En
vísperas de la última Asamblea General de Naciones Unidas
(septiembre 2007), el recluido Fidel Castro, - tras una de
esas desapariciones de varias semanas que suelen disparar
conjeturas acerca de su posible fallecimiento, resucitó como
de costumbre con una bien calculada aparición en la
televisión - tras haber opinado sobre temas diversos; las
memorias de Greenspan, las de la señora Thatcher, los tipos
de interés, el precio del dólar, y de haber explicado sus
teorías científicas acerca de los atentados de las Torres
Gemelas, de pronto asoció con algo que llamó la atención por
lo alejado de los temas que había estado abordando, además
de tratarse de una enorme mentira: “nunca he usado el
insulto en política”, “evito ofender, todo lo que sea
ofender por gusto”, “un político no puede hacer cosas que
signifiquen ofender por gusto a la gente”, declaró Castro en
aquella ocasión.
Hugo Chávez, quien el año
anterior, debido a los insultos que profirió contra el
presidente Bush, perdió el ansiado cargo en el Consejo de
Seguridad, que ya tenía garantizado mediante remuneración
previa a los votantes, (por cierto, me comentó entonces un
diputado socialista chileno que “Michelle (Bachelet) iba a
votar por Chávez y por culpa de las presiones de “los
reaccionarios de la Democracia Cristiana, no pudo hacerlo,
por lo que se vio obligada a abstenerse”.) Chávez, quien ya
había anunciado su presencia, sorpresivamente, a último
momento, hecho inaudito en alguien tan adicto a las
tribunas, decidió no asistir. Además, era una buena ocasión
para que se encontrara con Nicolás Sarkozy y adelantara
conversaciones con respecto a la “obsesión que tiene Francia
de liberar a Ingrid Betancourt”, según las palabras del
propio presidente galo. Pero, tal vez, fue por esa misma
razón que Castro intervino para disuadir a Chávez de acudir
a la reunión anual de la ONU, pues la incontinencia verbal
de su pupilo podía destruir el escenario que tan sabiamente
la diplomacia Chávez/Castro y los sectores afines a la FARC
en Colombia, habían ido edificando alrededor del estamento
de poder en Francia. Un salida extemporánea como la de
Santiago de Chile, ponía en peligro la relación con Sarkozy,
pues éste, aunque comparta con el venezolano la misma pasión
mediática, está sujeto a las normas de un Estado
democrático. Y aunque la diplomacia francesa se inspira en
axioma del general de Gaulle, de que los Estados no tienen
amigos sino intereses, Sarkozy sabe que hay límites que no
pueden ser sobrepasados. Lo curioso del hecho es ¿por qué
Castro escogió el método indirecto para disuadir a Chávez de
acudir a la cita de Nueva York, si se sabe que mantiene con
él comunicación telefónica permanente? Queda pendiente la
respuesta... tal vez el hijo predilecto trató de rebelarse y
acudir a la cita de Nueva York, pese a que el padre había
decidido otra cosa.
En todo caso, fue el Ministro
cubano de exteriores, Pérez Roque, quien acudió a la
Asamblea de la ONU y creó el acontecimiento, al anunciar la
buena nueva de que “Cuba estaba dispuesta a ceder su
soberanía y banderas en aras de la “Patria Grande”.
La Confederación Cuba-Venezuela
es la configuración geopolítica ideada por Castro y Hugo
Chávez para garantizar la perennidad del mesianismo
castrista y destinada a regir los destinos de América
Latina. Lo extraño es que un hecho de tal envergadura, que
atañe el futuro de la nación cubana, lo anunciara un simple
ministro, que no pertenece a las FAR, el estamento militar
que tiene en su manos el poder militar y económico de la
isla, y ni siquiera forma parte del estamento de los
históricos. Lo menos que se hubiese esperado es que tal
declaración, procediera de Raúl Castro, presidente
provisional, o lo más lógico, que Fidel Castro hubiese
enviado un documento escrito, puesto que ya no se desplaza.
