La
disponibilidad, cortesía y modestia, de Jarno Trulli, desde
siempre lo convirtieron en el consentido de los periodistas que
cubrimos la Fórmula 1; y dicha simpatía merecía traducirse en
victoria, la cual finalmente se produjo éste domingo en el
histórico y prestigioso Gran Premio de Mónaco.
Además, el triunfo de Trulli
y su Renault, se produjeron a lo largo de una animada carrera, de
esas que hacía rato no presenciábamos. Si bien, Schumacher se
había convertido en el héroe imbatible de la temporada 2004, y el
público no podía ocultar su aburrimiento, felizmente el resto de
los pilotos de la Fórmula 1, quienes hasta ayer se habían
convertido en teloneros de Schumacher y la Ferrari, decidieron
alzarse y demostraron que también tienen talento.
Trulli, Button y Alonso, con
sus respectivas brillantes calificaciones obtenidas el sábado,
estaban dándonos un abreboca, además que las estadísticas señalan
que el 60% de los pilotos que hacen la pole en Mónaco, ganan la
carrera.
Y es que desde que se
dio la partida, hubo emoción con la arrancada del kamikaze Sato
que sorprendió a Schumacher, mientras los dos Renault y el BAR
Honda parecían desprenderse en la punta. Sin embargo, la explosión
del motor Honda de Sato, provocó un accidente del cual salió
indemne Fisichella. De allí en adelante, Schumacher comenzó a
recuperar posiciones realizando en varias ocasiones la vuelta más
rápida, y todo parecía indicar que el final sería el mismo de las
5 carreras previas de la temporada.
Sin embargo, se
desencadenaron una serie de eventualidades que le otorgaron a la
carrera un inusitado suspenso y emoción. Primero fue Ralf, quien
hizo que Alonso en la vuelta 42, estrellara su Renault en el túnel
a más de 300 km/h, provocando nuevamente la salida del safety
car, ocasión que Trulli aprovechó para entrar a pits y
¿adivinen quien se coloca a la cabeza de la carrera?
A la altura de la
vuelta numero 46, cuando el safety car se apresta a quitar
la pista, el público se pone de pie, y ve salir del túnel al líder
Michael Schumacher, pero con la parte delantera
de su Ferrari
completamente destruida.
¿No querían emoción?
Resulta que la manía que tiene Schumi, de frenar y acelerar
bruscamente siempre que está detrás del carro de seguridad, en
ésta ocasión la gracia, se le convirtió en trampa, cuando provocó
que Montoya le llegara justo en la rueda trasera izquierda del
Ferrari, situación en principio un tanto confusa pero que
finalmente los jueces de la FIA clasificaron como un simple hecho
de la carrera misma.
Será en otra ocasión
que Schumacher iguale el record de seis victorias obtenidas en
Mónaco por Ayrton Senna; así como también se acabó el zapatero que
Schumi pretendía darle al resto de sus compañeros en ésta
temporada 2004.
Así las cosas, el
principito Trulli una vez que se quitó de encima la amenaza del
rey alemán, conservó la concentración y condujo su Renault hasta
la meta, para de esa manera en el Gran Premio numero 118 de su
carrera, obtener su primera victoria.
