Bush:
¿4 años más? -
por Luis DE LION
jueves, 28 octubre 2004
A
decir por las encuestas Bush sería reelecto por un mínimo margen
el próximo 2 de noviembre. El papel que juegan hoy los Estados
Unidos en su lucha mundial contra el terrorismo, es decir la
política exterior norteamericana será por primera vez tema
decisivo en unas elecciones presidenciales. Sin embargo, si el
resto del mundo votara ganaría Kerry
por un amplio margen, la explicación a ésta paradoja se encuentra
dentro del singular mapa electoral norteamericano el cual a fin de
cuentas es el que decide.
40 años atrás la base, el voto duro demócrata se encontraba en el
llamado mundo de los blue collars, es decir los obreros de
las fábricas, cuyos sindicatos apoyaban completamente al partido
demócrata. En la actualidad los blue collars, están en una
constante regresión numérica. Otra importante base demócrata lo
constituían las poblaciones del deep south, es decir el sur
tradicional donde los blancos votaban por el partido demócrata,
puesto que los republicanos seguían siendo vistos como los Yankees
de la guerra de secesión. Estas tendencias han ido cambiando, en
el 2000 Al Gore no ganó en ninguno de los estados del sur, ni
siquiera en su estado de origen, y en las recientes primarias
demócratas Dick Gephard con muchos simpatizantes dentro de los
actuales blue collars, debió abandonar desde el caucus
de Iowa.
Otra base históricamente importante para los demócratas lo
constituían la minorías étnicas, en los 70 los asiáticos y mas
recientemente los hispanos. Los segundos se interesan mucho más
que los primeros, por el espíritu redistributivo de la riqueza que
practican los demócratas. Sin embargo, los valores morales de los
hispanos son fundamentalmente conservadores. En consecuencia, la
cada vez mayor integración de hispanos dentro de la llamada
middle class americana, confirma que estos se terminan
identificando con los republicanos, aunque sondeos y estudios
sociológicos digan lo contrario.
En
cuanto a los afroamericanos, estos siguen votando mayoritariamente
demócrata, pero no confían en el sifrino personaje que Kerry
encarna, razón por la cual el candidato demócrata se ha visto en
la urgencia de llamar al convaleciente, pero muy popular Bill
Clinton para que éste le atraiga votos. Así mismo, son muchos los
afroamericanos que perciben a Jesse
Jackson y Al Shaprton como extremistas dentro del partido
demócrata. Otro importante grupo de afroamericanos, más
integrados, y participes del sistema norteamericano de la
meritocracia, perciben a los republicanos Condoleeza Rice y Colin
Powell como ejemplos a seguir.
Así las cosas, la base más sólida, el voto duro en la actualidad
para los demócratas lo conforman los nostálgicos de mayo del 68,
los adeptos del politically correct, los universitarios, en
particular de los departamentos de literatura y sociología, en los
principales editorialistas del New York Times, en los young
urban professionals, en fin por aquéllos que David Brooks
llama los bobos (bourgeois bohemians), antiguos
hippies y pacifistas de los años Vietnam, convertidos hoy en
expertos en informática y business, pero que sin embargo siguen
pegados a sus ideas simples del pasado, peace and love.
Viven en las grandes ciudades; New York, Boston, Los Angeles, San
Francisco, Seattle, Chicago y en la región de Saint-Paul en
Mineapolis. Sus iconos son Michael Moore, Paul Krugman, Noam
Chomsky, Susan Sontag y Naomí Klein, entre otros. Pero al mismo
tiempo, dentro de dicho segmento de la población abundan los
abstencionistas.
¿Cuál es el país de Bush?
Lo constituye todo el resto, la llamada América profunda, es decir
la parte despreciada, incomprendida y detestada, como escribiera
Michael Barone, en “Hard America, Soft America”. Se trata
de gente que cree en Dios, con profundos valores familiares, que
cultivan la tierra y que cuando Bush les habla del mal, no se
hacen mayores preguntas en cuanto a la relatividad entre el bien y
el mal, pero que sí tienen muy claro la diferencia entre una
dictadura y una democracia. El país de Bush, es el del american
way of life y sus iconos son; Willa Carther y Tom Clancy, la
música country, living in the promised land, cantada por
Willie Nelson, only in America por Brooks & Dunn y las
carreras de carros categoría Nascar.
Otro lugar importante en ésta campaña lo ocupa la fe religiosa,
todas las confesiones son atractivas para ambos campos y en ese
sentido tanto Bush desde siempre, así como últimamente Kerry no
han dudado en sus respectivos discursos en invocar a Dios.
Por último, está la figura del tercer candidato, Ralph Nader, el
historiador Richard Hofstadter, en su libro “The age of the
reform” compara a los candidatos independientes con las
abejas, que mueren luego de haber picado a sus adversarios. En el
2000, el discurso de Nader era antimundializador y proteccionista,
de esa manera le quitó votos a Al Gore. En la actualidad Kerry ha
hecho de dichos temas parte importante de su campaña, en
particular cuando critica el tratado de libre comercio con México.
Ya veremos si el discurso proteccionista genera votos.
En cuanto a la percepción que de los candidatos los electores se
hacen, los bobos consideran a Bush como un iletrado niño
rico texano y la América profunda percibe a Kerry como un
multimillonario, snob y de izquierda. En el fondo Kerry, no es lo
que parece, y luego de salir bien parado en los debates
televisivos, la prensa se está haciendo una mejor percepción del
personaje. Así como tampoco Bush, es el iletrado que muchos creen,
Bush es un diplomado de Yale.
Ya en
la recta final de la campaña electoral, los republicanos insisten
en sacarle provecho al miedo post 11-S y los demócratas traen a
Clinton cual apagafuegos. Y hoy más
que nunca, la Norteamérica profunda no comprende a la otra parte y
viceversa.
En medio de todas esas diferencias, la opinión pública
internacional, así como el grueso de la opinión pública
norteamericana, convergen en el credo de anything but Bush,
lo cual condenaría a la otra opción, es decir al partido demócrata
como un cuerpo político vacío de ideas e indirectamente se estaría
nuevamente menospreciando al importante electorado que representa
la América profunda.
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