No obstante, se han podido percibir matices en el seno de la
dirigencia cubana ante este asunto crucial y tal parece que
los partidarios de la Confederación Cuba-Venezuela se
encuentran en el clan de los civiles, el llamado “Grupo de
Apoyo” que rodea a Fidel Castro. (El primero en mencionar el
hecho de que Cuba tenía dos presidentes, refiriéndose a
Fidel Castro y a Hugo Chávez – ignorando la existencia de
Raúl Castro – fue hace unos meses Carlos Lage en Caracas).
Durante la visita oficial de Hugo Chávez a Cuba, iniciada el
12 de octubre pasado, en varias ocasiones se refirió en sus
intervenciones públicas a la “confederación” y a que en la
práctica los gobiernos de Cuba y Venezuela conforman una
sola entidad. Sin embargo, Raúl Castro, durante la firma de
una serie de nuevos acuerdos bilaterales entre ambos países,
se refirió a “unión e integración” que corresponde al
discurso que todos los gobernantes latinoamericanos han
adoptado para designar los planes de integración regional a
los que están abocados, y que lograron un impulso particular
durante las dos presidencias de Fernando Enrique Cardoso.
Este hecho demuestra las diferencias de percepción que se
perciben en el paréntesis en el que está sumergida Cuba,
mientras la figura totémica de Fidel Castro permanezca
reinando en el panorama cubano.
En todo caso, Hugo Chávez se
apresta a darle carácter constitucional a la Confederación
Cuba/Venezuela. Según Edgar C. Otálvora, analista de
relaciones internacionales, en un artículo del 7 de
noviembre, en el diario venezolano “El Nuevo País”, “La
fusión Cuba Venezuela en la nueva constitución” , se hace
eco del análisis del constitucionalista Adolfo Salgueiro
quien se ha dedicado al estudio de la reforma constitucional
que será sometida a referéndum el próximo 2 de diciembre en
Venezuela, quien revela que se incluyó entre las reformas
una cláusula que permita la figura del gobierno conjunto a
cuyos efectos se incluyó en el artículo153 la “Fundación de
Repúblicas que consoliden proyectos estructurantes de la
región” como una de las misiones que la República “promoverá
y favorecerá”. Según el doctor Salgueiro, ante el malestar
que causó dicha cláusula entre grupos chavistas, quienes
relacionaron el texto con las declaraciones de Chávez en La
Habana a propósito de fusión de ambos gobiernos, se borró lo
de “fundar Repúblicas”, pero se introdujo de manera
disimulada la misma idea: “la República promoverá la
“confederación” en América Latina”. Comparando las
declaraciones y matices del discurso de Chávez y de Raúl
Castro, Otálvora concluye sugiriendo que todo parece indicar
que ni Raúl Castro ni la casta militar que lo rodea
comulgarán con la fusión con Venezuela. La Confederación
sería entonces un proyecto de los civiles que rodean a Fidel
Castro y “quienes son los enlaces privilegiados con Chávez”
Volviendo a la cuestión de los
insultos, en aquella declaración Castro daba una vez más,
muestra de su conocida capacidad de reescritura de la
historia, pues si hay alguien que ha prodigado insultos y
utilizado métodos reprensibles en su trato con responsables
políticos, ha sido él: a Mao lo trató de viejo chocho, de
senil.
Por cierto a José María Aznar,
uno de los raros responsables políticos españoles que
mantuvo una actitud de enfrentamiento con él, en particular
en lo relativo a los Derechos Humanos, en una de las cumbres
ibero-americanas lo insultó tratándolo de “fuhrercito”. (No
es difícil adivinar de donde proceden los argumentos
empleados por Chávez en Santiago de Chile hacia Aznar.) Se
debe subrayar, que hasta la llegada de Aznar al gobierno de
España, Castro, desde 1959 había gozado de la magnanimidad
de todos los gobiernos de España. De Franco que le prodigó a
Castro una simpatía casi paternal pues consideraba que el
joven Castro vengaba a España de la afrenta que le infligió
Estados Unidos con la derrota de 1898, cuando España perdió
a Cuba. Los de izquierda por aquello que Peter Sloterdeijk
denomina la “auto amnistía de la izquierda” por lo de usar
un doble rasero para medir a las dictaduras según la
vocación ideológica a la cual éstas se acojan: para la
izquierda existen dictaduras buenas y dictaduras malas; y
por supuesto, el “anti americanismo obliga”.
