Es
pasmoso el desconocimiento que se observa en América Latina
acerca del mayor de los países iberoamericanos, además del
hecho de contarse entre las futuras grandes potencias del
mundo. Y ello, mientras la diplomacia brasileña da
innumerables demostraciones de su voluntad de convertirse
rápidamente en el líder de la “integración latinoamericana”,
para lo cual va dando pasos agigantados. Basta una prueba;
el éxito obtenido con la creación de UNASUR, secundado por
el proyecto de crear un Consejo de Defensa Suramericano,
cuyo objeto es el de conformar un “mecanismo de diálogo
político y cooperación en materia de defensa”, descartando
así la creación de una alianza militar propuesta por Hugo
Chávez, y apoyada por Bolivia, lo que significaba una manera
disimulada de constituir el Bloque militar bolivariano,
teorizado en su momento por Heinz Dieterich. El propósito de
Lula da Silva será coronado con la convocación de una cumbre
presidencial continental que deberá realizarse en diciembre
próximo, a la cual no han sido invitados ni Canadá ni
Estados Unidos. Los millares de dólares derrochados por el
presidente venezolano en eras a imponer su liderazgo en el
continente, no le han servido de mucho.
Una obra de
reciente publicación en Francia podría, sin duda, contribuir
a llenar el vacío de la ignorancia que se tiene hacia el
país líder del continente, Le Brésil au XXIe siècle.
Naissance d’un nouveau grand, del politólogo francés,
Alain Rouquié.
Pese a no
pretender decir todo cuanto al Brasil se refiere ni a
ofrecer las claves de ese país « enigmático », según las
palabras del autor, estamos ante una obra que se nutre, no
solo del rigor de uno de los grandes especialistas franceses
de la América Latina contemporánea, -— tiene en su haber
obras de referencia como : L’Etat militaire en Amérique
Latine (1982), Amérique Latine: introduction à
l’Extrême-Occident (1987), Guerre et paix en Amèrique
centrale (1992) — sino también de la experiencia de quien ha
ejercido el cargo de embajador de Francia en varios países
del continente, en particular, México y Brasil. Lo fue
igualmente en El Salvador, en el periodo crucial del fin de
la guerra, en particular, durante el tiempo en que tuvieron
lugar las negociaciones que culminaron con los acuerdos de
paz. También estuvo a cargo del Departamento de América en
el Ministerio de Asuntos Exteriores.
La obra de
Rouquié surge de una estrecha relación del autor con el
Brasil; con las singularidades de su historia, pasada e
inmediata; con el reto que significa su espacio geográfico;
con los contrastes que causa la coexistencia de rasgos de
gran modernidad y los anacronismos que perviven en la
sociedad brasileña. Gracias al diálogo entre la historia del
pasado y del presente, -demarcándose así de la politología y
sociología clásicas centradas en general en la historia
inmediata-, el autor logra situar al Brasil de hoy, en el
vasto panorama de su historia, de su evolución y de sus
contrastes radicales entre sus regiones y su desarrollo
desigual, y la sucesión de los grandes momentos de la
historia política del país que fueron trazando la senda que
condujo, a un obrero metalúrgico, a convertirse en
presidente del Brasil ; acontecimiento que constituye el
hilo conductor de la obra, según palabras del propio autor.
Indagar en la trayectoria de Luiz Inacio Lula da Silva y la
interrogante esencial que plantea el personaje: ¿por qué un
metalúrgico, hijo de campesinos miserables llegó a ser el
primer presidente del Brasil del siglo XXI? ¿Cómo un obrero,
miembro de un partido de sindicalistas pudo acceder a la
cumbre del poder en un país considerado como el summum de
las desigualdades sociales en donde el trabajo manual
todavía lleva la marca de tres siglos de esclavitud? Lejos
de simples anécdotas, se trata de contrastes que el autor
pone de relieve y en su empeño de darle respuesta a las
interrogantes que plantea un país que ha sabido crear
industrias de primer orden en el rubro de la siderurgia y de
la industria agroalimentaria (el Brasil es una de las
primeras potencias agrícolas del mundo), los hidrocarburos y
la aeronáutica. Pero en donde también reina la exclusión
social y un porcentaje elevado de pobres, contrastes que
inducen al autor a centrar su investigación en el Estado
como actor, y en la problemática de la integración social.
La obra se
compone de dos partes y de nueve capítulos. La primera parte
gira en torno a la desmesura geográfica, los contrastes
regionales y su incidencia en el desarrollo económico del
país. La presencia central de la Amazonía que cubre gran
parte de su territorio: una fuente de ingentes riquezas que
atrae la codicia de empresas multinacionales, cuando no se
trata de la proyección de fantasmas ecológicos que abogan
por internacionalizar la región bajo el pretexto de salvar
un espacio vital para la humanidad, o los faraónicos
proyectos de los diferentes gobiernos. En el aspecto
económico, el autor apunta la debilidad que significa la
poca continuidad de las elites: la sucesión de ciclos
productivos, da lugar al surgimiento de una nueva elite que
arruina la anterior. Riquezas recientes, y discontinuidad de
políticas económicas, debilitan los grupos industriales,
vulnerando el asentamiento de su poder económico, que
concurren en posición desventajosa ante la mundialización y
la concurrencia de las grandes empresas extranjeras. Pero es
esa misma movilidad social, en sociedad injusta pero no
petrificada que permite que una familia rural, muy pobre,
procedente de Guaranhus, del
Sertao de Pernambuco, decida tentar suerte en Sao Paulo. El
hijo menor, Luiz Ignacio, manisero y vendedor de naranjas,
asiste a la escuela. De obrero profesional en la metalurgia,
se convierte en sindicalista, funda el Partido de los
Trabajadores y llega a presidente de la Republica.
