Arafat y Bush en la historia -
Ted Córdova-Claure
martes,
16 noviembre 2004
Una
de las primeras tonterías que dijo Bush, al comenzar su segundo
periodo, es que él nunca se había visto cara a cara con Arafat
porque nunca lo dejo venir a Washington, dijo jactanciosamente
mientras el líder palestino agonizaba en Francia.
Arafat, históricamente, es para los palestinos, lo que George
Washington es para EE.UU. o Simón Bolívar para varias naciones
suramericanas. Pero, ya está claro, en su visión obtusa de la
historia y su estilo político maniqueo y prepotente, Bush no podía
entender eso aunque si lo comprendieron otros presidentes de la
superpotencia, como James Carter Y Bill Clinton. Y esa comprensión
llevó al principio básico de la solución del problema del Oriente
Medio en los términos de la formula del líder israelí Isaac Rabin
de “territorio por paz”, que sigue vigente.
El
mundo entero, comenzando por la prensa norteamericana, sabe que
Bush se repite en decir tonterías o conceptos erráticos que han
sido bautizados como ”Bushims”(Bushadas).
Fuerzas de la represión israelí han matado a centenares de
palestinos en estas décadas del liderato de Arafat, pero es obvio
que la dirigencia del estado judío prefería ver muerto o
políticamente destruido al líder palestino.
Yasser Arafat, quien poco a poco, en una lucha paciente y
corajuda, estaba logrando la independencia para su pueblo, era el
David palestino contra el Goliat israelí. Una lucha desigual, pero
justa. Como fue justa la lucha de los judíos del éxodo post II
guerra mundial contra el dominio británico de Palestina, para
lograr que el mundo, por una resolución de Naciones Unidas,
reconociera al estado de Israel en 1948. Fue una lucha en la cual
actuaron organizaciones judías como Hagana y Stern, que
recurrieron a métodos terroristas, tanto o mas que los atribuidos
a la OLP de Arafat.
Arafat no fue un líder muy comprendido en el mundo. En su difícil
posición, no siempre optó por decisiones acertadas. Después de los
acuerdos de Oslo de 1993, que definían la coexistencia territorial
de dos estados, uno israelí y otro palestino, rechazó en
Washington una oferta del Yehud Barak de los territorios de Gaza y
la ribera Oeste del río Jordan, el West Bank, que, en la practica,
es el actual territorio palestino. Y ésta era formula con el
respaldo del presidente Clinton.
Y
es que el jefe histórico de los palestinos, con su estilo
tranquilo y dubitativo, ya había logrado bastante - burla,
burlando -, para su pueblo, al punto que, en toda la
globalización, de Washington a Moscú, de Londres a París y hasta
el propio Knesset-parlamento israelí- en Jerusalén, ya se
considera la independencia de un estado palestino, con el cual una
mayoría d la opinión pública de Israel, espera vivir lado a lado,
como buenos vecinos, en paz y seguridad, tal como lo proponía el
gran general y líder israelí Isaac Rabin y ha propiciado la
paciente gestión medidora de la Presidencia de Estados Unidos,
desde hace varios años, cuando el presidente Jimmy Carter reunió
al presidente Sadat de Egipto y al primer ministro Menájem Begin
de Israel en Camp David.
En
los últimos años, el progreso de la paz clintoniana fue lento.
Arafat, antes denunciado como un peligroso terrorista, pasó a ser
frecuente visitante de la Casa Blanca, y se dio la mano con por lo
menos cuatro jefes de gobierno de Israel - Rabin, Peres, Netanyahu
y Barak-, justamente a instancia de Clinton.
La
paz que se logre, será gracias a la paciencia de Clinton y la
perseverancia de Arafat . Y el realismo de lideres israelíes como
Rabin y Barak. Solución a la cual se está sumando hasta Sharon. El
miope histórico Bush (el hijo), sigue la corriente del
determinismo histórico. Al negarse a mirarse cara a cara con
Arafat solo quedó como figura marginal de la Historia.
¿Fue
otra bushada - o burrada - mas?
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