Los insultos del teniente
coronel Hugo Chávez en Santiago de Chile a José María Aznar,
y a través de él, al gobierno de España, no fueron casuales.
Castro es rencoroso y es bien conocida la docilidad del
venezolano ante el caudillo cubano, pero tampoco es que
Castro, pese a sus signos evidentes de senilidad, y que
todavía haga gala de sus obsesiones, actúe a la ligera. Toda
movida de fichas que realice, corresponde a una jugada que
por lo menos le abra dos opciones de igual valor, que vayan
en pro de sus objetivos. Y me refiero a Castro en el
incidente de Santiago de Chile, porque quedó muy claro que
estaba orquestando el comportamiento de su pupilo. Basta
recordar la llamada telefónica que le hizo desde La Habana
al velódromo en donde se encontraba Hugo Chávez, junto a sus
socios (Evo Morales y Daniel Ortega), festejando con sus
aficionados, para felicitarlo por su “hazaña”. Y pese a la
cara que pusieron los funcionarios cubanos e incluso los
venezolanos durante el incidente, (el cubano Lage, el propio
Nicolás Maduro, la embajadora de Venezuela en Chile… el
único que parecía sereno era Pérez Roque). Fidel Castro le
ha dedicado al incidente de la Cumbre Iberoamericana sus
últimas “reflexiones” y amenaza con otra. En la primera
fechada del sábado 10, a las 6 y 02 pm, (suelen indicar la
fecha y la hora) publicada en el Granma del 11, dice que
“Con dolor profundo escucharía (el Che) los discursos que
desde posiciones tradicionales de izquierda se
pronunciaron”, comentarios seguramente dirigidos a los
presidentes alineados a la izquierda, pero que no pretenden
derrocar el capitalismo: Brasil, Uruguay, Chile. También
acusa a los de la derecha, de asumir posiciones igualmente
“tradicionales, haciendo concesiones a la supuesta
izquierda”. Es decir, no son radicales, son “tradicionales”,
por lo tanto, no poseen legitimidad. El discurso del
presidente de El Salvador, le provoca “nauseas”. En cambio
las palabras de Daniel Ortega, Evo Morales y por supuesto,
de Hugo Chávez, los unge con la santificación del
“guerrillero heroico” ; “orgullo sentiría (el Che) por sus
pronunciamientos, revolucionarios y valientes”. En la
segunda reflexión, escrita el 12 a las 4 y 45 pm, y
publicada en Granma el 13, emplea el discurso que luego ha
sido retomado, textualmente, por Hugo Chávez tras su regreso
de Chile en sus apariciones públicas en Venezuela,
prosiguiendo la guerra verbal contra España y el monarca
español: “Países saqueados durante siglos por el coloniaje y
el imperialismo”. El tono enfático, inspirado en la épica
martiana, que al oído contemporáneo suena en extremo cursi,
Fidel Castro, fiel a su impulso de doblegar la historia a su
imaginario embriagado por las hazañas, y su voluntad de
reescribirla , decreta que : “El sábado 10 pasará a la
historia de nuestra América como el día de la verdad”. Y los
insultos de Chávez a Aznar se convierten en “El Waterloo
ideológico cuando el Rey de España le preguntó a Chávez de
forma abrupta “¿Por qué no te callas?”, declaración
destinada a alimentar el ego patológico del teniente
coronel. No queda claro quién es el Napoleón de la historia.
Aún más, cuando afirma que: “El pueblo venezolano (…) se
estremeció al vivir de nuevo los días gloriosos de Bolívar”.
