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Interpol, elecciones regionales, “El Nacional” y los subyacentes
por Teódulo López Meléndez  
lunes, 19 mayo 2008


En una entrevista radial que me realizara José Domingo Blanco a comienzos de semana advertí que los venezolanos estaban esperando demasiado de la rueda de prensa de la Interpol. Observé que el organismo policial internacional se limitaría a un informe técnico sobre la veracidad de los documentos en las famosas computadoras y ausencia de manipulación por parte de cualquier persona o gobierno. La Interpol –observaba- no persigue gobiernos y no puede pronunciarse sobre el fondo de la información allí contenida. De manera que era obvio lo que se diría y no se ameritaba la expectativa general de la gente con los televisores encendidos desde tempranas horas para no perderse lo que suponían una descarga mayúscula contra el gobierno venezolano.  

La verdadera descarga contra el gobierno venezolano vendría del propio Chávez. En un acto realizado en el auditórium del Círculo Militar y en una rueda de prensa con corresponsales extranjeros en Caracas se comportó muy equivocadamente. Sus reacciones virulentas equivalieron a las del culpable pescado en fraganti. Los insultos fueron la norma, ahora contra el secretario general de Interpol y los ya recurrentes contra Colombia y su gobierno. Vuelve a colocar las relaciones bilaterales en situación indefinida y deja escapar la posibilidad de un conflicto armado. La virulencia de la reacción ante lo que estaba claro diría la Interpol muestra una impreparación total para enfrentar unos hechos que ha debido responder con negativas rotundas y no con el estiércol.  

La verdad es que la situación verdaderamente difícil recae sobre Colombia. Está bien que las autoridades del país hermano digan que esos documentos están a disposición de cualquier país del mundo, pero eso no le resuelve la difícil disyuntiva política, como no se la resuelve que la Fiscalía General comience a procesar la información en busca de delitos. El asunto está en que hacer con esa bomba de tiempo. Los procedimientos jurídicos pueden ser estudiados, Consejo de Seguridad de la ONU, OEA, Corte Penal Internacional. Todos a largo plazo y de resultados imprevisibles. En realidad Colombia está impotente con la bomba de tiempo en la mano, lo que convierte a la administración Bush en recipendiario del artefacto con la mecha encendida. 

En efecto, el gobierno norteamericano tiene la evidencia, pero una decisión suya puede provocar una crisis petrolera, financiera y política de proporciones incalculables. Se trata de una administración llegando a su fin, presionada por algunos parlamentarios a declarar a Venezuela Estado terrorista y bien sabemos que un presidente terminando su mandato está sometido a graves debilidades. Las incongruencias permanentes de Thomas Shanon, las declaraciones contrapuestas de diversos voceros del gobierno Bush y el salto al vacío dado con la presentación a riesgo del tratado de Libre Comercio con Colombia son una prueba clara de que esta bomba de tiempo podría ser pasada al nuevo gobierno intacta. Una declaración de un vocero del Departamento de Estado manifestando preocupación por las relaciones del gobierno venezolano con las FARC, bien podría ser la tónica en que se refugie el gobierno norteamericano. Advierto que escribo, para poder cumplir mis compromisos, antes de que suceda lo que puede suceder en la cumbre de la Unión Europea con América Latina y el Caribe, donde la intemperancia de Chávez puede producir otro incidente internacional lamentable. 

En el mismo programa radial al que hacía referencia al inicio quité importancia al desgarramiento de vestiduras por la multiplicad de candidatos y califiqué los llamados a la unidad como extemporáneos. Mi tesis es que existe una realidad política incontrastable: el que se lance fuera del bloque oficialista está liquidado, como estará liquidado el que se lance fuera de la unidad de la oposición. Puede producirse algún incidente previo, como que alguien considere errónea la decisión de su propio partido al negarle el apoyo o que en las elecciones mismas un candidato marginal saque algunos votos que le hicieron falta a otro –oficialista o de la oposición- para ganar. En el primer caso al aspirante rechazado por su propia organización tiene todo el derecho a seguir adelante hasta que las encuestas determinen la calidad de su apoyo y la de los demás. Entonces no hay vuelta atrás: o acepta o estará sin oxígeno. En el segundo caso la hipótesis es muy reducida, pero no imposible. En el campo del oficialismo tampoco hay que andar especulando mucho: PCV, MEP y PPT llorarán y se desgarrarán las vestiduras, pero terminarán pegados como planta parásita al PSUV. 

