Lo
que en otro momento hubiera significado un accidente
trágico, como lo sucedido en el cuartel del Tercer
Regimiento de Paracaidistas de Carcasona el domingo pasado,
cuando un sub oficial, durante un simulacro de cómo el
Ejército afrontaría una toma de rehenes en un espacio
público, en lugar de balas de fogueo, usó munición real,
resultando heridas 17 personas, cuatro graves, entre las
cuales un niño de 3 años, que en lugar de ser considerado
como un percance trágico de nivel local por lo que debía
tratarse a nivel local, pero al producirse, a raíz de este
hecho, la dimisión del general Bruno Cuche Jefe de Estado
Mayor del Ejército de Tierra, se ha tornado en un caso
político y ha revelado la existencia de una atmósfera de
molestia entre la Presidencia de la República y el estamento
militar francés. Esta dimisión constituye un hecho poco
común en la historia de las Fuerzas Armadas francesas. Menos
usual aún fue la celeridad, tanto del Ministro de la Defensa
como la del propio Presidente Sarkozy, en aceptar la
dimisión del general Cuche.
Si bien es cierto que al general
Cuche, por lo demás un militar de gran prestigio, no le
quedaba otra alternativa tras el tiroteo ocurrido el pasado
domingo en el cuartel de la ciudad de Carcasona, normalmente
no se ha debido aceptar su dimisión hasta no haberse
realizado la investigación pertinente que determinara el
origen y la responsabilidad de los hechos. Tanto más cuanto
se trataba de un caso ocurrido a nivel local y sancionable
también a nivel local – una falla de disciplina en un
cuartel, como lo señala Le Monde (2 de julio) en su
editorial no tiene porque llegar de inmediato hasta el rango
más alto de la jerarquía militar.
El comunicado emitido por el Elíseo señala que el presidente
quiere que "los Ejércitos saquen todas las consecuencias en
cuanto a su organización y funcionamiento". Justo antes de
que el Elíseo anunciara la dimisión de Cuche, el ministro de
Defensa, Hervé Morin, había pedido "sanciones inmediatas"
tras el "dramático accidente" ocurrido en la jornada de
puertas abiertas en la sede del tercer regimiento de
paracaidistas de infantería de Marina de Carcasona.
Exigencia reñida con las normativas institucionales que
antes de aplicar sanciones deben realizar una encuesta que
determine las responsabilidades de los hechos. Por ahora los
investigadores achacaban el suceso a un "acto involuntario",
no obstante los expertos no entienden cómo se apuntó al
público presente durante el simulacro militar.
En todo caso, a nadie se le
escapa la desproporción entre la caída de un alto cargo
militar y la irresponsabilidad de un sub oficial, de allí la
necesidad de referirse al contexto previo a la tragedia
ocasionada por el sub oficial que existía entre el estamento
militar y la Presidencia francesa.
Al día siguiente del trágico
suceso, Nicolás Sarkozy visitó a los heridos, y emitió
comentarios particularmente críticos hacia el estamento
militar y calificó el incidente de "aterrador" e increpó
directamente y de forma "muy agresiva" a los altos mandos
del Ejército que le acompañaban, incluido el Jefe de Estado
Mayor, el general Cuche. Según testigos presenciales, el
presidente los trató de "aficionados" y de "poco
profesionales", incluso, empleó palabras aún más fuertes.
Los militares, que no tienen
derecho a gozar de sindicatos y están obligados al deber de
reserva, han emitido quejas sotto voce a propósito de que
una «falla individual grave sea pretexto para lanzar el
oprobio sobre toda la institución». Si 350.000 militares se
les considera incompetentes, ¿cómo explicarles que las
reformas de las Fuerzas Armadas propuestas por el
Presidente, contenidas en en Libro Blanco de reciente
publicación, son pertinentes ?, se preguntan algunos
responsables militares, visiblemente heridos por los
comentarios del Presidente.
Precisamente la dimisión del
Jefe de Estado Mayor interviene pocos días después de que el
Presidente Sarkozy hiciera público el Libro Blanco de la
Defensa, (17 de junio) en el que se anunciaba una reforma
profunda de las Fuerzas Armadas, entre las cuales la
supresión de 54.000 puestos y el cierre de varios cuarteles,
creando malestar, incluso entre miembros del propio partido
del Presidente que tildan al Ministro de la Defensa de
"falta de profesionalismo y de rigor."
