Como
un irónico tributo ante el altar de la diosa “Democracia
Participativa” debe ser considerada la promulgación, por
parte de Chacumbele, de 26 decretos con fuerza de ley,
dentro del marco de la Ley Habilitante. Nadie supo nada de
ellos con anticipación, nadie debatió sobre sus contenidos y
ni siquiera hoy sería posible hacerlo porque nadie conoce
los textos de las leyes, que no han sido publicados. Es el
colmo de los colmos. Un verdadero acto de piratería, en
todas las acepciones del término.
Desde la coloquial venezolana, que denomina “piratería” toda
acción improvisada, carente de sustentación en cualesquiera
sean las reglas de juego, por lo general abusiva y
aventurera hasta la del diccionario: robo o destrucción de
bienes ajenos, acción clandestina y no autorizada. Todas las
reglas procedimentales para la elaboración y promulgación de
leyes han sido violentadas por este sátrapa en que se viene
convirtiendo cada vez a mayor velocidad Hugo Chávez.
Lo de los procedimientos no es irrelevante. Todo lo
contrario. En la democracia las formas constituyen parte
íntima del fondo de las cosas. Cuando se violentan las
formas se violenta el fondo.
Una ley no puede ser promulgada en secreto; tiene que ser
conocida antes de su entrada en vigencia y debe ser debatida
tanto por la opinión pública (sobre todo si hablamos de
“democracia participativa”) y por el parlamento. La Ley
Habilitante no excusa a la Asamblea Nacional de conocer y
aprobar las leyes que el Ejecutivo presenta dentro del marco
de aquella.
Incluso si, como en nuestro caso, el presidente tiene la
absoluta seguridad de que un parlamento abyecto, como la
actual AN, le garantiza la aprobación de cualquier capricho,
la formalidad de llevar las leyes a su seno no debe ser
obviada. Ni siquiera el desprecio absoluto que Chacumbele
siente por la bancada servil y adulante del PSUV lo autoriza
a soslayar el trámite parlamentario. De las 26 leyes la
única que medio se conoce es la que reforma la Ley de la
FAN.
Esta reforma es completamente inconstitucional. Una ley no
puede pasar por encima de la Constitución. Una ley no puede
cambiar el nombre de la institución castrense, que en la
Constitución es el de Fuerza Armada Nacional. El cognomento
de “Bolivariana” es absolutamente contrario al texto magno,
como lo es la creación por ley de la Milicia Bolivariana,
porque la Constitución reconoce sólo cuatro componentes de
la FAN y no cinco. Lo que Chacumbele está haciendo es ir a
contrapelo del voto que rechazó la reforma constitucional,
donde se planteaban precisamente estos cambios en relación a
la FAN. Hugo Chávez está tratando de violar a la República.
¿Se lo vamos a permitir?
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Artículo
publicado originalmente en el vespertino
Tal Cual |