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Entre viejos y nuevos partidos políticos
por Luis DE LION

martes, 21 septiembre 2004


Faltando menos de dos meses para las elecciones regionales, el panorama que ofrecen los partidos políticos, bien sean estos viejos o nuevos, no necesariamente se corresponde con las interrogantes y las expectativas que ante la grave crisis de gobernabilidad, el electorado en su totalidad se hace.

Básicamente lo que la mayoría de los venezolanos desea es: educación, salud, empleo y seguridad; en fin aspiraciones antiguas y a todas luces evidentes, pero las organizaciones políticas, en su mayoría parecieran no tomar en cuenta dichos deseos. Mientras, un presidente buen comunicador y hábil vendedor de fórmulas vacías, ocupa el espacio y de una manera poco gloriosa, lanza a realazo limpio las misiones, que en el fondo están destinadas a valorizar la imagen misma del presidente. 

Dicho esto, encontramos que los principales partidos políticos – de gobierno y de oposición – se han convertido en organizaciones incapaces de conformar una estructura socio-política, capaz de contener la locura del populismo chavista. 

 

El desolador paisaje de las organizaciones políticas tradicionales.

 

AD y COPEI, siguen inmersos en un irreversible estado de coma, una vida vegetal, a la cual solo una eutanasia política le pondría fin.  

El MAS, todavía tiene abiertas las heridas, que cicatrizan con dificultad, producto del harakiri político que para dicha organización constituyó apoyar a Chávez en el 98. En la actualidad el MAS, ocupa amplios espacios – no se sabe con cual fin - dentro del cascarón de lo que quedó de la Coordinadora Democrática, espacios por cierto compartidos con el partido Unión.

El MVR, si bien es un partido joven, el mismo ha logrado aglutinar y absorber en muy poco tiempo y de manera sorprendente, todos los vicios y mañas de los partidos tradicionales.

De un salto de talanquera de la disidencia chavista nació Solidaridad, grupo político éste que estuvo a punto de equilibrar las fuerzas entre gobierno y oposición dentro de la Asamblea.

Por su parte Proyecto Venezuela, posee un candidato presidenciable, algo positivo, pero insuficiente.

El PPT convertido en partido de gobierno, con sus ministros y su presencia desde lo más alto de PDVSA, lo convirtió igualmente en un partido clientelista, inmerso en los más grandes escándalos de corrupción de la Revolución bonita. 

 

La oposición solo produce partidos clase media.

 

Primero Justicia, si bien nació de una costilla de COPEI, con el tiempo se ha consolidado como una compacta y prometedora fuerza política; sin embargo sus principales cuadros dirigentes lo conforman jóvenes políticos, que paradójicamente guardan silencio en cuanto a temas de vanguardia e ideas modernas (juventud, ecología, control de natalidad, igualdad de sexos, globalización, terrorismo, libre mercado, drogas, etc.) un toque de locura socio-político le vendría muy bien a PJ.

Tras el fracaso político que constituyó el paro petrolero, nace Gente del Petróleo, una organización política, cuyo principal handicap, es su conformación clasista y excluyente, lo cual no impidió que GdP tuviera un importante peso dentro del cogollo de la CD.

Mas tarde surge Súmate, como el primer partido político High-Tech. Muchas computadoras, muchos sistemas, al tiempo que sus líderes esgrimen sus respectivos Currículo Vitae, como una automática garantía de buena gestión política. En fin, por muy embrionario o sifrino que un partido sea, no sería mala idea que comenzaran a comunicar cuales son sus ideas y pensamientos.

Súmate y GDP, insistirán en que son solo unas organizaciones civiles, pero eso a éstas alturas no se lo cree nadie.

 

El chavismo promueve partidos armados y bolivarianos.

 

Del lado del movimiento bolivariano-chavista, surgen igualmente organizaciones políticas. Partidos que si bien lucen huérfanos de ideas, sin embargo están muy bien equipados en armamento y en consecuencia su propuesta es eminentemente violenta. Tal es el caso del partido Unidad Popular Venezolana, que preside Lina Ron, un partido al mejor estilo de otros que existen en Colombia, Palestina y el Congo.

Igualmente surge el Movimiento Cívico Militante, del militar golpista Yoel Acosta Chirinos, un partido que se reivindica bolivariano, mas no chavista.

Para ambos movimientos la violencia siempre ha sido un medio banal a través del cual expresan sus opiniones.

Al mismo tiempo, boom petrolero y fraudulenta victoria electoral mediante, han hecho que Hugo Chávez se vuelva repentinamente interesante, tanto para banqueros como empresarios nacionales. Y previos acuerdos y asociaciones económicas por delante, no tardarán en formarse los verdaderos partidos políticos de la clase media chavista. Aquello de la Clase Media en Positivo era una rochela.

 

¿Quedan espacios intermedios?

 

Tras el desolador paisaje de los partidos tradicionales, los principales medios de comunicación pretendieron colonizar dicho territorio. En el 98 - salvo contadas excepciones – los medios en su mayoría acompañaron a Hugo Chávez, finalizada – como era de esperarse - de manera abrupta y traumática la luna de miel, los principales medios se autoerigieron en operadores políticos, al tiempo que les tocó combatir con valentía los embates feroces de Frankestein en Miraflores.

Y para distraer un poco a la fiera, se focalizaron en otorgarle a los líderes de los nacientes partidos de oposición clase media, una popularidad forzada, por no decir ficticia. De esa manera, se descuidó y no se le otorgó de forma equitativa una tribuna, a aquéllos espacios intermedios, que por su fragilidad pasaron desapercibidos para las mayorías. Me refiero a grupos como: Visión Emergente, Liderazgo y Visión y Un Solo Pueblo, entre otros.

La principal tarea de dichos grupos ha sido la de sacudirse de las pintorescas figuras que parasitan la escena política nacional desde hace ya demasiado tiempo; y así poder transmitir mejor y a un mayor numero de personas sus ideas y planteamientos. De allí sobresalen jóvenes personalidades como Cipriano Heredia y William Ojeda, éste último para algunos representa una suerte de Toledito venezolano.

 

Así las cosas, podemos concluir que sí existen espacios intermedios, pero para que las mayorías volteen su mirada y fijen su interés hacia las opciones emergentes, el raciocinio socio-político del país en su totalidad tiene que volver a la normalidad. 

Un primer paso, en ese sentido sería que la dirigencia de oposición se percate que Venezuela es mucho más grande que lo que la clase media representa. Y por su parte, que el chavismo desde su seno deje de producir organizaciones pseudopolíticas, con fines puramente violentos, militaristas y bolivarianos.  Imprima el artículo Subir Página