“La única potencial y aceptable solución de fuerza
sería una insurrección popular, pero no son sólo factores
políticos,
espirituales o sentimentales los que conducen a los
pueblos a la rebelión,
sino también inmediatas y poderosas razones económicas.
Pensar en una insurrección popular en la
Venezuela del petróleo es acostarse a soñar”.
Luis Herrera Campins.
1957
Luis
escribía en 1957 manejando todos los factores y analizando
todas las posibilidades para lanzar su llamado a votar. Su
palabra circuló profusamente en los círculos de la
clandestinidad y la decisión de ir al camino electoral fue
asumida. Podríamos estar ante variantes, pero los
conceptos siguen siendo válidos. Cuando las condiciones se
dieron el pueblo salió a la calle a propinar la estocada
final a la dictadura perezjimenista.
Insistamos hoy en un
concepto básico: lo que tenemos que derrotar es la
propuesta de reforma; no se trata del presidente, como él
lo quiere hacer ver con su cantaleta de “el que vote sí lo
hace por mí” o con su cursi apelo al chantaje sentimental
al decirle a los venezolanos que si el “NO” gana se
quedarán huérfanos, cuando lo deben reelegir por siempre,
no por él, sino para que trabaje para el pueblo. Tal vez
un corrido mexicano tenga más consistencia que este
almíbar.
Llama traidor a
Uribe, amenaza con efectos sobre las relaciones
colombo-venezolana, lanza frases con indirectas a la
presidenta Bachelet, asegura que meterá preso en Yare a
Luis Ugalde con todo y sotana y también al cardenal Urosa
si sigue el ejemplo de su antecesor. Los desvaríos son del
otro, no de los que estamos firmemente sentados sobre la
salida electoral. Luis Herrera Campins paseaba su mirada
en su opúsculo “Frente a 1958” por todos los elementos y
con la diferencia de que entonces se trataba de un
plebiscito reeleccionista y no de un referéndum
constitucional, pero dijo:
“En Venezuela los
gobiernos sienten debilidad por las reformas
constitucionales. A la luz de los hechos históricos y de
las consecuencias, las reformas jamás han aportado
remedios a los males político-administrativos del país.
Han sido cortinas jurídicas de humo para ocultar intereses
inmediatos de quienes las promueven”.
La suma de los
factores sí altera el producto. Ahora estamos millones de
personas del disenso desde siempre con millones de
chavistas desde ahora. Chavistas obreros, estudiantes y
hasta tupamaros, junto a la fuerza de “Podemos” y junto a
la presencia serena de Raúl Isaías Baduel. Somos millones
y vamos a ganar el día 2 de diciembre. Las consecuencias
extras no las buscamos nosotros. Lo que buscamos es
derrotar una propuesta oficialista. Si el gobierno le
quiere buscar la quinta pata al gato será de su exclusiva
responsabilidad.
Luis agregaba:
“En Venezuela, desde
1948, la única oportunidad en que se logró derrotar a la
dictadura fue el 30 de noviembre del 52 con el voto
popular, y esa es el arma que tenemos para derrotarla en
1958”. Dijo, además:
“Alcanzo
a ver los riesgos y dificultades para una campaña comicial
en un clima político como el que se vive”. Después colocó
la frase que he utilizado como epígrafe de este artículo.
Las diferencias con 1952 son muchas, pero hay que
recordarle, especialmente a los estudiantes, que la
triunfante dirección nacional de URD fue citada al
despacho del Ministro del interior Vallenilla Lanz
supuestamente para un diálogo o supuestamente para un
arreglo pacífico conforme al resultado electoral,
detenidos todos sus integrantes allí mismo y expulsados en
un avión hacia Centroamérica. AD estaba en la
clandestinidad, el Partido Comunista herido de gravedad y
URD y COPEI sumamente golpeados (la victoria había sido
más de la espontaneidad del pueblo que de la organización
partidista), de manera que Pérez Jiménez se mantuvo en el
poder. Las reacciones al plebiscito de 1957 estuvieron
rodeadas de otros elementos, como el de la existencia de
la Junta Patriótica que coordinaba, ahora sí, los
movimientos oposicionistas, de la explosión estudiantil y
de la rebelión militar.
En su famoso opúsculo, seguramente muy poco conocido hoy
en día, Luis Herrera manejaba estas hipótesis frente a la
realidad de 1957: a) si la dictadura gana sin utilizar el
fraude electoral o la coacción durante el proceso, o si la
oposición triunfa y le es reconocida la victoria, queda
descartada la apelación a la violencia; b) si la dictadura
obtiene el triunfo mediante fraude o por el despliegue de
tremenda coacción a lo largo del proceso, o si gana la
oposición, pero la dictadura repite el golpe de estado, la
resistencia activa es deber moral y cívico de todos”.
Pompeyo Márquez, el legendario Santos Yorme –hoy atacado
como fascista- ya había dejado sentado ante el XIII Pleno
del Partido Comunista en la clandestinidad: "Es una
política de una fraseología de radicalismo revolucionario
pequeño-burgués que nos lleva a hacer llamamientos a
acciones y formular consignas súper-radicales". La vía de
concurrir a las urnas electorales se construyó poco a
poco, como ahora.
El gobierno, por su parte, manejaba estos argumentos: Se
daba como hecho cierto que Pérez Jiménez no estaba
dispuesto a abandonar el poder, que tenía el respaldo de
los mandos militares, que estaba convencido de que el país
entendía que en 5 años no era posible realizar el Nuevo
Ideal Nacional y que un proyecto de tal magnitud requería
su continuidad al frente del gobierno. Eso creía el otro.
Los demócratas tomaron el camino correcto y salieron de la
dictadura. El camino correcto nuestro ahora es derrotar
una propuesta del gobierno el 2 de diciembre y salir así
de la reforma. Es obvio que después de la fecha mágica la
batalla continuará, pero eso es harina de otro costal. Ya
lo dije: primero un pie y después el otro.
Con la victoria del
“NO” en la mano hay que admitir que el 2008 será duro.
Nuevas luchas y nuevos desafíos nos llamarán a los
venezolanos, los que afrentaremos con serenidad, con una
estrategia correcta y con un ánimo renovado.
tlopezmelendez@cantv.net