A pesar de los continuos ataques del régimen del teniente
coronel, las elecciones primarias se realizarán el 12 de
febrero sin traumas y en un ambiente signado por la
coexistencia pacífica entre los cinco participantes que
quedan en la contienda. De acuerdo con los datos
proporcionados por las encuestadoras más importantes, la
elección se dirimirá entre Pablo Pérez -actual gobernador
del estado Zulia, apoyado por una coalición de partidos
entre los que se encuentran Un Nuevo Tiempo (UNT), Acción
Democrática (AD) y el partido socialcristiano COPEI- y
Henrique Capriles Radonsky –gobernador del estado Miranda,
candidato de Primero Justicia, un grupo de pequeñas
organizaciones y Leopoldo López y su Voluntad Popular.
Seguramente hará un papel decoroso María Corina Machado,
candidata independiente en cuyo currículo se encuentra haber
presidido SÚMATE. Más atrás quedarán los otros aspirantes,
Diego Arria y Pablo Medina, cuyas opciones no han logrado
atraer al electorado, al menos según los datos que se
desprenden de los sondeos de opinión.
El
compromiso de los aspirantes y partidos, refrendado una y
otra vez, consiste en que el abanderado que resulte
triunfador contará con el respaldo activo y entusiasta de
los demás, con sus respectivas organizaciones, durante la
campaña electoral. Este acuerdo se ratificó con la firma, el
23 de enero, de un programa de gobierno que sintetiza las
aspiraciones comunes de todos los candidatos. La fecha
escogida para la celebración del acto no fue azarosa. Ese
día se cumplieron 54 años de la caída de la última dictadura
que se instaló en Venezuela, la de Marco Pérez Jiménez. El
gobierno que se instale el 10 de enero del venidero año
posee una hoja de ruta con todas las coordenadas señaladas.
Los
sondeos de opinión no son uniformes en cuento a la intención
del voto en las primarias. Los pronósticos van desde señalar
que participará 10% del padrón electoral, hasta indicar que
lo hará alrededor de 30%. Cualquier cifra por encima del
promedio mundial -10%- sería excelente para la democracia
venezolana, pues reflejaría la voluntad indestructible del
pueblo de combatir el autoritarismo. Una cantidad menor a
ese porcentaje tampoco debe desanimar a los demócratas, ni
ser considerada una catástrofe. El Gobierno, sobre todo en
la provincia, posee muchísimos mecanismo de chantaje y
coerción que deben considerarse en el momento de evaluar la
participación electoral en un proceso que puede ser
monitoreado y supervisado directamente por la poderosa
maquinaria chavista. Además, cualquier número de votantes
será superior a la voluntad exclusiva de autócrata, quien
decidió ungirse de manera unilateral como candidato eterno.
Se parece a los mandatarios de Corea del Norte..
En
el lapso que queda antes de la cita de febrero hay que
redoblar los esfuerzos para lograr que los votantes venzan
el miedo y blindarse frene a los chantajes que el régimen
intenta infundir.
Todas las amenazas y ataques que el país está presenciando
con motivo de las primarias representan solo un anticipo de
cómo se comportará el caudillo durante el período que va del
12-F al 7-O, fecha en la que se pondrá a prueba la
sobrevivencia de Hugo Chávez en el poder. Durante esos ocho
meses a la oposición le espera el uso en su contra de toda
la artillería pesada del régimen. Ya lo anunció Chávez,
secundado por Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea
Nacional, y por Henry Rangel Silva, nuevo ministro de la
Defensa, quien en la toma de posesión subrayó su compromiso
con la revolución socialista y su lealtad con el jefe del
Estado.
Por
ahora, la preocupación mayor debe concentrarse en resguardar
la pulcritud de las elecciones primarias y asegurar el
compromiso de los aspirantes en que esa cita, luego, no
dejará huellas imborrables que impidan mantener y
profundizar la unidad tras la búsqueda del gran objetivo de
estos tiempos: recuperar plenamente la democracia en
Venezuela.
@tmarquezc
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