Tras
el impacto causado por el movimiento estudiantil, se estaba
logrando el establecimiento de una agenda para debatir ideas
entre los universitarios de bandos contrarios: los
oficialistas, identificados con el régimen y los que abogan
por la libertad de expresión y la autonomía universitaria.
Un debate ya se había concertado entre ambos en el recinto
universitario. El representante de los estudiantes
oficialistas, inopinadamente lo canceló.
El presidente de la República,
teniente coronel Hugo Chávez, viajó sorpresivamente la
víspera a Cuba, según el parte oficial, acudió a una reunión
de “trabajo” con su alter ego Fidel Castro. Una
manifestación de estudiantes toma la Plaza Venezuela en
apoyo al gobierno de Hugo Chávez “dispuestos a participar de
manera activa en defensa de nuestra soberanía ante los
planes del imperio”. La relación de causa a efecto entre
estos acontecimientos, no debe dejar dudas, no es fortuita.
La reacción de repudio
internacional hacia el régimen ante el cierre de RCTV, la
irrupción inesperada del movimiento estudiantil abogando por
la libertad de expresión, y por la autonomía universitaria
hicieron retroceder al régimen. El movimiento estudiantil
impuso un inesperado protagonismo ante la opinión pública, y
retomó espacios urbanos que habían sido monopolizados por
bandas del oficialismo y hasta logró expresarse en la
Asamblea Nacional.
Es de imaginar la preocupación de Fidel Castro al observar
la decisión de los jóvenes universitarios haciéndole frente
a la policía antidisturbios. Imagino los recuerdos que le
asaltaron al ver en la pantalla de la TV a un joven de
apellido vasco, estudiante de abogacía que mide más de 1.90.
El sabe del arrojo que se tiene a esa edad, en particular si
se posee una formación universitaria que enseñe la valía y
el manejo de las instituciones, como es la carrera de las
leyes. El mayor impacto fue cuando escuchó el discurso que
pronunciara el joven universitario en la Asamblea Nacional.
Allí tiene que haber recordado también la misma osadía,
cuando pronunció durante el juicio que se le siguió por
sedición tras el Ataque al Cuartel Moncada, su célebre “La
historia me absolverá”.
Decidió convocar al
teniente-coronel Hugo Chávez para explicarle que en una
escalada, “cuando el contrincante da el primer paso, se le
debe responder con el paso número sesenta, puesto que de lo
que se trata es de sorprender al enemigo y vaciar el acceso
de una sola vez”.
Que eso de “permitir que le estén ganando terreno en la
calle, en la Asamblea Nacional, monopolio absoluto oficial y
hasta de pretender tener espacio en los medios oficialistas,
era una soberana estupidez, porque así iba a terminar
abdicando” y no podría realizar el proyecto
socialista-pretoriano que se propuesto; no es el momento de
debilitarse, sobre todo en estos momentos cuando ya se ha
ido logrando debilitar la figura de Uribe gracias a la
acción interna de los grupos de presión, y a la de los
gobiernos europeos, y cuando ya las FARC están convencidas
de dejarse de guerrillas y han decidido tomar el poder
legalmente en las próximas elecciones y así se completa el
eje bolivariano.
Pero se debe actuar con cuidado,
porque si muere un estudiante universitario a manos de la
policía el escándalo será mayúsculo y hasta los chavistas
protestarían. Venezuela no es una isla como Cuba, ni un país
continente como la China, y Tlatelolco sucedió en plena
guerra fría, y no existían las conexiones de ahora. No, no
se puede mandar a la policía, a los que hay que mandar es a
los universitarios bolivarianos a defender su revolución.
Nada de debates en las
universidades y menos en la TV, nada de buscar consensos
mínimos: una revolución significa el todo o la nada. Los
estudiantes bolivarianos deben ponerse en pie de guerra y
aniquilar ese movimiento de “burguesitos
contrarrevolucionarios”. Contamos con suficientes muchachos
entrenados que pueden hacerles frente.
Ya verás, cuando manden a unos
cuantos al hospital, o los bolivarianos no los dejen
penetrar en las aulas, van a reflexionar. Es cuando se debe
aprovechar la coyuntura y proponer el lanzamiento de un
“candidato de unidad” para que lidere todo el movimiento
estudiantil, todas las federaciones universitarias. Se hará
una campaña usando la famosa frase de Bolívar, esa de que
“se consolide la unión”. Así como hicimos en Cuba, pues en
1959 tampoco los estudiantes estaban de acuerdo con el cese
de la Autonomía universitaria, pero ya en septiembre de 1959
estaba la Universidad bajo control del gobierno. Claro, el
líder que se oponía, que por cierto era del 26 de julio,
pero católico, Pedro Luís Boitel, estuvo tres meses sin
comer en la cárcel, en huelga de hambre, murió y no pasó
nada.
Se debe encontrar un candidato
afecto al régimen, pero que aparentemente observe distancia
y cierta neutralidad, que tenga carisma. Esa campaña se debe
hacer en nombre de la unidad, para que cesen los
enfrentamientos. Los padres van a apoyar, porque son
sensibles a los peligros que puedan correr los hijos y
querrán que cesen los enfrentamientos. Los opinadores de
siempre van a apoyar la medida, ya sabes los cómodos que son
los venezolanos que les cansan los problemas.
Ya están pidiendo a los
universitarios que no vayan a la TV, que dialoguen
discretamente en los claustros, que trasciendan el debate
ideológico, cuando ese es el mayor peligro para nosotros,
puesto que están logrando las simpatías de la mayoría del
país”. No se precisa de mucha imaginación para tener la
certeza de que esos fueron las palabras que se escucharon en
la guarida que abriga al Primer Ministro, Primer secretario
del Partido Comunista y Comandante en Jefe, mientras le
hacía la lección al que ha delegado en Venezuela. Se debe
tener la certeza de que el presidente, teniente-coronel Hugo
Chávez regresará de La Habana lleno de consejos y de
disposiciones.
Quienes abogan por el diálogo
civilizado, llevado a cabo en la discreción de los
claustros, siguen ignorando que el golpe de Estado
permanente contra las instituciones no acepta treguas, menos
aún el diálogo entre visiones contrarias, porque el
“proyecto” requiere mantener a los afectos en estado de
movilización permanente. El régimen cubano pronto cumplirá
medio siglo, porque nunca ha cesado de mantener a la
población movilizada, luchando contra alguien, aún contra
enemigos inventados, como el famoso imperio imaginario que
pretende atacar a Venezuela.
La garantía de la continuidad de
la misión que se ha impartido el movimiento estudiantil
democrático venezolano, es la continuidad de sus acciones
haciendo escuchar la solidez de sus argumentos y la
fundamentación constitucional de sus reivindicaciones, en la
mayor parte de espacios, tanto públicos, como en los medios.
Y sobre todo, evitando las provocaciones que busquen
inducirlos a la violencia. Pero deben estar muy conscientes
del escenario que pronto entrará en acción.
* |
Especializada en etnopsicoanálisis e historia,
consejera editorial de webarticulista.net,
autora de "Rigoberta Menchú
y así me nació la conciencia" (1982).
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Artículo publicado originalmente en el semanario ZETA |