasileño, el argentino y todos aquellos que se benefician de los petrodólares venezolanos. En medio de ese escenario de influencias, de intereses políticos y económicos, Francia aparece como una niña cuya inocencia la hace impaciente pues su único objetivo es lograr la libertad de Ingrid Betancourt y esa misma impaciencia la hace vulnerable y manipulable ante las FARC.

Es innegable, - y en eso se le puede dar la razón a las FARC -, que la diplomacia francesa ha actuado en este caso de manera ingenua; incluso con ligereza, lo que no se corresponde con su tradición. Un país que ha dado un Talleyrand, no se admite incurrir, precisamente, en el pecado de ingenuidad. Actitud que se debe en gran medida a la visión que se tiene en Francia de América Latina, en particular entre los sectores de la izquierda; visión que han logrado se generalice y sea admitida por todos los sectores políticos. Es a la vez una mezcla de fascinación por el exotismo, de lastima por el papel de victimas que tanto les gusta enarbolar a los latinoamericanos y porque es una parte del mundo –aparte Brasil – que no se le toma en serio, y hay que admitir, que en ello no le falta razón. Un continente que vive inmerso en el anacronismo guerrillero-revolucionario, sumido en la queja y en el resentimiento, que en lugar de producir riqueza, produce personajes que viven de la retórica, que practican el pensamiento mágico, es normal que no se le tome en serio. Si un responsable político como Jack Lang, se permite declarar recientemente que Hugo Chávez le había “devuelto la dignidad a América Latina”, se pude imaginar la idea que se tiene aquí del continente. Pero allí en donde Francia incurre en un grave error, es en no percibir que detrás de esas expresiones de folclore político, se encierran complejidades que al no ser contextualizadas, empañan la visión de las cosas.

Esa idea de folclore o de teatralidad poco seria, es la que hace que el presidente Sarkozy declare como lo hizo, que estaba dispuesto a ir personalmente a la jungla a rescatar a Ingrid Betancourt. Imagino la sonrisa de condescendencia de Marulanda al escuchar la declaración del presidente francés. Para un Marulanda, que se dio el lujo de no acudir a la cita concertada con el presidente Andrés Pastrana, en la época en que éste le había otorgado a las FARC una importante zona desmilitarizada, por que no lo consideraba digno de su interés, al no responder a los tres mensajes públicos que hasta ahora le ha enviado personalmente el presidente francés, está demostrándole la misma displicencia que tuvo hacia Pastrana dejándole la silla vacía. Ante el ducho jefe guerrero, el presidente de Francia daba pruebas de fragilidad y de presa manipulable. Ante los ojos de Marulanda, el presidente francés aparecía como alguien que no sabia darse su puesto. Cuando el primer Ministro François Fillon califica, en una entrevista de TV , a los presos de las FARC de “prisioneros políticos”, como si fueran presos de conciencia, privados de libertad por sus ideas políticas, y no por atentados, asesinatos, secuestros, es una demostración más de la confusión y de los errores de percepción que reina en torno al caso colombiano.

Pero esta actitud pasional que enceguece la administración francesa no es reciente. También Dominique de Villepin en 2003, entonces ministro de Relaciones Exteriores de Jacques Chirac, incurrió en un fiasco diplomático de envergadura, al enviar un avión a Manaus, cerca de la frontera colombiana, con el objetivo de rescatar a Ingrid Betancourt, sin prevenir ni las autoridades del Brasil, ni tampoco las de Colombia. La misión, por supuesto fracasó, al igual que la reciente con el envío también de un avión.

La falta de distancia que han observado las autoridades diplomáticas francesas, se debe también a los lazos que unen a la hermana de Ingrid Betancourt con un alto cargo de la diplomacia francesa, quien tiene además en sus manos las relaciones de Francia con América Latina, y por ende, el dossier de la rehén. Esta superposición de intereses, si bien le ha servido de un gran apoyo a la familia Betancourt en su lucha por obtener su liberación, a la larga quienes han salido realmente beneficiadas han sido las FARC que gracias a ello, han logrado un protagonismo internacional desmedido, además se han dado el lujo de tratar con displicente arrogancia un país como Francia.

Tras el fracaso de la ultima misión enviada por Francia a Colombia, rechazada por las FARC que declaró que no “admitía presiones basadas en campañas mediáticas”, se abre una nueva vía pregonada por los “expertos” improvisados sobre Colombia. Inspirados siempre en las aventuras de Tintín y el perrito Milou, declaran en todas las radios y cadenas de TV que la solución quien la tiene es George W. Bush, porque “Uribe al ser ayudado por Estados Unidos, no le pude negar nada al presidente americano”. Se persiste en la idea de una relación causa/efecto. Bush interviene y Uribe acata, la que seria la principal exigencia de las FARC: la concesión de una zona desmilitarizada a las FARC. Siempre la idea de que los latinoamericanos están de rodillas ante Estados Unidos, esperando ordenes para acatarlas. La ingenuidad persiste, al creer que Estados Unidos presionará para que Colombia eche por la borda los éxitos militares alcanzados, cuando precisamente gozó para ello de la ayuda estadounidense.

La idea de recurrir a Bush fue emitida primero por Hugo Chávez, tras una llamada telefónica que le hizo Nicolás Sarkozy pidiéndole su colaboración en la misión que había emprendido Francia para liberar a Ingrid Betancourt. Según declaraciones del teniente coronel venezolano, él le habría aconsejado a su colega francés, dirigirse a Bush “puesto que eran amigos”.

Trasladando estas palabras a un lenguaje claro, esto anuncia que la nueva campaña internacional manejada por las FARC, tendrá como blanco al presidente de Estados Unidos sobre el cual, se espera, Nicolás Sarkozy ejerza presión para obtener la liberación de Simón Trinidad, extraditado y juzgado por la justicia americana que hoy cumple condena en Estados Unidos. El canje se presenta entonces entre Simón Trinidad e Ingrid Betancourt.

Tras la muerte de Raúl Reyes, y de Iván Ríos, ante la avanzada edad de Marulanda, y se tiene en cuenta los cuadros de dirección con los que cuentan hoy las FARC , Simón Trinidad, economista, banquero, de origen burgués, no cabe duda que se trata del candidato que posee las mejores condiciones para asumir la nueva etapa que van a emprender las FARC, que requerirá más competencia política que militar, pues se acerca la campaña electoral, en la que el grupo armado se involucrará fuertemente siguiendo el ejemplo que Caracas dio. La liberación de Simón Trinidad, es más importante que la zona de despeje, que después de todo no necesitan, pues las FARC tienen a su orden el territorio venezolano. No en vano Hugo Chávez le dio ese consejo a Sarkozy; para que este obre en pro de reponerle a las FARC un dirigente indispensable tras las pérdidas recientes. Al presidente francés las FARC le deben la liberación de Rodrigo Granda, el llamado canciller.
 

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 Especializada en etnopsicoanálisis e historia, consejera editorial de webarticulista.net,
autora de "Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia" (1982).
- Artículo publicado originalmente en el semanario ZETA


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