Mientras en los Estados Unidos
se devanan los sesos tratando de buscar una solución a la
grave crisis financiera que padece, pareciera que ningún
otro problema importante existiera en el continente. Pero si
bien es cierto que los malos manejos de ciertas
instituciones financieras han producido todo tipo de
situaciones, este no es el único problema a su alrededor.
Por mucho que algunos quieran ocultarlo, la América Latina
está en convulsión; y quiéranlo o no, tarde o temprano
estará en ebullición. Adicionalmente a la crisis financiera
que también colapsará a los mercados latinoamericanos,
muchos de los países de este continente están viviendo su
propio infierno. Unos como Argentina y Venezuela, según los
entendidos sufrirán más profundamente la crisis económica
como consecuencia de la debacle financiera mundial. Esto
ocasionará serios problemas sociales. La Sra. Presidenta de
Argentina ya por fin lo ha reconocido; el presidente
venezolano no quiere verlo. Nicaragua desde hace tiempo
viene aquejando infinidad de problemas políticos; el último
de ellos se produjo hace unos meses por las denuncias de
fraude de las elecciones municipales hechas por parte de la
oposición y de la totalidad de los observadores
internacionales allí presentes. Como consecuencia de esto el
gobierno Norteamericano ha decidido suspender la ayuda
económica que desde hace años había venido facilitándole al
país más pobre de este continente después de Haití.
Bolivia, la cual a pesar del triunfo de su jefe de estado en
el referéndum en su contra y en la aprobación de una nueva
Constitución, no ha logrado garantizar ni la paz social ni
mucho menos el bienestar de los bolivianos. Eso lo
demuestran la cantidad de manifestaciones públicas,
acompañadas de verdaderas batallas campales que
prácticamente todas las semanas se producen en ese país.
Por su parte Ecuador el cual a raíz de sus persistentes
discusiones con Colombia respecto al ataque al campamento
guerrillero de las FARC, en vez de demostrar la violación a
su soberanía, más bien lo coloca a nivel mundial en
entredicho respecto a su amistad con el fallecido comandante
guerrillero Raúl Reyes. Todo esto mientras la economía de
ese país, sustentada en la producción petrolera, se viene
erosionando en la misma proporción en que los precios del
petróleo continúan bajando.
Costa Rica, Guatemala, Honduras, El Salvador y la misma
Nicaragua, cuyas economías no sólo se basan en el desarrollo
interno de esos países, sino en las remesas que sus
ciudadanos, fundamentalmente en los Estados Unidos, envían a
sus familiares, en donde ambos sistemas se resentirán y con
ello crecerá el descontento social. Adicionalmente al
aspecto económico, a pocas horas de las elecciones
presidenciales en El Salvador crece la preocupación en el
ambiente; y es que en ese país, y a pesar de la subida en
las encuestas del candidato del gobierno, no hay razón para
suponer que el candidato izquierdista Mauricio Funes (FMLN)
-que ha liderado las encuestas durante todo un año- vaya a
perderlas.
Perú con sus viejos problemas económicos, los cuales se
agravarán con la crisis, y que el veterano presidente Alan
García no ha podido contener.. Estos problemas han derivado
en profundas diferencias sociales y caos político los cuales
han servido como caldo de cultivo para la ya permanente
injerencia de Venezuela en los asuntos internos de ese país.
Colombia con su guerra civil no declarada en donde no
obstante las bajas que su gobierno ha podido producir a los
grupos irregulares, guerrilleros y paramilitares, dichas
organizaciones impiden el normal desarrollo del país. Esto
sin contar la delicada posición en la cual se encuentra el
gobierno Colombiano, sabiendo de la colaboración que el
gobierno venezolano le facilita a las organizaciones
guerrilleras y teniendo que mantener sus relaciones
diplomáticas con éste, por la dependencia económica y por la
cercanía entre ambas naciones.
Los países del Mercosur (Brasil, Chile, Uruguay y Paraguay)
con sus “barbas en remojo” por la secuela financiera, si
bien los dos primeros con muchas mayores posibilidades de
afrontarla que los otros; y por último Haití con una pobreza
tal, que paradójicamente para este país probablemente la
situación financiera mundial no implique ningún cambio
adicional a su situación.
