En
una entrevista radial que me realizara José Domingo Blanco
a comienzos de semana advertí que los venezolanos estaban
esperando demasiado de la rueda de prensa de la
Interpol. Observé que el
organismo policial internacional se limitaría a un informe
técnico sobre la veracidad de los documentos en las
famosas computadoras y ausencia de manipulación por parte
de cualquier persona o gobierno. La
Interpol –observaba- no persigue gobiernos y no
puede pronunciarse sobre el fondo de la información allí
contenida. De manera que era obvio lo que se diría y no se
ameritaba la expectativa general de la gente con los
televisores encendidos desde tempranas horas para no
perderse lo que suponían una descarga mayúscula contra el
gobierno venezolano.
La verdadera descarga contra
el gobierno venezolano vendría del propio Chávez. En un
acto realizado en el auditórium del Círculo Militar y en
una rueda de prensa con corresponsales extranjeros en
Caracas se comportó muy equivocadamente. Sus reacciones
virulentas equivalieron a las del culpable pescado en
fraganti. Los insultos fueron la norma, ahora contra el
secretario general de Interpol
y los ya recurrentes contra Colombia y su gobierno. Vuelve
a colocar las relaciones bilaterales en situación
indefinida y deja escapar la posibilidad de un conflicto
armado. La virulencia de la reacción ante lo que estaba
claro diría la Interpol
muestra una impreparación
total para enfrentar unos hechos que ha debido responder
con negativas rotundas y no con el estiércol.
La verdad es que la situación
verdaderamente difícil recae sobre Colombia. Está bien que
las autoridades del país hermano digan que esos documentos
están a disposición de cualquier país del mundo, pero eso
no le resuelve la difícil disyuntiva política, como no se
la resuelve que la Fiscalía General comience a procesar la
información en busca de delitos. El asunto está en que
hacer con esa bomba de tiempo. Los procedimientos
jurídicos pueden ser estudiados, Consejo de Seguridad de
la ONU, OEA, Corte Penal Internacional. Todos a largo
plazo y de resultados imprevisibles. En realidad Colombia
está impotente con la bomba de tiempo en la mano, lo que
convierte a la administración Bush
en recipendiario del artefacto
con la mecha encendida.
En efecto, el gobierno
norteamericano tiene la evidencia, pero una decisión suya
puede provocar una crisis petrolera, financiera y política
de proporciones incalculables. Se trata de una
administración llegando a su fin, presionada por algunos
parlamentarios a declarar a Venezuela Estado terrorista y
bien sabemos que un presidente terminando su mandato está
sometido a graves debilidades. Las incongruencias
permanentes de Thomas Shanon,
las declaraciones contrapuestas de diversos voceros del
gobierno Bush y el salto al
vacío dado con la presentación a riesgo del tratado de
Libre Comercio con Colombia son una prueba clara de que
esta bomba de tiempo podría ser pasada al nuevo gobierno
intacta. Una declaración de un vocero del Departamento de
Estado manifestando preocupación por las relaciones del
gobierno venezolano con las FARC, bien podría ser la
tónica en que se refugie el gobierno norteamericano.
Advierto que escribo, para poder cumplir mis compromisos,
antes de que suceda lo que puede suceder en la cumbre de
la Unión Europea con América Latina y el Caribe, donde la
intemperancia de Chávez puede producir otro incidente
internacional lamentable.
En el mismo programa radial al
que hacía referencia al inicio quité importancia al
desgarramiento de vestiduras por la multiplicad de
candidatos y califiqué los llamados a la unidad como
extemporáneos. Mi tesis es que existe una realidad
política incontrastable: el que se lance fuera del bloque
oficialista está liquidado, como estará liquidado el que
se lance fuera de la unidad de la oposición. Puede
producirse algún incidente previo, como que alguien
considere errónea la decisión de su propio partido al
negarle el apoyo o que en las elecciones mismas un
candidato marginal saque algunos votos que le hicieron
falta a otro –oficialista o de la oposición- para ganar.
En el primer caso al aspirante rechazado por su propia
organización tiene todo el derecho a seguir adelante hasta
que las encuestas determinen la calidad de su apoyo y la
de los demás. Entonces no hay vuelta atrás: o acepta o
estará sin oxígeno. En el segundo caso la hipótesis es muy
reducida, pero no imposible. En el campo del oficialismo
tampoco hay que andar especulando mucho: PCV, MEP y PPT
llorarán y se desgarrarán las vestiduras, pero terminarán
pegados como planta parásita al PSUV.
