Ese
cadáver al revés, es el
título del libro que acaba de publicar Bernard Henri Lévy, (BHL,
sigla con la que se le designa comúnmente) el más mediático,
de los intelectuales franceses contemporáneos que se
caracteriza por sus tomas de posición tajantes cuando se
apasiona por un tema. Durante los años 70, fue el animador
más activo del grupo de “Los Nuevos Filósofos”, que junto a
André Glucksman, Jean Paul Dollé et Alain Finkielkraut,
desarrollaron una crítica de la escolástica marxista y de
los totalitarismos comunistas que imperaban aún, durante los
años 70-80. Procedentes ellos mismos del marxismo, su
crítica tuvo un hondo impacto en el medio intelectual, y
desde entonces se dedican a la crítica de los errores de la
izquierda, desde una postura de izquierda. Denuncian cuanto
totalitarismo o conflicto armado o demostraciones de racismo
surge en el mundo, en particular BHL, que fue el primero en
denunciar a la dictadura castrista. La campaña que
desarrolló por la liberación del cubano Armando Valladares,
concluyó exitosamente, pues el presidente François
Mitterrand, ante la vehemencia de la campaña que se
desarrolló en Francia, se vio obligado a interceder ante
Fidel Castro, obteniendo su liberación. También, es el único
intelectual de renombre que en Francia ha hecho un llamado
de atención acerca de la inclinación totalitaria del
gobierno de Venezuela.
BHL se
implicó de manera resuelta en la última campaña electoral
apoyando a Ségolène Royal.
Hoy aparece
de nuevo ocupando las primeras páginas de los medios y según
su talante, de manera impactante, ejerciendo su talento de
crítico radical, Ese cadáver al revés, título también
impactante, tomado del prólogo de Jean Paul Sartre a la obra
de Paul Nizan, Aden Arabie publicado en 1960.
Sorpresivamente, pues BHL posee todas las características
del hombre de izquierda “sarkocompatible”, - como se les
llama a los militantes socialistas que han aceptado formar
parte del gobierno de Nicolas Sarkozy, como su amigo Bernard
Kouchner, ex ministro socialista – el libro de BHL es una
crítica acerba de la derecha, pero también de la izquierda,
demostrando su fidelidad a la denuncia de todo oscurantismo.
De la
izquierda critica su arcaísmo, su descomposición política y
moral, su indigencia ideológica, inspirándose de Sartre que
comparó a la izquierda hace cincuenta años, a “un gran
cadáver al revés en el que ya habían gusanos”. BHL intenta
aclarar cuál es la enfermedad que aqueja a la izquierda,
cuáles son los síntomas, las causas de esa enfermedad. Según
el autor, la izquierda francesa y en el resto del mundo
durante el siglo XX, se enfrentó a una primera tentación
totalitaria que fue la idea del comunismo, de la cual se ha
emancipado. Pero hoy, en los comienzos del siglo XXI, esta
enfrenta una nueva tentación totalitaria cuya singularidad
es que su temática e inspiración proceden de la derecha,
incluso de la extrema derecha. No duda en calificar la
tendencia de izquierda nacionalista liderada por el ex
ministro socialista, Jean-Pierre Chevenement, ferviente
admirador del teniente-coronel Hugo Chávez, de “izquierda de
derecha, incluso de extrema derecha, que se inspira del peor
populismo de extrema derecha”.
El autor
aboga por una refundación de la izquierda, que más allá de
las batallas intestinas, se percate los verdaderos retos que
a nivel planetario acarrea tal postura, porque por el
momento la izquierda se “deshonra cuando se opone al
liberalismo siendo éste parte de su herencia, de deshonra
cuando hace campaña contra la Constitución europea, cuando
ostenta el peor-antiamericanismo, se deshonra cuando un ex
primer ministro socialista publica un libro destinado en
gran parte a destruir la imagen de Ségolène Royal”. Opuesto
a la guerra de Irak, crítico acerbo del presidente Bush, no
obstante es gran admirador de la democracia y de las
instituciones de Estados Unidos.
Pero no es
sólo la izquierda quien sale fustigada de esta obra. Las
medidas tomadas por el gobierno en su intento de controlar
la inmigración clandestina, BHL las considera “odiosas”. Se
rebela contra la imposición de cuotas geográficas de
inmigrantes, de “hecho cuotas étnicas”. Denuncia al ministro
de la Inmigración cuando convoca a los prefectos exigiéndole
cuotas de expulsión de inmigrantes indocumentados,
violentando los valores de la Francia republicana y de los
valores humanos. Admite la necesidad de resolver el problema
de la inmigración clandestina, pero recuerda que en política
los símbolos pueden ser terribles. La imposición de una ley
que obliga a pasar un test de ADN para probar la filiación
de los familiares de inmigrantes ya residentes en Francia,
acogiéndose a la política de la reunificación familiar,
recuerda las leyes genéticas empleadas en momentos trágicos,
todavía vivos en la memoria europea, en Alemania, pese a que
ese método ha sido ya adoptado por un gran número de países
europeos, en particular los nórdicos, particularmente
sensibles a los derechos humanos.
Pero en
donde estalló la polémica, con visos de enfrentamiento con
el primer consejero del presidente francés, Henri Guaino, -
que es un hecho público, - incluso admitido por él – es
autor de los discursos del presidente - fue cuando BHL
criticó y calificó de racista, el discurso pronunciado por
Nicolas Sarkozy en Dakar en el que, pese a la crítica
rotunda del colonialismo, se emitían opiniones “insultantes
acerca de la mentalidad africana”. Según BHL, no le quedan
dudas acerca del anti-racismo del presidente francés que se
limitó a “leer el discurso de su consejero; discurso
paternalista y racista”. Éste último, herido en su amor
propio, emitió públicamente opiniones despectivas acerca de
BHL que tal vez sea la primea vez en la historia de la V
República, que un personaje situado a ese nivel del Estado,
se haya atrevido a hacer: “Ese pendejito pretencioso no me
interesa; él no ama a Francia. La baba le pende de los
labios y el odio le exuda por todas partes”. La falta de
amor por Francia, es un argumento que alude, seguramente, al
origen judío de BHL. Por su parte, BHL declara que “siente
en el aire algo nauseabundo”.
Parece que
el estado de gracia del gobierno de Nicolas Sarkozy, por lo
menos en lo que se refiere al medio intelectual, está
tocando a su término.
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Especializada en etnopsicoanálisis e historia,
consejera editorial de webarticulista.net,
autora de "Rigoberta Menchú
y así me nació la conciencia" (1982).
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Artículo publicado originalmente en el semanario ZETA |