Inicio | Editor | Contáctenos 
 

Más allá de las apariencias
por Elizabeth Burgos
domingo, 1 junio 2008


Al fin el público francés cuenta con un análisis serio realizado por un historiador, especialista de América Latina, Jean-Jacques Kourliandsky, investigador del Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas, (IRIS) además de responsable de América Latina del Partido Socialista, acerca del sonado caso de Ingrid Betancourt.

De reciente publicación, “Ingrid Betancourt. Par-delà des apparences” (Editions Toute Latitude), el autor no pretende enfrascarse en polémicas ni tampoco intenta hacer revelaciones explosivas. Como bien lo expresa el título; se trata de ir más allá de las apariencias, situar en perspectiva los elementos para dar a comprender cómo y por qué Francia y su opinión pública se han visto inmersas en la crisis que aqueja a la región, y en particular, a Colombia. Para ello el autor comienza por situar circunstancias que han rodeado el caso dentro de un contexto político, puesto que dada su extrema mediatización, se ha dejado de lado el aspecto político y se ha privilegiado lo emocional, característica que ha privado, incluso en las gestiones realizadas por los diferentes gobiernos franceses que se han ocupado de la suerte de la secuestrada. Sin embargo, los fracasos sucesivos, los incidentes rocambolescos de la diplomacia francesa en relación al tema, comienzan a generar cuestionamientos en la opinión pública en cuanto a la implicación de Francia; al extremo de que en Le Figaro, diario que siempre ha apoyado a Nicolas Sarkozy, se ha referido con ironía a la “diplomacia de la pasión”. Y hace poco, en un programa radial, el conocido demógrafo y antropólogo Emmanuel Todd declaró que “implicarse en el caso IB como lo ha hecho el gobierno” significa “huir de la realidad” ya que el caso de “IB no les aportará (a los franceses) nada en relación al costo de la vida”; uno de los principales temas de campaña del actual presidente. Por el contrario, no solo no se ha solucionado el problema, sino que los franceses consideran responsable la gestión errónea del gobierno, el alza espectacular de los precios para cuya solución el gobierno no ha propuesto nada preciso.

El libro de Kourliandsky llega pues, muy a propósito, cuando la opinión pública francesa se siente urgida de explicaciones.

La primera aclaración que hace el autor, parece elemental pero muy necesaria para situar en su debido contexto el problema y poder explicar la fragilidad demostrada por la diplomacia francesa en los intentos de obtener la liberación de IB: “Las FARC no tenían nada que pedir a Francia. Ingrid Betancourt fue secuestrada porque era candidata a las elecciones presidenciales de su país”.   A partir de la aclaratoria de esa premisa esencial, al autor analiza los diferentes factores que han obrado y siguen obrando en el conflicto. Explica la industria del secuestro y el perfil de los secuestradores. Luego el espinoso tema de los mediadores que considera; “o que no han estado a la altura de las circunstancias, o que no supieron crear confianza entre las partes implicadas (el gobierno de Colombia y las FARC)”, lo que es una condición ineludible en negociaciones de esa naturaleza. Pero ello no es la única anomalía en relación al tema de los mediadores. Para el autor, insistir en mantener la mediación de Chávez es inoperante pues no puede ser “mediador alguien que comparte el ideal de las FARC”: un mediador debe ser aceptado por ambas partes, y estas son las FARC y el gobierno colombiano; sin embargo Francia ha actuando “soslayando al gobierno colombiano”. Y concluye al respecto: a lo sumo, dadas las relaciones del presidente de Venezuela con la guerrilla, este podría ser facilitador, pero nunca mediador.

En relación a las FARC, subraya lo contradictorio de sus exigencias: por una parte exige como condición para el intercambio humanitario el reconocimiento como fuerza beligerante, cuando los métodos que emplea, el secuestro, está condenado por todas las instancias internacionales y las normas que rigen la guerra.

En cuanto a la actitud de Nicolás Sarkozy, el autor opina que al dársele prioridad a lo humanitario se clausura la instancia política. En relación a lo humanitario alude a los mensajes enviados por el presidente de Francia a “Monsieur Marulanda” y se pregunta: “¿Cómo comprender este llamado a alguien que viola sistemáticamente el derecho humanitario en aras de hacer triunfar su causa? ¿Ingenuidad o cálculo?”

En este punto el autor adopta una actitud tajantemente crítica y alude a la “instrumentalización mediática” del asunto de los rehenes en Francia. Saca a colación los aviones enviados por Francia (durante la presidencia de Chirac se envió un avión al Brasil, a la frontera con Colombia para rescatar a Ingrid Betancourt, y otro avión enviado últimamente por Sarkozy. (Francia tuvo que pedir disculpas al Brasil por no haber puesto en conocimiento al gobierno de esa incursión).

La conclusión del libro no puede ser más crítica hacia el gobierno, por lo que merece citarse:

“Es difícil creer en la ingenuidad de un hombre tan aguerrido políticamente como lo es Nicolas Sakozy. Como es también difícil creer que pudiese pensar que sus gestiones latino-americanas hubiesen podido saldarse por un resultado. Todo ello habiéndose realizado de manera pública, y habiéndose presentado bajo un ángulo muchas veces emocional en los grandes medios, la pregunta que uno puede plantearse  es la de una instrumentalización mediática, tradicional en Francia cuando se trata de rehenes. Ingrid Betancourt podría ser la víctima colateral de un gran espectáculo político, los diferentes ‘aviones encargados’ y otras ‘misiones médicas de urgencia’ tomando toda una parte en esta gesticulación”.

Sin que ello signifique restarle méritos al análisis, es necesario apuntar que también ha influido en la actitud de Francia, presiones de orden afectivo por parte de la familia de la secuestrada, lo que no se puede reprochar porque las familias de los rehenes viven un calvario atroz. Lo que si es cierto es que hasta ahora, cuando Francia ha tenido que enfrentar casos de franceses secuestrados, la diplomacia francesa ha sabido preservar el profesionalismo en aras a la eficacia, frente a las familias de los rehenes a las que no se les puede pedir, en circunstancias tan dolorosas, actúen como profesionales de la  política, aún habiéndolo sido.

Como se debe siempre tratar de ser justos, es necesario aclarar, que también los socialistas han sacado su tajada mediática con el caso. Ségolène Royal durante su campaña presidencial, no cesaba de declarar que el caso IB iba a ser una “prioridad para su gobierno”. Y el socialista, actual alcalde de París, con miras presidenciales, ha colocado un inmenso retrato de IB en la fachada del ayuntamiento con un letrero que reza “Ingrid Betancourt retenida (sic) en Colombia”. Lo de retenida, por supuesto, es un mensaje subliminal que de hecho exime de denunciar a las FARC: la postura adoptada por la izquierda francesa es que el culpable de la permanencia en estado de secuestro de IB es el presidente Álvaro Uribe y no las FARC. Con lo cual queda demostrado que se trata de un caso ejemplar de manipulación de un drama humano, cuyo cima se alcanzó cuando la cita en la selva a la que acudieron jefes de Estado, ministros embajadores y vedetes de Hollywood, organizada desde Caracas por la “revolución bolivariana”, que debía recepcionar a Ingrid Betancourt. Rara vez se ha alcanzado un grado de obscenidad semejante.

 *

 Especializada en etnopsicoanálisis e historia, consejera editorial de webarticulista.net,
autora de "Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia" (1982).
- Artículo publicado originalmente en el semanario ZETA


© Copyright 2007 - WebArticulista.net - Todos los Derechos Reservados.