Pero el caso de Venezuela es emblemático. Hace solamente
tres semanas este país vivió otro proceso electoral; en este
caso para discutir la posibilidad de reelección indefinida
de los candidatos electos por elección popular. Después de
este referéndum constitucional, en donde el presidente
venezolano obtuvo la garantía de una candidatura
presidencial de por vida, este ya no tiene nada qué ocultar.
A menos de 24 horas que el organismo electoral había
declarado el triunfo del gobierno, ya se comenzaba a hacer
público el reclamo por parte de los trabajadores para hacer
respetar sus derechos adquiridos. No estamos hablando de
trabajadores opositores sino de miembros del estado
venezolano.
No habían terminado de extenderse estas denuncias, cuando ya
el gobierno venezolano, bajo el más puro sistema Stalinista,
ordenaba la ocupación militar de ciertas empresas
productoras de arroz alegando violaciones a la ley. Este
simple hecho sirve para demostrar la anarquía que se vive en
Venezuela; en donde por una presunta violación a la ley por
parte de algunas empresas, en vez de aplicar la ley y
sancionarlas de acuerdo a ésta, el presidente de la
República, con autoridad omnipotente, decide el envío de un
convoy militar para resolver la situación. Claro mensaje
para los potenciales inversionistas y eventuales productores
en ese país, sobre todo en un momento en que los distintos
gobiernos de la América Latina han coincidido en reconocer
que la mejor manera de afrontar la crisis financiera es
mediante la búsqueda de inversiones capaces de crear
desarrollo económico y de generar empleo.
Por si esto fuera poco, el Jefe de Estado venezolano amenazó
con la expropiación de las empresas que se nieguen a
producir los bienes y servicios en la forma que el gobierno
ha establecido. No importa si hay razones sensibles, como la
falta de seguridad jurídica, o la ausencia de insumos
industriales para no producir. “Ese no es problema del
gobierno” ha dicho el presidente; y “quien no cumpla con la
ley perderá sus empresas”. En igual circunstancias se
encuentran las haciendas, fincas y en general las
propiedades que a juicio de un organismo llamado “INTI”
posean lo que han denominado “latifundios”. Así, los
poseedores de tierras, que “a juicio” de dicho organismo no
cumplan con el mandato, según la justicia bolivariana, las
perderán.
Pero esto no queda aquí; en el caso de los trabajadores que
decidan quejarse por el incumplimiento de sus
reivindicaciones salariales por parte del Estado y ejercer
su derecho a huelga, el mismo jefe de estado ya los ha
amenazado con la cárcel.
Y así a la velocidad de la luz, el gobierno de Venezuela ha
decidido cambiarles la vida a los venezolanos. Hace tres
semanas, Caracas, la capital, se encontraba dirigida por el
Alcalde Metropolitano, una figura creada por el mismo
gobierno Chavista hace 8 años, en donde se le otorgaban al
nuevo funcionario la mayoría de las atribuciones que poseía
el Gobernador del Distrito Federal (Cuyo cargo fue
eliminado). Hoy en día la figura del Alcalde resulta
prácticamente de adorno en vista de que las competencias
anteriormente existentes han sido transferidas
progresivamente al poder central. Actualmente la Asamblea
Nacional se encuentra discutiendo una modificación a la ley
que creó dicha figura con el objeto de colocar por encima de
su competencia a un funcionario a ser designado por el
presidente de la República. Demás está decir que todo este
atropello se hace en vista de que el mencionado funcionario
es uno de los pocos logros de la oposición en las pasadas
elecciones regionales.
En fin, que poco a poco los venezolanos están empezando a
conocerse. Son muchos los que se dan cuenta de la diferencia
de tratamiento que existe de parte de las autoridades cuando
a quien hay que aplicarle la ley pertenece al gobierno o a
la oposición. Cada día hay más gente que se da cuenta de la
trampa en la cual ellos mismos han caído; y tal y como lo
acaba de reconocer el presidente de la organización
empresarial más importante de Venezuela (FEDECAMARAS) “como
que hay algunos empresarios opositores que pareciera se
benefician del gobierno”. De igual modo, representantes de
sindicatos afectos al gobierno bolivariano, ya están
empezando a quejarse del “maltrato del presidente Chávez a
la clase trabajadora en general”. Parece mentira que no se
hubieran dado cuenta antes y que sea ahora, después de
otorgarle un cheque en blanco al presidente de la República
para que los gobierne para siempre que sea vox populi el
preguntarse: ¿Y ahora qué?