El 19 de junio, un grupo de
oficiales, amparados bajo el pseudónimo de « Surcouf »,
publicó un artículo criticando el Libro Blanco; hecho que
fue tomado muy mal por el Presidente. El Ministro de la
Defensa ordenó una investigación interna con el fin de
encubrir la identidad de los «culpables», asimilada a una
cacería de brujas. Nicolás Sarkozy, se dice, decidió
observar una «huelga de firmas»; es decir, negarse a firmar
las promociones de la prestigiosa condecoración de la
«Legión de Honor» el 14 de julio, que cada año se le otorga
en esa fecha a los cuadros militares que se han destacado
más durante ese año, ni tampoco los nombramientos en el seno
del Ejército.
Es necesario admitir, que el
artículo del grupo « Surcouf », titulado « El libro Blanco
de la Defensa: una esperanza fallida» contiene fuertes
críticas, no tanto a las reformas, que admiten como
necesarias, sino al método empleado para elaborar el Libro
Blanco. Reclaman haber tenido poca representatividad en el
seno de la comisión encargada de la elaboración del Libro
Blanco. Debilitar una institución como las Fuerzas Armadas,
significa debilitar al país, por lo que se debe trabajar de
conjunto, pero el Presidente prefiere escuchar al «grupo más
cercano de civiles» que lo rodea. Consideran el análisis
deficiente y signado por cierto amateurismo e incurre en una
cuádruple incoherencia; no provee de un corpus conceptual y
carece de un sentido de jerarquía de las amenazas y las
sitúa a todas en el mismo nivel: terrorismo, guerra de alta
intensidad, desordenes en el tercer mundo y las epidemias
gripales; incoherencia en relación a la evolución de la
«conflictividad»; el paradigma de la guerra industrial.
Más allá de la necesidad de
reformar las instituciones y adaptarlas a la época, entre
las cuales se cuenta la militar, es un hecho la poca
simpatía del Presidente Sarkozy hacia la institución armada,
afecto a las relaciones informales y al estilo « bling-bling
», como la opinión pública y los medios califican su gusto
por el oropel y el pantalleo, se siente incómodo ante la
moderación y el formalismo de los militares.
Para los militares, los
desplantes del presidente hacia ellos, lo sienten como una
expresión de injusticia y una falta de reconocimiento por
parte de quien representa a la nación. Tratándose de un
cuerpo profesional que realiza tareas peligrosas en el
extranjero, como en la actualidad en Afganistán, en donde
por cierto, el Presidente acaba de decidir aumentar los
efectivos.
La tensión entre la institución
militar y el Presidente Sarkozy, se agrega a tantas otras,
en particular con los sindicatos, los investigadores, los
universitarios, pero tratándose de una institución que
representa el núcleo más sólido de la nación, esta
situación, despierta una inquietud particular. A tal punto
que el editorial del diario de mayor influencia en el país,
Le Monde, en su editorial de hoy, hace un llamado a la
cordura al Presidente, abogando porque la crisis de
confianza entre la institución militar y él no se agrave. Y
le recuerda un hecho que éste parece ignorar: « Más allá de
las lecciones de la historia, existe una razón de lógica, de
buen sentido político; al debilitar las Fuerzas Armadas, el
Presidente se está debilitando a sí mismo, por ser él el
jefe constitucional del ejército.»
Parece que las personalidades
adolescentes, cuando llegan a detentar el poder, les cuesta
cerciorarse del alcance de sus responsabilidades. Sin
embargo, la decisión de última hora tomada por el Eliseo, de
posponer la adopción del Libro Blanco del 4 de julio a
finales de mes, demuestra que la presidencia francesa ha
admitido entablar un proceso de debate para llegar a una
fórmula consensuada, dinámica sin la cual se ha demostrado a
lo largo de la historia republicana francesa, ningún
gobierno francés obtiene nada, ni de la opinión pública ni
de las instituciones.
Las personalidades autoritarias
se les hace la vida difícil en Francia.
En todo caso, el incidente de
Carcasona no podía haber sucedido en mejor momento, pues la
gravedad del hecho significa un duro golpe al prestigio de
las Fuerzas Armadas que aparecen a la defensiva,
precisamente en el momento en que acababa de entablarse la
polémica en torno a las reformas propuestas por la
presidencia.
La liberación de Ingrid
Betancourt cayó en buen momento para acallar momentáneamente
el debate.
* |
Especializada en etnopsicoanálisis e historia,
consejera editorial de webarticulista.net,
autora de "Rigoberta Menchú
y así me nació la conciencia" (1982).
-
Artículo publicado originalmente en el semanario ZETA |