El
gobierno se está comportando como su hubiese ganado la
consulta sobre reforma constitucional del 2 de diciembre.
Ni más ni menos. Ha vuelto el lenguaje desafiante y
amenazador, el reparto indiscriminado de intimidaciones,
el ejercicio desvergonzado de la coacción.
Han vuelto a aparecer las bandas armadas: ataque a la
manifestación de la oposición en Barquisimeto, asalto al
Concejo Legislativo de Carabobo, bomba contra la estatua
de Washington en Caracas, agresiones contra la Nunciatura
Apostólica.
Ha retornado el ejercicio impúdico del poder para detener
a eventuales aspirantes a cargos de elección popular. Hay
confusión en torno a la decisión del Tribunal Supremo de
Justicia declarando o no declarando (los abogados de
Mendoza son unos torpes de marca mayor) que no hay nada
que decidir en la demanda interpuesta contra una decisión
de la Contraloría General que deja fuera de juego a
Enrique Mendoza, Leopoldo López y Antonio Ledesma, por
ahora. Como a la oposición lo único que parece interesarle
son las elecciones regionales de noviembre hay necesidad
de advertirle que todo combinado atenta contra los
probables resultados de esa fecha. Estos lanzamientos a la
falta de derechos políticos conspira contra los resultados
del estado Miranda y de la Alcaldía Mayor.
En el plano internacional las cosas no van mejor. La
crisis con Exxon (pagarán, pero con gritos revolucionarios
conmovedores), la creciente presión externa, el evidente
desmoronamiento de PDVSA y la retórica bélica con Colombia
siguen sobre el tapete.
El general (R) Raúl Isaías Baduel habló dos veces esta
semana recién finalizada (en una ocasión a una agencia
internacional de noticias y una segunda a la estación
Unión Radio) y en ninguna de las dos mencionó su idea de
convocar a una Asamblea Nacional Constituyente. Los
venezolanos tenemos derecho a preguntarnos si Baduel
abandonó su idea o si simplemente no pudo conseguir firmas
que la avalaran.
El traspaso de la Policía Metropolitana de la Alcaldía
Mayor al Ministerio del Interior nos ha descubierto que
tendremos una “policía subversiva”, lo que encarna una
contradicción en sí misma. O se subvierte o se pone orden,
pero lo realmente interesante es que las declaraciones de
Rodríguez Chacín plasman a plenitud el concepto de un
Estado guerrillero. El venezolano es un Estado que
subvierte y ello conlleva a admitir que ni siquiera el
actual territorio donde habita la nación venezolana es
defendible y conservable ante un proceso subversivo
generalizado.
Ahora mismo estamos ante una situación peor que la
existente antes de propinarle al gobierno la derrota del 2
de diciembre pasado. Mientras tanto los estudiantes
recogen firmas para llevarlas a la OEA en defensa de la
libertad de expresión. Frente a este desperdicio de
energía a uno no le queda más que decir que muchacho se
puede ser, lo que no es admisible es ser pendejo.
La oposición parece dedicada a investigar si el faraón
Tutankamon fue envenenado. No faltaba más. Si el gobierno
delirante quiere llevar hasta las últimas consecuencias
las conclusiones previas sobre el asesinato de Bolívar
como efecto de una conspiración entre Santander y el
Imperio que, no por casualidad, tenía allí cerca dos
navíos, la oposición debe dedicarse a iguales menesteres e
insistir –en contra de las opiniones de todos los
arqueólogos- que el faraón sí lo fue, aunque la verdad es
que murió por una pierna fracturada mal curada. Están
igual que el famoso Howard Carter al ver por primera vez
el interior de la tumba. "Veo cosas maravillosas", fue lo
que acertó a decir. Así está la oposición mirando en el
interior de las elecciones regionales. Mira y dice: “Veo
cosas maravillosas”.
Mientras tanto el país se hunde, se desmorona al contacto
del aire al igual que las momias. La situación es muy
grave, Las elecciones regionales estarán en una tumba si
las cosas siguen por este camino. La oposición está
mirando al interior de una tumba donde no ve sino
riquezas, por la única razón de que todavía no ha sido
saqueada, la tumba quiero decir. El gobierno aprendió la
lección del 2D, electoralmente claro está, porque en la
práctica política cotidiana hace todo lo contrario al
resultado. Esto es, sigue adelante con su proyecto
armamentista, con su proyecto totalitario, con su proyecto
desquiciado e inviable.
Cuando se nota presionada la oposición suelta un ataque,
pero de ataques no se vive porque este no es un gobierno
normal al cual se hace oposición en nombre de Su Majestad
la Reina, como en la odiada Albión a cuya embajada el PPT
va a protestar o, mejor, a hacer el ridículo. No,
enfrentamos a un gobierno “subversivo y guerrillero”, como
bien lo ha dicho el flamante Ministro del Interior.
Esto parece la tumba de Tutankamon, llena de riquezas y de
maldiciones. Lo que todo parece indicar es que no
necesitamos arqueólogos sino ciudadanos. El panorama de la
Venezuela de hoy no puede ser más triste y deprimente. La
mediocridad campea, el desatino nos preside, la
incapacidad es manifiesta, el proceso destructivo de la
república sigue su curso. Si no se produce un brote
ciudadano, una insurgencia ciudadana, un despertar
ciudadano, una decisión ciudadana, no quedarán riquezas,
sólo maldiciones, en la tumba de Tutankamon.
tlopezmelendez@cantv.net