Lo importante no es, pues, lo subalterno, lo aparente. Lo importante es ver en que condiciones llega el país a la supuesta fecha de noviembre en que se realizarían las elecciones regionales. Y esas condiciones son impredecibles y todas las tesis deben ser manejadas. Desde la suspensión por cualquier causa (conflicto bélico externo, ingobernabilidad interna o simples argumentos banales) hasta el de una patada definitiva a la mesa. Hay que tener claro –como lo he dicho repetidas veces en entrevistas escritas y radiales- que los recursos y las fuerzas deben administrarse, que no estamos frente a unas elecciones normales, que no hay seguridad ni siquiera de la fecha, que el ambiente existente en el país debe ser el primer elemento analizable y no las tonterías de diez aspirantes a alcalde o de una docena a gobernador. La situación del país es grave y aquí se entremezclan elecciones regionales y computadores de Raúl Reyes, más informe de la Interpol.  

Es pues una situación muy compleja que requiere de análisis profundo y no de chabacanerías. Muy bien puede suceder que esas elecciones cobren más importancia de las que tienen o que pasen a un plano secundario ante la magnitud de una crisis nacional. Es aquí donde es necesario hacer algunas observaciones sobre un par de editoriales del diario “El Nacional”. En el primero que quiero comentar comienza a desarrollar lo que por ahora llamaré “equilibrismo”, hasta que consiga la palabra definitiva y adecuada. Allí se condena por igual a Uribe y a Chávez por sus “insultos”. Me pregunto: ¿De qué insultos de Uribe habla “El Nacional”? En el segundo se condena por igual la “candidaturitis” del gobierno y de la oposición y se asoma una tesis harto peligrosa. Este diario advierte a los electores que tienen un arma, la abstención, y lanza una consiga “No votes por él”. ¿A qué juega “El Nacional”? Quizás la respuesta esté en la constitución del llamado Movimiento “2 de diciembre”. Calificado como un acto de intelectuales –que no lo fue- todo parece indicar que los movimientos de “equilibrismo” responden a una ambición personal de su editor y primer accionista Miguel Henrique Otero. Si consideramos que la única elección que supuestamente tenemos este año es la de alcaldes y gobernadores uno podría considerar que Otero quiere ser Alcalde Mayor. Sin embargo, la amenaza del llamado abstencionista podría indicar que quiere ser Presidente de facto o está trabajando una candidatura presidencial que se plantaría sobre las cenizas de una oposición demolida por la abstención en la fecha de las regionales. 

Miguel Henrique Otero está poniendo en peligro a “El Nacional” sin ningún derecho, pues ser el editor y principal accionista no le confiere tal potestad.  Aquí estamos de nuevo frente al papel que los medios se han arrogado en la presente crisis venezolana. Podríamos estar frente a una acción política descabellada. Acostumbrados como  estamos a que los políticos se postren ante los dueños de los medios, seguramente no le faltarán adeptos, pero colocar a un medio clave para el mantenimiento de vitrinas de independencia frente al régimen en una situación de alto riesgo por la búsqueda de una preponderancia política no resulta comprensible, especialmente por el tono que están tomando sus editoriales. No sabemos hasta donde va a llegar, pero la amenaza abstencionista indica un camino peligroso que el señor Otero debería reconsiderar. 

Hay pues muchos subyacentes en la presente situación política. Lo que quiere decir que lo aparente es aparente y que los movimientos subterráneos son muchos y variados. Mientras tanto he seguido insistiendo en las ideas y he creado un blog llamado Democracia del siglo XXI. Espero que lo lean y si les parece pidan recibir las informaciones sobre los temas y los artículos tratados al mail que siempre coloco en mis artículos. Siempre parto de la base de que si se quiere sustituir algo hay que saber con que sustituirlo. Ya he dicho muchas veces que los muertos no resucitan.

tlopezmelendez@cantv.net

 
 

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