El
jueves pasado (20 de noviembre) la opinión pública boliviana
fue conmocionada por las
imágenes
televisadas que mostraban a los “Ponchos Rojos”, - la
milicia indígena de Evo Morales- mientras golpeaban y
degollaban a varios perros.
Un ritual de paso macabro que
anunciaba al país la aplicación de la justicia comunitaria.
La implantación de este tipo de justicia es una
reivindicación que forma parte del proyecto de tendencia
abiertamente racista que cada día toma más cuerpo en Bolivia
que pretende un regreso al antiguo régimen existente antes
de la llegada de los europeos a América: el mítico
Tawuantinsuyo.
La tortura y muerte de los
animales se produjo en el curso de una concentración en el
altiplano, en el municipio de Achacachi, (80 Km. de La Paz)
en donde históricamente tienen ubicada su sede los “Poncho
rojos”. Los animales fueron amarrados y colgados con sogas
en unos arcos de madera. Luego fueron golpeados con palos,
antes de ser degollados y decapitados al mismo tiempo que el
grupo repetía como si se tratara de un mantra: “así como
agonizan estos perros, agonizarán los denominados cívicos de
Santa Cruz”; “Así como estos perros, ellos van a morir así”
e iban repitiendo los nombres de los prefectos y alcaldes de
Santa Cruz, y de las provincias que abogan por el respeto de
sus autonomías. Era una suerte de crónica de una muerte
anunciada y una manera singular de este grupo, aliado del
gobierno, de declararse en “pie de guerra” en defensa de la
Asamblea Constituyente, y también para anunciar que
marcharían armados a Sucre y que no dudarían en “derramar la
sangre” con este propósito.
De hecho la sangre corrió en
Sucre durante el fin de semana, en el curso de violentos
enfrentamientos entre estudiantes y habitantes de la ciudad
y la policía, con un saldo de tres muertos y de centenares
de heridos. Los manifestantes expresaban su oposición a la
constitución Política del Estado que fue aprobada en grande,
- lo que significa que todavía necesita la aprobación en
detalle y su revisión – en la sede del Liceo Militar de la
Glorieta en ausencia de los constituyentes de la oposición
que demostraban así su rechazo, sin lectura de los
artículos, sin que el texto fuera sometido a la opinión
pública.
Los sectores democráticos
repudian el proyecto oficialista que pretende darle
legitimidad constitucional a la creación de un Estado
socialista y a la presidencia vitalicia de Evo Morales. Por
su lado, el oficialismo considera el hecho como una
“victoria”, pero sólo ha logrado con ello movilizar todas la
s fuerzas democráticas en su contra.
La ola de violencia también ha
alcanzado a los medios de comunicación, y los gestos de
agresividad de la que son víctimas, son cada día más
inquietantes. En una concentración realizada en La Paz este
martes, en la que participaba Evo Morales, los grupos que le
son afines, gritaban contra los periodistas que cubrían el
evento”¡muera la prensa!”, de allí pasaron a las agresiones
físicas. El propio Evo Morales acusó a la prensa de
tergiversar la información. Un dirigente de El Alto advirtió
que se “iban a hacer cargo de todos los medios de
comunicación”. Mientras que continuaban los gritos “mueran
los medios de comunicación que no dicen la verdad”, y
arremetieron contra los periodistas con golpes de puños,
patadas y botellas, en particular contra los camarógrafos:
una cámara resultó con su lente rota. Los periodistas se
vieron obligados a huir. Luego los manifestantes se
trasladaron a la radio FIDES y pintarrajearon sus paredes:
“están advertidos”, “prensa al servicio de la oligarquía”.
Luego se dirigieron a la sede de la red Unitel, apedrearon
sus instalaciones y rompieron las ventanas al grito de
“cierren emisiones”. Se comprobó luego que se le habían
distribuido a los manifestantes, fotografías de sus
periodistas.
No debe olvidarse que la carrera
al poder de Evo Morales está marcada por la violencia. Tiene
en su haber la caída de dos gobiernos: el derrocamiento de
Sánchez de Losada y luego de Carlos Mesa; para lo que contó,
precisamente con el apoyo de los “Ponchos Rojos”, de allí
que al llegar al poder les encomendara la defensa de la
integridad del país, junto a las Fuerzas Armadas. En un acto
público, con asistencia del embajador de Cuba, les confirió
estatus militar y equiparó su misión con la del Ejército
regular. En su discurso de bienvenida a las autoridades, el
alcalde de Achacachi presentó a los Ponchos Rojos y expresó
que “Los ponchos rojos no son un disfraz, es la identidad de
la nación aymara, es el coraje de los hijos que nacemos en
el Collasuyo. Los ponchos rojos es un proyecto histórico de
Estado comunal. (…) No queremos autonomías departamentales,
(…) Ponchos Rojos plantea una autonomía comunal”.
En otro acto público, el actual
vice-presidente, Rodrigo García Linera, - el más radical en
cuanto a política etnicista, pese a ser el más blanco del
gobierno, perteneció al Ejército Guerrillero Tupac Katari -,
les recordaba a los “Ponchos Rojos” que con ellos ´”el había
aprendido a matar” y que tenían el deber de defender la
nacionalización de los hidrocarburos con su vida y las armas
y a enfrenar a la oligarquía para salvar la revolución
indígena.
En seis de las nueve regiones de
Bolivia, se realizará esta semana una huelga cívica general
contra el proyecto de Constitución. Se trata de las regiones
más prósperas del país, Pando, Santa Cruz, Tarija, Beni,
Cochabamaba, Chuquisaca.
De no cumplir el MAS con la
aprobación en detalle y la revisión requerida de la
Constitución, el gobierno de Morales abandona de hecho, la
vía democrática para la conducción de su proyecto político.
A nivel internacional, la figura de Evo Morales y de su
gobierno, comienzan a agotar el estado de gracia del que
gozaron hasta ahora y ya se ve con preocupación las
expresiones de radicalidad, de racismo, de violencia
alentadas por su gobierno.
Dándole continuación a la
técnica permanente de golpe de Estado contra las
instituciones el gobierno logró el quórum en el Congreso
para obtener el recorte de los ingresos que perciben las
prefecturas por concepto del “Impuesto Directo de
Hidrocarburos”: lo que significa que éstas pierden su
autonomía presupuestaria volviéndose dependientes del Estado
central lo que pone, de hecho, un termino a las autonomías.
El pretexto es el de invertir ese impuesto en la Ley
Universal de la Vejez, las autonomías consideran que los
medios para financiarla deben salir del presupuesto del
Estado. El quórum y el resultado de la votación se lograron
gracias a que una concentración de campesinos y de Ponchos
Rojos, impidió la entrada de diputados y congresistas de la
oposición.
El gobierno boliviano se inspira
del modelo venezolano que busca imponer Chávez en Venezuela,
el cual imita al cubano: muy coherente con el proyecto de
federación bolivariana que persigue instaurar Chávez n l
continente.
* |
Especializada en etnopsicoanálisis e historia,
consejera editorial de webarticulista.net,
autora de "Rigoberta Menchú
y así me nació la conciencia" (1982).
-
Artículo publicado originalmente en el semanario ZETA |