Lamentable es el espectáculo que los acólitos del teniente
coronel le brindan al país, con motivo de sus afanes de
reelegirse hasta que el espinazo se le haya doblado por el
peso de los años. El culto a la personalidad lo reinauguró
este régimen. Que se recuerde, sólo Antonio Guzmán Blanco y
Cipriano Castro se enternecían con la lisonja. Ni siquiera
Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez, dos tiranos
arquetípicos, promovían tanto como el hombre de Sabaneta el
halago empalagoso de sus subalternos. Eran más sobrios.
Con
la asunción de Chávez Frías al poder se desataron los
demonios del halago rastrero. Ahora es el “líder máximo de
la revolución”, el “comandante en jefe”. Hasta Fidel Castro
ha sido más moderado. Aquí se perdió todo recato. Los
últimos episodios novelescos lo han ofrecido nada más ni
nada menos que los gobernadores recientemente electos y los
diputados de la Asamblea Nacional, también escogidos por el
pueblo, pero hace ya cuatro largos años.
Los
gobernadores se reunieron el lunes 8 de diciembre en
Caracas, pero no para analizar y proponer soluciones ante
las graves y urgentes dificultades que por distintos
motivos confrontan todos los estados del país, sino para
definir la estrategia que garantice el triunfo de Chávez en
el venidero referendo consultivo. Resulta que ese sector del
pueblo que votó por esos caballeros, que creía estar
eligiendo a unas autoridades regionales para que se ocuparan
de encarar problemas como la inseguridad, el transporte
público, la vialidad, la salud, la educación, los servicios
públicos y la vivienda, se equivocó de manera rotunda: esos
funcionarios tienen que trabajar para garantizarle al
caudillo su permanencia en el poder. Jorge Rodríguez, el
alcalde de Libertador, fue nombrado jefe de campaña
nacional. Caracas se quedó sin alcalde, pero con miles de
problemas encima. En el torneo de adulancia que se vio en la
rueda de prensa que siguió al aquelarre de los mandatarios
estadales, la bandera más vistosa la enarboló el gobernador
de Mérida, Marcos Díaz Orellana, a quien se le oyó decir las
siguientes palabras: “El líder es Chávez. Ninguno tiene
aspiraciones (presidenciales). Es absurdo (que alguien
piense en eso). Tenemos un líder y por él daremos la vida.
Nosotros no somos importantes, el único importante es
Chávez”. Apuesto que después de de esa jalada el comandante
le pidió cita al urólogo.
La
frase de Díaz Orellana, pronunciada frente al enjambre de
periodistas que cubría la rueda de prensa, me recordó una
cita que hace Junot Díaz -el escritor dominicano que acaba
de ganar el Premio Pulitzer por su novela La maravillosa
vida breve de Óscar Wao- del periódico La Nación, en la
que el editorialista escribe: “No hay ningún individuo que
sea imprescindible. Pero Trujillo no es cualquier individuo.
Es una fuerza telúrica sin la cual República Dominicana no
puede sobrevivir”. Encuentran algún parecido entre el
ditirambo del gobernador vernáculo y el del editorialita
quisqueyano? ¿Cuál de los dos se arrastro más ante el jefe?
El
otro show que vale la pena comentar es el de los diputados
de la Asamblea cuando aprobaron dar el primer paso para
activar la enmienda constitucional que permitirá la nueva
consulta popular. El profesor Earle Herrera, quien fungió
como orador de orden, en el pasado era un humorista de fina
pluma y crítico implacable de quienes ejercían el poder,
sabe muy bien que los hombres (y mujeres) que ejercen el
mando siempre tratan de mover las piezas para que la
maquinaria estatal y gubernamental les permita perpetuarse.
Los dos mecanismo básicos descubiertos por la Civilización
desde la lucha contra el Absolutismo en el siglo XVII son la
alternancia en el Gobierno y la independencia y equilibrio
de los poderes. Cuando Herrera, con argumentos tan débiles
como los que esgrimió, defiende la enmienda no lo hace por
ignorancia, sino por algo mucho más vil: por cinismo y
abyección. La obsecuencia del profesor fue coronada por la
manada de diputados gritando “Uh, Ah, Chávez no se va”. ¿No
es acaso el Legislativo el poder que le pone freno al
Ejecutivo? ¿Qué limita sus acciones y actúa como contrapeso?
En este régimen el Parlamento se convirtió en una oficina
de poca monta al servicio de Miraflores. Ese día lo pudimos
constatar
La
mansedumbre de las instituciones y de los funcionarios ante
el “hombre fuerte” es un rasgo que se encuentra en todas las
autocracias, pero sobre todo en las comunistas o en las que
tratan de paresérsele. Kim Jong IL, es el “amado líder” del
Corea del Norte. Con Stalin sus acólitos agotaron todos los
diccionarios de zalamería. Uno de los más populares que puso
a circular su séquito fue el de “Padrecito”. Los esquemas
caudillistas, personalistas y militaristas hacen aflorar los
vicios más degradados del alma humana. Las personas del
entorno del jefe supremo, o quienes tratan de acceder a él,
se despojan de principios como la dignidad y el decoro, para
hundirse en ese charco que es la adulancia.
Los
episodios que hemos visto han sido sin que la campaña por el
SI comience. ¿Cómo será la cosa cuando el “gran timonel”
suene el silbato?
PD: Feliz
Navidad y Año Nuevo. Nos vemos en enero.
tmarquez@cantv.net