Los
estudiantes universitarios y liceístas parecían anestesiados
por el reguetón, la cerveza, la frivolidad y los sueños por
fugarse del país para buscar destinos más prometedores en el
exterior. Seducido por esta apariencia, el teniente coronel
Hugo Chávez, cuando evaluó los costos que tendría su
caprichosa y autoritaria medida de cierre de RCTV,
seguramente no incluyó o subestimó la respuesta que podría
provenir de ese sector. Me imagino que en las salas
situacionales donde se proyectaron los escenarios probables
del día siguiente, a quienes se consideraron enemigos fue a
los políticos y dirigentes que más aparecen en Globovisión o
que declaran por la prensa, a los nostálgicos de la Plaza
Altamira y a los radicales de siempre. A esta mezcla
variopinta sería fácil aislar y derrotar.
El Gobierno y el Presidente
podrían asumir el costo del abuso sin que se lesionara la
imagen del comandante y la tropa que lo sigue. Pero, resulta
que los cálculos no incluyeron la emergencia del nuevo
actor, pues este había tenido un papel muy secundario, casi
irrelevante, durante los ocho largos años de la pesadilla
chavista. Al gran estratega de la revolución continental y
mundial, al heredero de Fidel Castro y el Che Guevara, se le
escapó ese pequeño detalle. Eso suele ocurrirles a los
autócratas que se sienten dueños y señores absolutos del
poder y de las naciones. ¿Expulsado José Vicente Rangel del
círculo de elegidos, quién se atrevía a decirle a Yo el
Supremo que la instrucción que sacaba del aire al canal de
Bárcenas constituía un error, que los jóvenes existen, y que
en cualquier momento que la democracia y la libertad
estuviesen seriamente amenazadas, podían sacudirse la
modorra? Como bien se sabe, alrededor del caudillo no hay
colaboradores sino súbditos.
Los estudiantes es verdad que no
tumban gobierno, pero ¡cómo colaboran para que estos se
despedacen! Para no hablar de la famosa Generación del 28,
en la caída de la penúltima dictadura que hubo en Venezuela,
la de Marcos Pérez Jiménez, ellos constituyeron un factor
clave del derrumbe definitivo del régimen. El 21 de
noviembre de 1957 marcó el punto de inflexión en la lucha
cívica contra la tiranía: los universitarios y liceístas
salieron a la calle a desafiar la Policía Militar, la
Seguridad Nacional y el resto del temible aparato represivo
que custodiaba el rígido orden impuesto por el General. La
conmemoración de esa fecha quedó para la historia como el
Día del Estudiante. Más reciente hay que destacar el papel
esencial de los estudiantes en el desplome del gobierno
corrupto de Joseph Estrada en Filipinas, y de las dictaduras
de Milosevic en Yugoslavia y de Víctor Yanukovich en
Ucrania; esta último proceso permitió la Revolución Naranja
y el ascenso al poder de Viktor Yuschenco.
Es demasiado temprano para
vaticinar qué ocurrirá con una protesta estudiantil que
apenas despunta y que no sabemos si alcanzará el pleno
desarrollo. Sin embargo, las movilizaciones desenfadadas de
los jóvenes ha tenido la virtud de introducir un aire
refrescante en el espeso ambiente creado por Hugo Chávez
desde su triunfo en las elecciones del 3 de diciembre. Su
proyecto totalitario, impulsado por los cinco motores y el
combustible que le da el contar con los precios del petróleo
por encima de $ 55 el barril, sólo había encontrado cierta
resistencia en las movilizaciones y protestas con las que
intentaron impedir el cierre de RCTV los sectores
democráticos. Ahora el cuadro ha cambiado radicalmente. Ese
80% por ciento de rechazo a las medidas que recogían las
encuestas, se está expresando a través de los estudiantes,
de los artistas, de los periodistas y de otros grupos que no
habían tenido protagonismo en la democracia protagónica.
La agitación estudiantil que
estamos presenciando representa un adelanto de lo que podría
pasar en Venezuela si a Chávez se le ocurre cerrar
Globovisión o allanar universidades autónomas para tratar de
uniformarlas de rojo rojito. Para esa eventualidad hay que
estar preparados. El poder lo embriagó, y en esos estados
alterados los jefes arrogantes suelen acentuar las medidas
arbitrarias. Además, se ha encargado de afirmar que su
revolución está armada, En la marcha de los Estudiantes
hacia la Defensoría del Pueblo el pasado 30 de mayo el
despliegue militar fue desproporcionado. Este Gobierno, que
cuenta con varios altos funcionarios ex encapuchados, entre
ellos el Alcalde Metropolitano, estaba dispuesto a reprimir
a los jóvenes con cientos de Policías Metropolitanos,
Guardias Nacionales, DISIP y espías que buscaron confundirse
entre los jóvenes. Quienes juraron mil veces que no
reprimirían las marchas pacíficas, se arman hasta los
dientes para repeler a unos muchachos que andan con libros y
cuadernos en morrales. Son los mismos que denuncian la
presencia de tropas norteamericanas en Irak y Afganistán,
pero que aplauden cuando el líder rojo gasta millones de
dólares para apertrechar a su guardia pretoriana.
Los estudiantes se han
desmarcado de los políticos y de los partidos. No quieren
saber nada de ellos. Resulta inevitable esta reacción. Son
tantos los errores que se han cometido y tantas las
frustraciones acumuladas, que esa actitud es inevitable. Sin
embargo, en todas las partes del mundo donde los estudiantes
han combatido dictaduras, el objetivo de restituir la
democracia y la libertad se ha alcanzado, cuando esa lucha
se ha articulado con los partidos políticos. Las
organizaciones partidistas se están reacomodando y realizan
serios esfuerzos por corregir los errores del pasado. Los
líderes estudiantiles deben entender que la pelea contra un
régimen que mantiene el control férreo de todas las
instituciones del Estado, que ha ido conquistando la
hegemonía comunicacional y cultural, y que pretende acabar
con la libertad en todas sus formas, sólo puede ser
enfrentado con éxito si se cuenta con una estrategia de
mediano y largo plazo que incluya a todos los sectores
nacionales. Desde esta perspectiva, los partidos representan
una fuerza y un instrumento esencial e insustituible para el
combate. Lo otro es aislarse y debilitar la lucha. Ahora
celebremos el despertar.
tmarquez@cantv.net