¡Pobre Bolívar! que para conquistar la gloria se vio
obligado a tantos esfuerzos: recorrer durante varios años la
Cordillera de Los Andes a caballo, dirigir batallas,
enfrentarse a enemigos, hoy, gracias a Fidel Castro, se
puede conquistar la misma gloria profiriendo un insulto. En
todo caso, este desvío sorprendente por la historia lo
coloca a la vanguardia de los autores más osados de la post
modernidad.
Cabe preguntarse las razones de
Castro para acosar de esa manera al gobierno de Rodríguez
Zapatero, si ha sido precisamente ese gobierno el que abogó
ante la Comunidad Europea para que ésta levantara la
sanciones contra Cuba tomadas a raíz de los fusilamientos de
los tres jóvenes que habían intentado secuestrar una
embarcación para huir a la Florida en 2004. Ante tan
horrendo hecho, el lobby castrista del Parlamento europeo
fue neutralizado y los demócratas pudieron al fin expresar
su solidaridad con la oposición cubana. Se organizaron foros
en Bruselas sobre el tema de Cuba y lo derechos humanos. Se
le otorgaron premios a organismos que en la isla luchan por
esos derechos. Con la llegada al gobierno de Rodríguez
Zapatero, España aboga ante la UE para que se vuelva al
estatus anterior, pues “es mejor mantener el diálogo”. Los
europeos aceptaron, se levantaron las sanciones contra Cuba
y se volvió a la actitud de siempre; el régimen cubano
persiste en la represión y las instancias comunitarias
continúan aguantando los desplantes de sus funcionarios.
Un dato a tener en cuenta; no es
Cuba sino Venezuela que se enfrenta con España. Y allí
radica una de las movidas del juego. Es cierto que Castro
nunca pone en riesgo a Cuba, y si se toma en cuenta la
situación actual de la isla, - regida por un gobierno
provisorio a la espera de la partida definitiva del
patriarca - , el incidente de la Cumbre, parecería haber
sido una decisión emanada directamente de Fidel Castro,
secundado por el “Grupo de Apoyo”, el grupo de elite que lo
rodea; jóvenes formados por Fidel Castro, que poseen poder
en la medida en que son sus perros de presa, guardianes de
la ortodoxia mesiánica del castrismo, pero que cuando ocurra
su desaparición quedarán en la orfandad, de allí la
importancia de su alianza con Chávez, quien les aseguraría
su sobrevivencia. Mientras, el acercamiento con Estados
Unidos está planteado, o por lo menos es el deseo que ha
manifestado Raúl Castro en varias ocasiones, y por parte de
Washington, si bien no hay rechazo optan por la cautela; -
como cautela es también la que ha observado hacia el
gobierno de Hugo Chávez, pese a la imagen contraria que dan
los medios, que aceptan la versión de Chávez de la “guerra a
muerte del imperio contra él” -, Fidel Castro, busca
inmediatamente un contrincante de substitución y le echa
leña al fuego en el continente para que se prenda una guerra
contra Europa. Si se pierde un enemigo, se debe buscar otro.
El castrismo se legitima en la confrontación. De allí que la
actitud hacia España, asumida por Chávez, tenga varias
lecturas.
1 – Al haber alcanzado las FARC
el estatus de entidad beligerante, gracias a la intervención
de Francia que abrió el juego que estaba detenido entre el
gobierno de Uribe y las FARC por el asunto de los rehenes,
lo que en realidad ha sucedido es que Chávez no ha servido
de mediador para ayudar a Francia a obtener la liberación de
Ingrid Betancourt como se cree, sino más bien le ha servido
de mediador a las FARC para que éstas alcancen ese estatus,
y sean admitidas como una fuerza política con todas las de
la ley. Hoy, esa meta política la han alcanzado. Hoy
Venezuela enarbola públicamente un papel que hasta ahora
ejercía de manera disimulada; el de zona de despeje y sede
diplomática de las FARC, y éstas aparecen en el panorama
internacional, detentando la ventajosa postura de ser
solicitadas por Francia, uno de los países más importantes
de la Unión Europea. A los planes de largo plazo del binomio
Castro/Chávez, y aún menos a las FARC, les conviene de
manera inmediata la liberación de Ingrid Betancourt.