Lo importante no es, pues, lo
subalterno, lo aparente. Lo importante es ver en que
condiciones llega el país a la supuesta fecha de noviembre
en que se realizarían las elecciones regionales. Y esas
condiciones son impredecibles y todas las tesis deben ser
manejadas. Desde la suspensión por cualquier causa
(conflicto bélico externo, ingobernabilidad interna o
simples argumentos banales) hasta el de una patada
definitiva a la mesa. Hay que tener claro –como lo he
dicho repetidas veces en entrevistas escritas y radiales-
que los recursos y las fuerzas deben administrarse, que no
estamos frente a unas elecciones normales, que no hay
seguridad ni siquiera de la fecha, que el ambiente
existente en el país debe ser el primer elemento
analizable y no las tonterías de diez aspirantes a alcalde
o de una docena a gobernador. La situación del país es
grave y aquí se entremezclan elecciones regionales y
computadores de Raúl Reyes, más informe de la
Interpol.
Es pues una situación muy
compleja que requiere de análisis profundo y no de
chabacanerías. Muy bien puede suceder que esas elecciones
cobren más importancia de las que tienen o que pasen a un
plano secundario ante la magnitud de una crisis nacional.
Es aquí donde es necesario hacer algunas observaciones
sobre un par de editoriales del diario “El Nacional”. En
el primero que quiero comentar comienza a desarrollar lo
que por ahora llamaré “equilibrismo”, hasta que consiga la
palabra definitiva y adecuada. Allí se condena por igual a
Uribe y a Chávez por sus “insultos”. Me pregunto: ¿De qué
insultos de Uribe habla “El Nacional”? En el segundo se
condena por igual la “candidaturitis”
del gobierno y de la oposición y se asoma una tesis harto
peligrosa. Este diario advierte a los electores que tienen
un arma, la abstención, y lanza una consiga “No votes por
él”. ¿A qué juega “El Nacional”? Quizás la respuesta esté
en la constitución del llamado Movimiento “2 de
diciembre”. Calificado como un acto de intelectuales –que
no lo fue- todo parece indicar que los movimientos de
“equilibrismo” responden a una ambición personal de su
editor y primer accionista Miguel
Henrique Otero. Si consideramos que la única
elección que supuestamente tenemos este año es la de
alcaldes y gobernadores uno podría considerar que Otero
quiere ser Alcalde Mayor. Sin embargo, la amenaza del
llamado abstencionista podría indicar que quiere ser
Presidente de facto o está trabajando una candidatura
presidencial que se plantaría sobre las cenizas de una
oposición demolida por la abstención en la fecha de las
regionales.
Miguel
Henrique Otero está poniendo en peligro a “El
Nacional” sin ningún derecho, pues ser el editor y
principal accionista no le confiere tal potestad. Aquí
estamos de nuevo frente al papel que los medios se han
arrogado en la presente crisis venezolana. Podríamos estar
frente a una acción política descabellada. Acostumbrados
como estamos a que los políticos se postren ante los
dueños de los medios, seguramente no le faltarán adeptos,
pero colocar a un medio clave para el mantenimiento de
vitrinas de independencia frente al régimen en una
situación de alto riesgo por la búsqueda de una
preponderancia política no resulta comprensible,
especialmente por el tono que están tomando sus
editoriales. No sabemos hasta donde va a llegar, pero la
amenaza abstencionista indica un camino peligroso que el
señor Otero debería reconsiderar.
Hay pues muchos subyacentes en
la presente situación política. Lo que quiere decir que lo
aparente es aparente y que los movimientos subterráneos
son muchos y variados. Mientras tanto he seguido
insistiendo en las ideas y he creado un
blog llamado
Democracia del siglo XXI. Espero que lo lean y si les
parece pidan recibir las informaciones sobre los temas y
los artículos tratados al mail que siempre coloco en mis
artículos. Siempre parto de la base de que si se quiere
sustituir algo hay que saber con que sustituirlo. Ya he
dicho muchas veces que los muertos no resucitan.
tlopezmelendez@cantv.net