Como habrán
constatado mis lectores he estado escribiendo sobre la
organización política del mundo. Es que preparo un nuevo
libro. De allí que me había mantenido sobre el tema en mis
artículos de opinión. El primer deber de un escritor es
escribir, sólo que existen “escritores” que no escriben.
Pues bien, los comentarios no se hicieron esperar: alguien
mandó un mail señalándome que estaba como ausente, un
amigo me llamó por teléfono para preguntarme en que país
vivía yo, otro me preguntó si no tenía opinión sobre lo
que estaba sucediendo.
No he estado
ausente. El escritor que investiga y analiza contribuye a
lo que es mi idea fija: el diseño de una democracia del
siglo XXI. Vivo en este país: sigo segundo a segundo todo
lo que acontece. Opinión sobre lo que pasa la tengo y la
he expresado en lo que suman centenares de artículos
durante los últimos cuatro años en que retomé la tarea del
articulista.
Estoy muy
molesto, pero conservo la sindéresis. Estoy profundamente
irritado, pero mantengo la cabeza fría. Estoy muy arrecho,
pero mantengo el control. Es así porque yo soy un político
y un político conserva la sindéresis, mantiene la cabeza
fría y conserva el control. A mí nadie me venga a decir
que comprende mi arrechera que al fin y al cabo es de
todos. Soy, además, un escritor y los escritores somos
cuidadosos en el lenguaje, procuramos usar las palabras
exactas. La palabra exacta fue “cabrones”.
Algunos
vuelven con el tema de la unidad. Ya escribí –y no dejo de
recordarlo- que la unidad era nociva para la salud. Lo
dije y lo sostengo porque los ineptos han hecho de esa
palabra una especie de poción mágica, de menjurje salvador
de enfermedades, de invocación brujérica que aleja los
malos espíritus. Al parecer todo se resuelve con la
unidad, lo que es una soberana mentira, una falacia, un
acto de prestidigitador que saca del sombrero de copa las
mentiras convenientes a su acto teatral. “Nos necesitamos
todos”, exclama algún lector, lo cual también es falso. No
nos necesitamos todos. Qué vengan a la integración del
país en una sola voluntad impuesta por el pueblo, no por
reuniones aleatorias entre “dirigentes” disminuidos por su
incapacidad y su abulia. La verdadera unidad no es entre
cúpulas debilitadas, es el nacimiento de una conciencia
firme en el país de tomar determinadas decisiones y de ir
a determinadas acciones. Es más, con estas direcciones
partidistas que tenemos jamás llegaremos a ninguna parte.
Es menester que la nación para a los nuevos dirigentes
envueltos en una nueva concepción democrática. No es la
unidad la salida. La salida es que el país pase por encima
de quienes fungen como sus “dirigentes”.
Mi
emplazamiento es total. Emplazo a la clase dirigente
partidista. Emplazo al país desde la serenidad que me
otorga ser un político, pues cabeza fría y político van
los dos ligaditos. Emplazo a Antonio Ledezma quien tiene
que decirnos para qué se hizo vocero de la convocatoria a
una “marcha” el sábado 22 de este mes. Ledezma tiene que
decirnos cual es el propósito de esa actividad repetitiva
y que no venga con que el propósito es protestar contra la
Ley de Educación. Ledezma debe responder si esa “marcha”
es para entregar un “documento” ante la Asamblea Nacional.
Si es así, pido a mis conciudadanos que no asistan. La
única razón para ir hasta la Asamblea Nacional es para
pedirles la renuncia a las focas y tomar como bandera la
exigencia de unas elecciones parlamentarias anticipadas.
Si no es así, si la “protesta” de Ledezma es otro
ejercicio de drenaje de emociones, otro escape falso, ya
el país harto debe dejar de aceptar los llamados a la
caminata insulsa a tragar “gas del bueno”. Hay que tener
un propósito y una estrategia: después de las barbaridades
de las focas legislativas hay que pedirles la renuncia y
asegurar que la única salida a esta olla de presión son
elecciones parlamentarias anticipadas. A ello podrían
contribuir los diputados de “Podemos” renunciando a sus
curules y proclamando la ilegitimidad de ese remedo de
parlamento. Es más, desde mi condición de ciudadano le
pido a “Podemos” que deje de hacer de comparsa en la
sociedad de sordos rojos.
(Ya Ledezma ha
dado una primera respuesta, inaugurando en estas
condiciones, precisamente en estas condiciones, una
especie de feria para que los niños compren sus zapatitos,
sus morralitos y sus uniformitos. Al parecer Ledezma
quiere que los niños vayan bien bonitos a recibir sus
clases de socialismo del siglo XXI. ¿Saben a quien se
parece Ledezma? A esa detestable cuña publicitaria donde
una madre enloquecida llena de ganchos la franela de su
pobre hijo simplemente porque no soporta las arrugas. Por
si fuera poco, en reunión de alcaldes de Baruta y El
Hatillo se repite la misma cantaleta; referéndum
abrogativo, “marcha” el 22, desconocimiento de la LOE,
porque según el formidable experto no es
anticonstitucional desconocerla; imaginamos que si lo
fuera sería incapaz de llamar a resistirla dado que es tan
apegado a la doctrina jurídica. Por cierto, no se entiende
en que consiste el desacato que proponen. Escuchándolos me
convenzo de que la palabra “cabrones” es muy suave, casi
delicada, modosa, pero me abstengo de poner la que me
viene a la mente para evitar soponcios a alguna señora tan
culta que se ha escandalizado por mi uso de esa palabrota.