Mantenerla prisionera significa alargar el plazo de la
negociación, lo que le otorga a las FARC la posibilidad de
ganar tiempo, durante el cual irán montando su propia
maquinaria electoral, mediante grupos y personalidades que
le son afines, y estar preparadas para el momento de la
campaña electoral, cuando el mandato del presidente Uribe
llegue a su término. Este parecería ser el trasfondo de la
mediación del presidente venezolano que parece haber
convencido a las FARC de que se “dejen de hacer guerrilla y
ganen elecciones como yo”. Mientras duran las negociaciones,
las FARC podrán desplazarse, establecer contactos políticos,
hacerse de un nuevo rostro que no esté mancillado por su
condición de narco-guerrilla.
Es muy posible que la liberación
de Ingrid Betancourt intervenga en el transcurso de la
campaña electoral. Será un golpe maestro, pues en lugar de
considerárseles culpables a las FARC de crimen contra la
humanidad, como debería ser considerado el secuestro, se les
admirará y agradecerá por haber liberado a la más célebre de
las centenas de rehenes que tienen bajo sus garras. Y como
en este mundo en el que la manipulación mediática pone a los
individuos en estado de histeria permanente, pese a los
sentimientos democráticos de la mayoría de los colombianos,
no sería imposible que el próximo gobierno que acceda al
poder en ese país, sea afín a las FARC; por lo menos, ese es
el sueño que abrigan Castro y Chávez. Si cae Colombia,
suerte de isla protectora que mantiene frenado el sueño
mesiánico del caudillo venezolano de repetir la gesta
bolivariana, además de contar con una salida al Pacífico y
así poder sustituir a su principal cliente y venderle el
petróleo a la China, ya no será la confederación
Cuba-Venezuela, porque se le agregará Colombia, Ecuador y
Bolivia. Quedando, por ahora, pendiente el Perú, en donde la
apuesta electoral del ex teniente-coronel Ollanta Humala fue
prematura, porque no contaba con un equipo político y menos
con un aparato que le permitiera imponerse, además que las
declaraciones de apoyo de Hugo Chávez, le dieron el tiro de
gracia; como también a López Obrador por lo que en las
últimas contiendas electorales, el venezolano haya observado
una discreción total; no intervino en las elecciones de
Guatemala, ni de la Argentina, tampoco en las de El
Salvador, en donde financia al candidato de extrema
izquierda.
Por el momento, gracias a la
ayuda de Hugo Chávez, Humala se dedica a construir un
movimiento político con el que piensa dentro de tres años,
volver a la contienda electoral. El discurso neo racista de
Humala le otorga un ascendiente incontestable entre los
rangos inferiores del ejército integrados por indígenas,
igualmente en la zona del Cuzco. La agenda pendiente con el
mundo indígena, sus justas y comprensibles reivindicaciones,
pueden ser fácilmente manipuladas por un discurso teñido de
racismo, que es el objetivo de las declaraciones anti
españolas de Chávez y de Castro, y el sacar de nuevo a
relucir la conquista, y actualizar la leyenda negra, son
signos de que la cuestión racial, estará cada día más
presente en la agenda castro/chavista. En Bolivia, el
oficialismo niega el mestizaje y divide al país en dos
bandos raciales, colocando al país al borde de la guerra
civil. En las manifestaciones del oficialismo en Venezuela,
cada día se hacen más ostensibles las pancartas contra los
“hijos de los europeos”. Las propiedades de españoles,
portugueses e italianos, son invadidas, y saqueadas, sin que
por cierto, según las quejas de la víctimas, la embajada de
España en Venezuela, le prodigue mucha atención a esos
hechos.
