Si
el presidente masca coca la oposición masca adormidera. La
hoja de coca es aovada y de ella se extrae cocaína que
sirve, además, de anestésico de las membranas mucosas. La
adormidera tiene hojas abrazadoras de las que se extrae el
opio que sirve, además, para embelesar.
La oposición anda embelesada con las elecciones
regionales. Las elecciones regionales están lejos, muy
lejos, y hay que tener agenda no sólo precandidatos. El
gobierno sigue su camino –uno tortuoso, equivocado,
pugnaz- pero sigue su camino. Estaremos permanentemente
sometidos a las iniciativas del régimen si no elencamos
las luchas inmediatas con respuestas adecuadas.
Lo de que limitamos en buena parte no con el Estado
colombiano sino con las FARC es una afirmación de extrema
gravedad. Lo es, igualmente, los decretos-leyes que van
saliendo con autorizaciones para expropiar grandes cadenas
de distribución y de producción de alimentos, lo que, de
concretarse, podría producirnos una escasez lindante con
la hambruna. Y vendrán más.
El freno que representarán las elecciones regionales está
a gran distancia y hay que implementar métodos para la
brida contentiva inmediata. Estamos durmiendo una especie
de siesta y proclamando el análisis sobre lo que será la
gran derrota oficialista en noviembre, mientras el
gobierno golpea todos los días. Las acciones oficialistas
están, lentamente, poniendo a las regionales en la
distancia verdadera y reponiendo sobre la mesa la tesis de
Raúl Isaías Baduel de convocar a una Asamblea Nacional
Constituyente.
Ese planteamiento sonó extraño porque se hizo
inmediatamente después de que el país rechazó una reforma
y esa Asamblea se convoca, precisamente, para reformar la
Constitución. No obstante, el paso de los días va
materializando la ofensiva que Baduel previó y que todos
sabíamos vendría, muy a pesar de los que creían en
“reconciliación” y frenazo. El galope hacia el abismo de
la nación que mantiene el dedo ex-omnipotente plantea, en
este momento y de manera terminante, la necesidad de una
brida y he aquí que a escaso mes y medio la propuesta de
Baduel debe ser de nuevo analizada con cuidado y
detenimiento.
Las elecciones regionales se están convirtiendo en un
estupefaciente embelesador que no logra tapar el amargor
del día a día. El análisis de donde se puede ganar está
pasando a un segundo plano y no puede ser el objetivo
primario de análisis. Frente a la ofensiva descabellada
eso de andar hablando de precandidatos suena a música
relajante cuando el sonar de las trompetas revienta los
tímpanos. Hay que implementar opciones de contención
inmediata. Mi propuesta inicial era fijar como objetivo a
la Asamblea Nacional, pero los empalagados ni siquiera
parecen haberla considerado.
Tiene absoluta razón Antonio Ledezma cuando llama la
atención sobre la parálisis oposicionista y llama a
movilizarse contra la carrera armamentista y contra los
vientos guerreristas. No comparto del todo la tesis de que
los movimientos del gobierno no son más que una cortina de
humo para distraer de los graves y apremiantes asuntos
internos y para provocar una reacción nacionalista. Hay
propósitos que van más allá de eso que genérica y
despreocupadamente se han dado en llamar “cortinas de
humo”. Y en cuanto a una reacción nacionalista es una
tontería, puesto que el pueblo venezolano no quiere guerra
ni es anticolombiano. Más bien todo lo contrario: ha
mirado a Colombia, simpatiza con el país vecino en su
lucha contra las FARC, admira la serenidad de sus
gobernantes y acoge con afecto la frase de Uribe sobre no
responder por “respeto al pueblo venezolano”. El editorial
del diario caraqueño “El Nacional” titulado “Viva
Colombia” representa a plenitud el verdadero sentimiento
de lo que este pueblo siente hacia el hermano de al lado.
Raúl Isaías Baduel, quien ha prestado invalorables
servicios al país, sigue haciéndolo con sus constantes
observaciones sobre el sentimiento de las Fuerzas Armadas
de Venezuela hacia ese hipotético y caprichoso conflicto
bélico.
De aquí a las elecciones regionales hay un largo trecho.
La oposición no puede mascar adormidera, tiene que
movilizarse, salir a la calle a manifestar su repudio al
dispendio armamentista, entre otras muchas cosas. El
gobierno está desbocado, hará de las suyas, proseguirá con
la destrucción del país en estos largos meses que nos
separan de la consulta electoral. No podemos seguir
embelesados. Hay batallas diarias que cumplir. Las
elecciones regionales se están convirtiendo en opio. Hay
que sacudir al país. Hay que sacar el país a la calle a
protestar por mil razones. Es urgente la movilización
nacional. La primera gran movilización debe ser –como bien
lo platea Ledezma- contra la carrera armamentista y como
advertencia de que no toleraremos ninguna aventura bélica
con un país como Colombia con el cual sólo cabe
integración, intercambio, solidaridad y profundización de
la hermandad.
Razones para protestar sobran y abundan. La segunda gran
manifestación debe ser sobre la política interna –no ya
por la exterior que angustia por las gravísimas
implicaciones que plantea de muerte y destrucción-, contra
la ineptitud oficial, contra el desabastecimiento y la
inflación. Una detrás de otra. Si los dirigentes mascan
adormidera los venezolanos debemos masticar coraje.
tlopezmelendez@cantv.net