Por la
milésima parte de los desmanes cometidos en Venezuela por el
teniente coronel Chávez Frías, Grecia anda sumida en una
grave crisis financiera que le costó la salida al ex primer
ministro Papandreu; Italia tuvo que despedir a ese Mussolini
aristocrático llamado Berlusconi, y España y Portugal se
tambalean. En la Madre Patria, la erosión económica le tiene
garantizada al PSOE la salida del Gobierno, y la derrota
humillante de José Luis Zapatero y su compañero de partido
A. Pérez Rubalcaba.
Los
rasgos comunes que se aprecian en esta crisis son: desorden
en las finanzas públicas, con déficits fiscales que superan
el cien por ciento del PIB; existencia de un Estado
Benefactor incapaz de autosustentarse a través de los
ingresos ordinarios, lo cual quiere decir, pago de tributos
como el impuesto al valor agregado, el impuesto sobre la
renta y las cancelaciones que se derivan de las
transacciones aduanales, importaciones y exportaciones. En
esos países el Estado no cuenta con un sector de empresas
públicas importante, que demande transferencias o subsidios
del Gobierno central, ni se incurre en gastos militares
desmesurados. Después de la caída del Muro de Berlín, ya
atenuadas las tensiones con Rusia, Europa redujo los gastos
en armamentos a su mínina expresión. Antes, durante el
período de la Guerra Fría, quien se ocupaba realmente de la
seguridad del viejo continente eran los Estados Unidos. Los
aportes de los europeos eran menguados, lo que les permitió
dedicarse a reconstruir su economía, diezmada por la II
Guerra Mundial. Esta verdad les cuesta mucho aceptarla a los
franceses.
Las
sociedades europeas confrontan dos serios problemas: el
crecimiento desmesurado del Estado de Bienestar y la
incapacidad de sus élites de ponerse de acuerdo sobre planes
de mediano y largo plazo que permitan introducir las
correcciones necesarias. El cálculo político bastardo
provoca maniobras de baja estofa que impiden acuerdos
duraderos. En Grecia existía el temor a encarar un
electorado que pretende jubilarse a los 57 años, cuando la
esperanza de vida supera las 80 primaveras. En España no se
quiere confrontar a unos votantes que se niegan a que se les
retarden dos años el retiro, a pesar de que la esperanza de
vida sigue aumentando y que el crecimiento vegetativo no
logra reponer la población envejecida. El encarecimiento de
la fuerza de trabajo por contratos colectivos que no toman
en cuenta la productividad y el rendimiento de las empresas,
y la estabilidad granítica en el trabajo, que ha eliminado
en la práctica el mercado laboral, han reducido la
competencia de Europa, frente a monstruos como China y la
India, donde la remuneración y la protección al trabajador
son mucho menores. La inmensa complejidad de la
globalización ha sido ignorada por la élite europea, que
trata de seguir operando como si los gigantes asiáticos no
existieran.
Las
enseñanzas que se derivan de las traumáticas tensiones en
Europa, provocadas no por el capitalismo, sino por su
acérrimo enemigo, el populismo, no han sido comprendidas por
el régimen venezolano. Mientras más en peligro está el viejo
continente debido a la erosión causada por la demagogia, más
insiste el Gobierno nacional en cometer los mismos y aún
peores errores. El Estado continúa adquiriendo compromisos
impagables. Sin ningún tipo de cálculos previos, promete
retornar al esquema de las prestaciones retroactivas. Crea
un fondo para financiar las viviendas de quienes hoy son
inquilinos y no poseen techo propio. Promete equipar las
casas de millones de familias humildes. Continúa la vorágine
expropiadora. Confisca empresas que cancelan tributos. Sigue
regalándoles dinero a Cuba, Bolivia y Nicaragua. Mantiene el
cerco sobre el sector privado. Persiste con el control de
precios y de cambio, y las regulaciones que alejan las
inversiones y contraen el empleo. No hay exabrupto que no
cometa.
La
causa de todo este desbarajuste se encuentra en el precio
del barril de petróleo. Los 100 dólares a los cuales se
cotiza el crudo en los mercados internacionales, ha
permitido al Presidente desatar esta orgía populista, a la
que llama inclusión y redistribución socialista del ingreso.
Lo secunda un gabinete irresponsable que le aplaude las
insensateces que están conduciendo a Venezuela a un
despeñadero. Pensemos nada más que los precios del crudo se
desplomen porque la tasa de crecimiento de China e India
retrocede. Se habrá acabado la ilusión creada por el
populismo petrolero, y con ella se habrá hundido el país.
@tmarquezc
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