Evidentemente nunca ha leído la prensa española o sufrió
un coma cuando Uslar dijo “pendejo” por televisión).
Por cierto, la
suerte o el infortunio, depende de cómo se mire, me ha
conducido en ciudades extranjeras a toparme de frente con
manifestaciones diversas. En ninguna parte he visto que la
policía dispare gas lacrimógeno cuando la manifestación se
aproxima. En todos los países –a los democráticos me
refiero- la policía aguarda la llegada de los
manifestantes al cara a cara y allí comienza la puja: los
manifestantes empujan y las fuerzas policiales resisten.
Sólo aquí se pone en práctica la aberración de llenar de
gas a señoras indefensas o a gente mayor o a simples
estudiantes. ¿A qué conduce la “marcha” que el señor
Ledezma patrocina? ¿Al mismo espectáculo de una barrera de
la PM seguida de una barrera de la GN y detrás las bandas
paramilitares de la dictadura? Así no se manifiesta. Hay
que saber hacer las cosas.
He dicho en
infinidad de ocasiones que no se puede mandar a una
población civil desarmada a enfrentar a una dictadura que
tiene todo el poder de fuego. Hay cientos de formas de
protesta, de las cuales la “marcha” es una que los
disparatados “dirigentes” agotaron. Hay que picar y
disolverse. Hay que planificar cambios de ruta. Hay que
moverse como una serpiente ondulante a la manera que lo
hacen en Seúl. Y no todo son manifestaciones. Ya he dicho
hasta la saciedad que Charles De Gaulle desde “Radio
Francia Libre” pedía a sus conciudadanos no salir a la
calle en determinadas horas en protesta por la ocupación
nazi. Y nadie salía. Y el que salía era visto muy mal. He
allí una manera, entre docenas, dejar las calles solas en
determinadas horas. Se han escrito tratados de cómo
resistir a una dictadura y a sus despropósitos. No hay
nada que inventar, todo está inventado. Lo que falta es la
decisión, pero la decisión es aplazar hasta llegar a las
elecciones del 2010 con la nueva Ley Electoral que permite
el cambio de circunscripciones a voluntad del Ministerio
Impopular para las elecciones (conocido por sus siglas
CNE).
“Convocamos a
una marcha pacífica” o “ellos marchaban pacíficamente y
fueron agredidos”, son otras de las cantaletas. Los
manifestantes que resisten al gobierno jamás han utilizado
la violencia. La violencia viene de la dictadura. No estoy
llamando al ejercicio violento, porque estoy plenamente
consciente de que no se puede enfrentar el poder de fuego
del dictador. Sería, es, una estupidez. Lo que llamo es a
la resistencia inteligente, hábil, estratégicamente
planeada, perspicaz e intuitiva, hábil y efectiva, y me
permito recordar que jamás he sido abstencionista, que es
otro de los argumentos que saca a relucir la “clase
dirigente” devaluada.
Lo que he
dicho y repito es que no es lo mismo ir a unas elecciones
en democracia que ir a unas elecciones en dictadura.
Cuando se va en dictadura hay que tener muy claro cual es
el propósito de la asistencia y las pésimas condiciones en
que se va. Se va porque se considera que hay una
oportunidad de producir una expresión mayoritaria (caso
chileno en el referéndum contra Pinochet) y que hay un
chance de que el resultado sea respetado. Se va para
incidir en las contradicciones interna de la dictadura. Se
va con la intención manifiesta de producir el fraude y la
consecuencial reacción. Se va si se tienen indicios de que
fuerzas de presión poderosas van a pedir el reconocimiento
del resultado. Se va por mil razones, todas distintas de
las simplistas definidas como “debemos aprovechar todos
los resquicios”. Las elecciones en dictadura son una arma
a manejar a discreción, sólo que a la “clase dirigente” lo
único que le provoca es ir a elegir sus “dirigentes”.
Desde ya es necesario hacer la advertencia: si nos
presentan candidatos salidos exclusivamente de las filas
partidistas, candidatos reencauchados en los concilios
“unitarios”, se van a topar de frente con el país. Los
partidos devaluados deberán entender que el único
propósito que debe animarlos es servir de instrumento de
la sociedad venezolana y postular ante la emergencia a los
mejores, vengan de donde vengan, porque si se comportan
como cotos cerrados o como sociedad de mutua ayuda se van
a encontrar con una nación que les va a negar la sal y el
agua. Y lo peor: se perdería una oportunidad –si ese es el
caso, lo que todavía no está claro- de jugarle una
trastada al régimen.
Los fraudes
navegan en la impunidad. El caso iraní demostró que se
pueden poner veinte o treinta muertos al día en la
protesta, pero que no se aguanta más de una semana o diez
días. Hay que recordarlo, porque si las fuerzas represivas
se mantienen unidas en torno a los fraudulentos, como
sucedió en Teherán, no hay manifestación que valga y mucho
menos eso que llaman “condena internacional”.
Lo digo de una
vez: no soy optimista en cuanto a los resultados finales
de esta batalla. La única posibilidad es que el país pase
por encima de los “entrevistados predilectos” de los
medios, que no es que sirvan para la libre expresión, lo
que sirven es para mantener vigentes a unos ineptos y para
mantener en la opinión los criterios que ellos deciden
soberanamente. La única posibilidad es que el país se
sacuda el yugo de estas direcciones partidistas muertas,
de estos fantasmas del pasado que, en coincidencia con el
chavismo, aseguro que nunca volverán.
Ahora retomo
la escritura de mi nuevo libro. El político que soy, dada
mi condición de ciudadano, se mantiene presente.
teodulolopezm@yahoo.com