Me
informan que en la cena del pasado Lunes en Miraflores, en la que
compartieron mesa Chávez y Carter, la discusión principal no
radicó en convencer al presidente Chávez, que la oposición había
recogido las firmas necesarias luego de la jornada de reparos. En
realidad, mientras se tomaban el aperitivo, Carter con cifras en
mano le habría preguntado cara a cara a Chávez, que cual era su
miedo, visto que la oposición no era tan fuerte como la pintan.
Entre desarmado y encantado por el comentario, una vez que
sirvieron de entrada una canoa de tequeños de esos que no
chorrean, ni la grasa, ni el queso; el presidente Chávez ya había
cambiado completamente su actitud agresiva y empalagosa con la que
pretendía marear a Carter, por lo que la historia de las
clonaciones y el propio Chávez se volvieron una mantequilla, luego
de la bombita que le acababa de pitchear Carter.
Cuando sirvieron el primer plato, Carter le recordó al presidente
Chávez aquél encuentro en que le pidió que no hiciera trampas. Do
you remember president Chávez?. Yes, yes, le contestó un aún
desarmado y ya sin apetito Hugo Chávez. Desde aquél entonces hasta
hoy en mis numeritos, dice Carter, las cosas no han cambiado too
much que se diga, usted Chávez, sigue teniendo un 30% en los
sondeos, algo muy valioso, por cierto que si yo hubiera contado
con ese porcentaje en las elecciones del 80, no me hubiera ganado
el asshole de Reagan.
Que
un digno representante del gran Satán, miembro del hall de la fama
de los presidentes norteamericanos, le lance esas flores a Hugo
Chávez, representa mucho mas que el trabajo de todos los lobbistas
de Washington reunidos.
Inmediatamente, Chávez buscando
corresponder los halagos, mandó a servirle mas queso parmesano a
los fetuccines negros salteados con calamares del presidente
Carter; ¿dígame mister president quiere que mande ya mismo a bajar
los precios del petróleo? ¿tiene usted una finca en Venezuela,
para ordenar que no se la allanen?
Un
imperturbable Carter, mientras limpiaba su plato con un trozo de
pan, fue más lejos en su comentario y le dijo a Chávez; ese guy
Ayacucho no está chévere, no te conviene.
Ok,
ok, aigare (I got it) usted se refiere al comando Ayacucho,
responde Chávez, no se preocupe mister Carter, so ta listo, el
Ismael García is out, es un jasbin (has been).
Veo
que usted ha hecho grandes progresos con el inglés, dice Carter
continuando con los halagos; es que de tanto leer el Financial
Times, aquí en Palacio con Diosdado he aprendido mucho, le
responde Chávez, es mas ¿sabía usted que Illinois, se pronuncia
Illinoi, sin las s al final?
Carter inconmovible, una vez servido el postre, y mirando
nuevamente a Chávez, le dice usted necesita súmate; coño éste se
me rascó con el poncigue que le servimos de aperitivo, dijo Chávez
en voz baja; claro que sí presidente Chávez – continua Carter - tu
debes and need contarte chico, ya en un tono mas familiar y
buscando Carter corregir el error que acababa de cometer, al
confundir en su escaso español súmate con contarte. Ah claro,
entre risas y gesticulando como un ventilador, Chávez vuelto una
gelatina, le dijo a Carter, rápidamente retomando el tono
familiar, vale chico me asustaste con lo de súmate.
Así
las cosas, con un dejo informal terminaba la cena en Miraflores;
al día siguiente Carter amaneció en el CNE diciendo que todo
estaba chévere y Chávez volvía a jugar softball como en los buenos
tiempos.
Y
era tanta la confianza en sí mismo que el presidente Chávez nos
tubeó y hasta se tubeó él mismo, al anunciarnos al final de la
caimanera, que la oposición había recogido las firmas necesarias,
pero eso sí, solo por un pelín.
Una
vez retirados los periodistas, Chávez le dijo a Jessie, brother
póngase duro que Chávez is back, mañana mismo comenzamos la
campaña por el revocatorio, ¿dónde está Miquilena que no lo veo
por aquí? dile a Hiram Gaviria que pase por Miraflores, llámate a
Alfredo Peña, a Angela Zago y a Napoleón y pídeles que me hagan
otra vez la segunda con su gente de El Nacional y Venevisión, y
ésta noche voy con Juan Barreto al programa de Isa Dobles. Llámame
a Virginia Contreras, a Elechiguerra y al gordo Escarrá, tú no ves
que esa es la gente que me hizo ganar las elecciones. Dile a Reyna
Lucero que se ponga las alpargatas. Al panita Arias Cárdenas, lo
llamo yo mismo, ese carajo es mas fiel que rintintin, y con tal de
ser otra vez gobernador del Zulia, hace lo que sea por mí.
Pero
presidente, interrumpe Jessie Chacón, eso va a ser muy difícil, el
país ha cambiado; no seas pendejo Jessie, le increpa Chávez, tu no
viste a los de la oposición que dizque y que son mayoría y mira
tú, lo que les costó reunir 2 millones cuatrocientas mil piches
firmas, esos carajos son flojazos, lo que les gusta es salir en
televisión.
Presidente, y le pongo en contacto con Irene Sáez y con Marypili,
le pregunta el ministro Chacón; coño Jessie, tu quieres que
Marisabel se me cuaimatice en plena campaña; por cierto que ésta
noche ceno con la guara, para cuadrar con ella su trabajo en el
comando.
Al
final Jessie con cierto temor pregunta, mi comandante y ¿Fidel?,
¿cuál Fidel chico?, responde Chávez; presidente Fidel Castro; ah
coño el viejito – acota Chávez -, no vale ni lo llames ese carajo
le tiene un culillo loco a las campañas y a las elecciones,
dejémoslo tranquilo, que una vez que hayamos ganado el
revocatorio, yo mismo lo llamo, tu verás se va a volver a quedar
loco conmigo.
No
te preocupes Jessie, deja el miedo brother, no te olvides que para
ésta campaña tenemos billete como arroz.