Particularmente demostrativo es el segundo capitulo “Razas e
historia” en el que se erige el mapa de la composición
racial del Brasil, la estratificación social que conlleva
los 80 millones de descendientes de africanos, lo que
constituye la segunda nación negra del mundo después de
Nigeria. La herencia de la esclavitud y del modelo de
economía que le era inherente. Particularmente esclarecedor,
y podría servir de modelo para el análisis de las relaciones
interétnicas hoy en otros países del continente, es el
capitulo que trata de la cuestión del mestizaje y sus
variantes a nivel de las representaciones sociales y la
manera de percibir el hecho singular del mestizaje en la
sociedad brasileña. El Brasil fue el mayor importador de
esclavos africanos, fue el centro y el motor de su economía.
Un dato significativo, el tráfico no dependía del comercio
triangular; existía una relación directa entre Pernambuco y
Angola, que indujo se estableciera un espacio comercial
bipolar ente ambas regiones. La herencia de la sociedad
esclavista conformo en gran medida la sociedad brasileña en
donde el origen racial y el mestizaje que produjo, se
caracteriza por formas sutiles que oscilan entre la
exclusión social y la asimilación cultural. No existe un
racismo institucional pero sí un racismo “invisible”, sin
embargo, la pertenencia étnica obedece a factores
relacionados con el estatus social, pues “no existe una
segregación o una sociedad dual”. Sin embargo, queda todavía
pendiente el advenimiento de una verdadera democracia que
salde la deuda inmensa de las desigualdades que “no son sólo
de índole económica".
El capítulo
“Estado y desarrollo” -tema crucial por el papel
preponderante jugado por el Estado para hacer del Brasil la
onceava potencia económica- es esclarecedor acerca del papel
masivo del Estado en el desarrollo del país. El Estado ha
sido el agente indiscutible de la transformación de la
economía cafetalera en un país industrial. Sin embargo la
economía es un punto frágil por su vulnerabilidad externa
debido al endeudamiento, pero sobre todo, a su poca
inserción en el comercio mundial, como también el empeño
modernizador de sus elites en el ámbito económico, choca con
la voluntad de preservar el modelo, hasta ahora imperante,
que rige las estructuras sociales. País tributario de sus
exportaciones tradicionales, agroalimenticias y mineras,
enfrenta las prácticas proteccionistas de EE UU y de la UE,
sus clientes principales. Las características estructurales
de los avatares de su economía conducen a la paradoja de un
país cuyo desarrollo favorece a lo endógeno pues está
orientado por y para su comercio interior, pero gracias a la
financiación externa. El estado continuará jugando el papel
preponderante ante el reto ineludible de corregir del
dualismo imperante debido a la injusticia social.
El libro se
centra en la segunda parte, en los avatares y en el
desarrollo de la democracia en el Brasil. La presencia
constante de los militares en el destino del país, la
interrupción de la democracia durante los años sesenta, el
regreso del régimen democrático y el comienzo de la
instauración de modernización y de cambio social con la
elección de Fernando Henrique Cardoso, en 1994, cuando, en
opinión del autor, el Brasil entra en el siglo XXI. Las
reformas que este emprende favorecen el acceso al poder del
obrero metalúrgico, Lula Ignacio da Silva quien, pese a la
diferencia de estilo y de retórica, ha dado continuación a
la política de reformas del primero. La audaz política
exterior de Lula, que se inscribe a la vez en la continuidad
y en la fidelidad a sus ideales políticos, favoreciéndose a
la vez de la dinámica de la mundialización. El Brasil ha
alcanzado un alto grado de credibilidad indiscutible,
favoreciendo su vocación de gran potencia. La obra de Alain
Rouquié es un instrumento indispensable para comprender el
trasfondo de la epopeya brasileña en su empeño de lograr el
puesto que desde sus orígenes tuvo conciencia que le
pertenecía, lo que hace desear una pronta traducción al
español.
Indudablemente, el Brasil ha sabido darse su puesto, pese a
compartir, en alguna medida, los mismos rasgos hereditarios
que el resto de América Latina: un rechazo patológico de sus
elites hacia la modernidad que se manifiesta en su voluntad
de acumular riqueza y de no producirla. Las elites
brasileñas han sabido desembarazarse de la timidez
parroquiana para competir de igual a igual en el comercio
mundializado.
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Especializada en etnopsicoanálisis e historia,
consejera editorial de webarticulista.net,
autora de "Rigoberta Menchú
y así me nació la conciencia" (1982).
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Artículo publicado originalmente en el semanario ZETA |