La
declaración del Ministro francés de relaciones exteriores,
Bernard Kouchner, indicando que el mundo debía prepararse
para “lo peor”, refiriéndose a la posibilidad de una guerra
con Irán si este persiste a negarse a suspender su programa
nuclear, puso en alerta la opinión pública internacional,
como también las cancillerías del mundo. En este caso, no se
trata una vez más, de una salida mediática según el estilo
desenvuelto del recién estrenado gobierno francés. La
postura del ministro de exteriores no debería sorprender
pues traduce, punto por punto, la posición ya expresada por
el presidente Sarkozy : el régimen de Iran debe acatar las
obligaciones del consejo de Seguridad si desea escapar a una
alternativa “catastrófica: la bomba iraní o el bombardeo de
Irán”. Tras el impacto causado por las declaraciones de
Bernard Kouchner, el primer Ministro François Fillon, les
dio su aval y confirmó que expresaban la postura del
gobierno de Sarkozy. La voluntad de Irán de dotarse de la
bomba nuclear es una preocupación que inquieta también a la
corriente que constituye el grupo mayoritario de oposición,
El Partido socialista. Es bueno recordar que durante su
campaña electoral Segolène Royal expresó su oposición a que
Irán se dotara de energía nuclear aunque fuera para
objetivos civiles pues (cito de memoria) “es muy fácil
utilizar el uranio destinado a centrales eléctricas en la
elaboración de bombas nucleares”.
Se conjetura acerca de las
razones de la intempestiva declaración del jefe de la
diplomacia francesa. Según algunos analistas, su postura se
deriva de una reciente gira que realizó en el Próximo
Oriente, en donde pudo percatarse de la influencia que ha
desarrollado Irán en la región, además de la amenaza que
significa para Israel, el cual Ahmadinejad ha declarado
varias veces, que debería ser borrado de la faz de la
tierra. Otros, opinan que las declaraciones de Kouchner
estaban destinadas a los países miembros de la Unión Europea
para que se sumen a Francia en la aplicación de sanciones
unilaterales a Irán, que Francia no consideraría
contradictorias con las sanciones votadas por el consejo de
Seguridad de la ONU. Tal parecería que el país europeo al
cual estaría destinado, en particular, la declaración del
ministro francés, sería Alemania que posee importantes
intereses económicos en Irán, y así lo ha comprendido la
prensa alemana, que se ha hecho eco unánimemente de las
declaraciones del ministro y las ha interpretado de esta
manera.
Un dato relevante también, es
que la declaraciones de Kouchner tienen lugar la víspera de
un viaje oficial suyo a Moscú; y como es sabido, Rusia, como
miembro del Consejo de Seguridad, no comparte la idea de
sancionar a Irán, y menos aún, la idea de aplicar sanciones
unilaterales por parte de Europa, y aboga porque se trabaje
sobre el caso de Irán en el marco de este organismo.
Precisamente, en el vuelo que lo
conducía ayer a Moscú, Kouchner, más que matizarlas, explicó
ante la prensa sus impactantes declaraciones del domingo.
Negando ser un guerrerista, dijo que se mensaje, es “un
mensaje de paz, de seriedad y de determinación”, pero que
quiso llamar la atención sobre la gravedad de la crisis en
torno a Irán cuyo papel en el contexto regional explosivo es
particularmente inquietante.” Expresó que la “peor situación
es la guerra, para evitarla la actitud francesa es la de
negociar hasta lo último. Sin temer a los obstáculos”
“Trabajar con nuestros amigos europeos, aplicando sanciones
creíbles”. “Si hay una resolución de la ONU, nos alegrará.
Si no la hay, nosotros construiremos, en todo caso,
sanciones.” Estas declaraciones parecen dar razón a quienes
opinan que Kouchner se dirigía sobre todo a los miembros de
la UE, en particular a Alemania, para apliquen sanciones
fuera del marco de la ONU, puesto que Rusia y China, se
muestran reticentes en cuanto a adoptar una nueva resolución
contra Irán. Se trata de un asunto que atañe directamente a
una Europa en donde prolifera el Islam, por lo que todo
cuanto suceda en el Medio Oriente tiene, indudablemente,
repercusión directa en el seno de la región. Un Irán dotado
del arma nuclear, se convertiría en el país de mayor peso
del Oriente, y acarrearía un desequilibrio internacional de
enormes proporciones. No tardaría en poner bajo su tutela, a
los gobiernos que no comulgan con el terror ni con el
integrismo religioso y constituiría una amenaza para los
países democráticos.
Cabe preguntarse hasta qué punto
está informado el ministro francés de la alianza del
presidente Chávez con el de Irán, y hasta qué punto, está
enterado de que las intenciones del primero con respecto a
América Latina, son las mismas que la del segundo en el
Oriente Medio. Que aunque el estilo del gobierno bolivariano
se asemeje más al espectáculo de un circo de pueblo, no deja
de constituir un peligro para la región.
* |
Especializada en etnopsicoanálisis e historia,
consejera editorial de webarticulista.net,
autora de "Rigoberta Menchú
y así me nació la conciencia" (1982).
-
Artículo publicado originalmente en el semanario ZETA |