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Habló el padre y el hijo acató
por Elizabeth Burgos
viernes, 28 septiembre 2007


Fidel Castro que no toma ninguna iniciativa que no tenga un motivo preciso.

Su última aparición, transmitida en diferido por las ondas de la TV cubana, tenía por objeto, sin darse por aludido, demostrar que los insistentes rumores del exilio de Miami sobre su tan esperada muerte, una vez más eran falsos y que su capacidad intelectual estaba intacta.

Para ello, se lanzó en una larga reseña acerca de las memorias de la ex primera ministra Señora Thatcher y de las del célebre experto en materia financiera, el americano Alan Greenspan, lo cual le permitió, opinar sobre la crisis de la economía, las consecuencias del alto valor del euro con respecto al dólar, y fue sobre estos elementos que se centraron los medios de comunicación, pero poco caso le hicieron a los mensajes y versiones que estaba lanzando al mundo y en particular a sus aliados.

Haciendo uso de la técnica de la asociación libre que domina de manera magistral, por supuesto que trajo a colación sus propias memorias, “Cien horas con Fidel”, pues el no se iba a quedar rezagado y era una manera de decir que él se contaba entre los personajes más importantes del siglo XX. Enumeró las diversas lenguas en la que habían sido a traducidas, y apuntó el hecho de que la edición china, llevaba un prólogo suyo dirigido al pueblo chino. Hecho que da a comprender de que está dedicado a la tarea de la seducción de la China, el próximo modelo de comunismo que aplicará su régimen y el próximo imperio al cual se arrimará la isla, según la tradición de ésta de ponerse siempre al cobijo de algún imperio. Dio a entender, y con toda razón, que había sido un autor clave durante la Guerra Fría. Recordó el bombardeo nuclear sobre Hiroshima, y con toda razón el horror de ese acto cometido por el ejército de Estados Unidos. Seguidamente asoció con la crisis de los misiles en 1962, declarando que “nosotros también estuvimos a punto de sufrir el daño nuclear”. Demostrando una vez más su habilidad como forjador de versiones históricas, pues si alguien estuvo entonces a punto de sufrir el daño nuclear fueron los norteamericanos, pues mientras Kennedy y Jrushchov estaban negociando el retiro de los misiles, Fidel Castro enfurecido por la humillación que estaba sufriendo, pues la negociación se llevaba a cabo a espaldas suyas, pretendió que el comandante soviético que estaba al mando del equipo encargado del material nuclear, - los cubanos no podían ni siquiera acceder al lugar en donde estaban situados los misiles - diera la orden de disparar las cargas mortíferas, que apuntaban a diversas ciudades del territorio norteamericano que si fuesen disparados podrían causar la muerte de 80 millones de personas.

El tema más importante abordado y sobre el cual se extendió, que es su tema preferido, y el que conforma el pensamiento de Castro y al que poco caso se le hizo, fue el tema de la guerra, de las cuestiones de táctica y de estrategia y el de la “ideología como arma de guerra”, “la ideología es una de las armas, el hombre tiene que adaptarle a ella las otras armas”. La ideología, en el esquema castrista, se inculca en la escuela, es en ella en donde se forjarán los futuros guerreros que defenderán el régimen con su vida. En Cuba, se ideó el sistema de becas para alejar a los niños de la familia, en particular, los niños campesinos que eran traídos a La Habana y alojados en las mansiones dejadas vacías por los cubanos que habían huido, huyéndole al terror revolucionario. Allí se les impartía la ideología, al mismo tiempo, se les enseñaba el manejo de las armas.

Pero el tema sobre el cual puso el mayor acento, y el que más me intrigó fue el del insulto en política, y tal vez haya sido la razón principal de su aparición.

Textualmente dijo que él, Fidel Castro, “nunca había usado el insulto en política”, que “evito ofender todo lo que sea ofender por gusto” ; “un político no puede hacer cosas que signifiquen ofender por gusto a la gente”.

Aparte de no ser cierto, pues muchas veces ha insultado, es cierto, no por gusto, siempre ha habido una razón, por ejemplo, cuando trató a Mao de viejo chocho, de senil y a muchos otros de agentes de la CIA. También es cierto, que hasta cuando insulta lo hace con talento, con clase. Pero lo curioso es que estas declaraciones fueron hechas en vísperas de la reunión plenaria de las Naciones Unidas a la cual debía participar el teniente coronel Hugo Chávez, y también Nicolas Sarkozy. Éste, por la “obsesión que tiene Francia de liberar a Ingrid Betancourt”, según palabras textuales del presidente francés, le ha dado a su homologo venezolano una tribuna internacional inesperada, pues tras el cierre de RCTV el prestigio del bolivariano estaba por suelo. Fidel Castro, temeroso que la incontinencia verbal de su alumno, y lo soez de sus insultos, arruinara esta oportunidad dorada que le ha concedido Francia, como sucedió el año pasado, cuando le costó a Venezuela la pérdida de un sitio en el Consejo de Seguridad. Un Chávez insultando de nuevo a Bush y al “imperio” hubiese puesto en un aprieto al presidente francés, cuya voluntad es de reanudar relaciones equilibradas con Estados-Unidos, y hacer olvidar la postura de Francia con respecto a la guerra de Irak, y el antiamericanismo tradicional francés, de allí que escogiera el “imperio” como lugar de vacaciones este verano.

Lo extraño es que Fidel Castro no le haya hecho saber a su alumno que esta vez debía renunciar a la tribuna de Naciones Unidas debido a su propensión de “insultar por gusto”, y haya utilizado la vía de la TV. Vale la pena reflexionar acerca de este hecho, pues, repito, Fidel Castro nunca actúa por azar.
 

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 Especializada en etnopsicoanálisis e historia, consejera editorial de webarticulista.net,
autora de "Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia" (1982).
- Artículo publicado originalmente en el semanario ZETA


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