En todo caso, mantener la
beligerancia con un país de la Unión Europea como parece ser
la intención Chávez con España, crea un malestar que no
actúa en pro de las negociaciones destinadas a solucionar el
problema de los rehenes, pues como vimos, prolongarlas ayuda
a los planes geopolíticos de Castro/Chávez, al mismo tiempo,
que exacerba el sentimiento racista que peligrosamente cada
día cobra más fuerza en Bolivia, y que fue la base de sostén
del movimiento de Ollanta Humala en las pasada elecciones en
el Perú. Aunque es muy posible que Francia, en donde a la
“Leyenda Negra” se le da la vigencia de verdad histórica, lo
que es un ardid inconsciente para evitar mirar hacia su
propio pasado colonial, el conflicto entre Venezuela y
España, puede abogar en pro del establecimiento de una
relación preferencial del gobierno venezolano con el de
Francia. En otras palabras, que Francia aproveche la ocasión
y pase a ocupar el sitio que hoy ocupa España en materia de
inversiones.
2 – El tema de la XVII Cumbre
Iberoamericana fue el de “instalar en el centro de las
políticas y materializar, la cohesión social” y promover un
“nuevo pacto social para construir sociedades más justas e
inclusivas”. El aporte de la Presidenta de Chile, Michelle
Bachelet, en esta configuración, ha sido determinante. Y es
allí en donde radica el disgusto de Fidel Castro y la
rabieta del teniente-coronel.
Cuando Fidel Castro propugnaba
el dogma de la lucha armada, la elección de un socialista a
la presidencia de la República, como fue el caso de Allende,
constituyó un hecho insoportable para el cubano, pues
desvirtuaba el dogma de la lucha armada como único medio de
acceder al poder, y operar cambios sociales. De allí que se
dedicara a imposibilitarle la vida a Allende, de impedirle
gobernar, incitando a las fuerzas radicales chilenas a
polarizar la situación con el fin de acosar al presidente y
conducirlo al estallido de la guerra civil. Ya sabemos cómo
terminó Allende y el precio que han pagado los chilenos. Del
golpe de Estado de Pinochet, se puede afirmar sin complejos
que no sólo son culpables los militares chilenos. En ese
sentido, Joaquín Villalobos afirma, que en el caso chileno,
la política de Nixon y la de Castro se complementaban.
Hoy, en lugar de guerrillas, el
castrismo recurre al golpe de Estado institucional mediante
las técnicas de la democracia y se arroga el monopolio de
hablar en nombre de los pobres del mundo. De allí el que un
grupo de presidentes, en el marco del sistema capitalista,
decidan llevar a cabo políticas sociales, es inadmisible
para él, pues le quitan el monopolio que intenta ejercer
Hugo Chávez con su socialismo del Siglo XXI en el
continente, que al igual que en el pasado el dogma de la
lucha armada, hoy lo ofrece como dogma único para “salvar al
mundo”. Que se demuestre que se pueden llevar a cabo
políticas sociales en el marco de un Estado de derecho y de
régimen capitalista, le quita toda legitimidad al proyecto
chavista de allí la voluntad de hacer fracasar la Cumbre.
El consenso buscado por la
presidenta Bachelet obraba en pro de abrir el camino para
que al fin, América Latina abandone el papel de víctima, y
de eterna plañidera, y sobrepase la interminable queja por
los “quinientos años”, y se decida de una vez a ser
competitiva en materia tecnológica, y, como todos los países
que avanzan y se desarrollan, midiéndose con el resto del
mundo. Después de todo, Estados Unidos también fue colonia
europea, y nunca se queja de que Inglaterra se beneficiara
de sus riquezas, y es hoy además, la primera potencia
mundial.
* |
Especializada en etnopsicoanálisis e historia,
consejera editorial de webarticulista.net,
autora de "Rigoberta Menchú
y así me nació la conciencia" (1982).
-
Artículo publicado originalmente en el semanario ZETA |