El
deterioro se está acelerando. Las noticias indican un
quiebre. Las manipulaciones que se hacen de las noticias
son aún peores que las noticias mismas. Pérdida de
toneladas de pollo, gente tratando de rescatar los
alimentos podridos, accidentes en refinerías,
estatizaciones sin ton ni son. El gobierno escogió el peor
momento para anunciar lo del Banco de Venezuela. Acelera,
así, el deterioro, ahora de la confianza, e indica que
avanza en su propósito de hacerse dueño de todo. Banco
estatizado en esta hora del mundo, sin ninguna razón, es
prueba de un desequilibrio peligroso, un propósito de
dominio del sistema financiero y una aplicación
irrefrenable de un modelo caduco.
El país se resquebraja. A
todas éstas un locuaz parlanchín de la televisión lanza
gritos histéricos reclamando la primacía de otras
noticias. Lo de la llamada “audiencia constitucional” para
los inhabilitados no fue más que un teatro digno de
Molière a quien podríamos
copiar alegando que se trata de una justicia imaginaria.
“Se les oyó”, parece ser la frase que tendremos como
justificación de cualquier tropelía.
Fedecámaras produce el documento más patético de su
historia –y vaya que ha producido en el tiempo documentos
patéticos- llamando a un gran entendimiento nacional,
precisamente en estos momentos en que todavía tratamos de
averiguar qué dicen las veinte y tantas leyes del último
día de la Habilitante y que se
nos anuncia sin anestesia la intromisión de la mano peluda
en el sistema financiero.
No hay dirigentes sindicales,
no hay dirigentes empresariales, no hay dirigentes. No los
hay porque esas instituciones desaparecieron como
sociedades intermedias y hasta como foros de discusión
para la defensa de sus propios intereses sectoriales. Aquí
hay un gran abismo, arriba está el poder, sea del gobierno
o de los minipartidos de la
oposición, y abajo está un cuerpo social huérfano. Hasta
que el huérfano se rebele y se produzca una sustitución de
élites masiva e implacable.
El flamante presidente electo
del Colegio Nacional de Periodistas, en un arrebato de
eclecticismo y de bobería, equipara las agresiones contra
los periodistas nacionales con la farsa montada por las
Fuerzas Armadas Colombianas para rescatar a la inefable
señora Betancourt. El señor William Echeverría, que así se
llama el susodicho, debe temer, seguramente, que la
próxima vez que los periodistas de
Telesur vayan a entrevistar a los líderes de la
FARC o a montarle las cámaras para que hagan sus anuncios,
los guerrilleros tengan serias dudas sobre si en verdad se
trata de los “hermanos” que les envía el predicador
evangélico para ayudar a difundir sus proclamas de guerra.
Efectivamente, lo que oímos
indica una zambullida sin paracaídas. Este país parece una
estampida, una Torre de Babel invertida donde nos llenamos
de “originalidades” como anunciar un viaje a
la cumbre antidrogas de
Cartagena para, al día siguiente, suspenderlo. Mientras
tanto, el vocero enviado se dedica a pedir una lucha
antinarcóticos sin tutela, sin intervenciones extranjeras,
convirtiendo un espacio que estaba dedicado a mejorar esa
lucha en un alegato antiimperialista, que retumba sonoro,
elocuente y estrambótico. La discusión, infantil y
grotesca, es cuál es la principal noticia, si
interrumpieron a Leopoldo López porque lo que decía era
determinante para el futuro inmediato de la nación, lo que
equivaldría a asegurar que el presidente nacionalizó un
banco nada más que para callarle la boca al aspirante a
Alcalde Mayor. Esto es, navegamos de exabrupto en
exabrupto.
La pelea se centra en si viene
o no viene una comisión del parlamento del MERCOSUR,
cuando todo parece indicar que vendrá la diputada
presidente de la Comisión de Derechos Humanos y no más.
Frente a las noticias a lo único que se recurre es a la
manipulación. Frente a una crisis que no entienden se
lanzan planteamientos absolutamente absurdos como los de
los empresarios que no saben que hacer olvidando que
cuando uno no sabe que hacer lo mejor es recurrir a
Mandinga.
Este país es un tropel de
gente que choca una contra otra sin saber adonde va porque
no sabe cuales son las direcciones. No hay direcciones, no
hay letreros indicativos de hacia donde andar. Ni con GPS
encontrarán las rutas adecuadas. Andan perdidos, a la
deriva, mirándose unos a otros sin saber que preguntarse y
menos que responderse. Pero las vacaciones trascurren
plácidamente. El país está de vacaciones. Quienes fueron
echados de sus empleos de la Asamblea Nacional, aún siendo
fieles militantes del PSUV, porque había necesidad de
hacerle un lugarcito a algunos
parientes, se quedarán esperando justicia. Todos se
quedarán esperando, estos que he mencionado como ejemplo y
todos los demás, porque el país está detenido, porque el
país está de vacaciones, porque el histérico continúa en
pantalla, porque el gobierno anda muy ocupado fabricando
“bancos socialistas” para que uno se pregunte qué diablos
será eso, si será uno que cumpla la intermediación propia
del sistema financiero, esto es, recibir depósitos y dar
préstamos o si una institución con este rótulo pasará a
ser como la energía eléctrica que falla y la CANTV que no
sirve.
El deterioro es más
pronunciado de lo que podía esperarse. El deterioro está
sobrepasando a la basura en la generación del olor
pútrido. El deterioro corre a mayor velocidad que los
desaguisados, que las impertinencias y que las
manipulaciones. El deterioro genera sus propias energías,
es autocombustible, sólo
requiere que toque el estómago para que salga la mujer del
seno afuera símbolo de la Revolución Francesa. ¿La
Bastilla? Todos sabemos donde está La Bastilla, donde
están los “líderes” de ambos bandos “deliberando” para
hacernos un pueblo feliz.
tlopezmelendez@cantv.net