Cataluña
es Cataluña y la caminata (previo café para escuchar sobre
los esfuerzos de los escritores emergentes que nos relatan
los jóvenes poetas) se detiene para ver como el número
tres de Ezquerra Republicana, Xavier Vendrell, se lanza
por el camino de pedir un referéndum sobre la
independencia poniendo sobre el tapete una negociación
sobre la Generalitat si Convergencia i Unió lo acepta.
Pero bueno, qué ejercicio de la política es este. Tengo
entendido que el partido republicano firmó hace cuatro
meses un pacto con el Partido Socialista Catalán y con ICV
que llevó a la presidencia a José Montilla. A los pocos
meses del nuevo Estatut d´Autonomia semejante propuesta.
No me gustan estos nacionalismos independentistas y menos
el juego de pactar un acuerdo de gobierno para a los
cuatro meses lanzar una propuesta que daría al traste con
el mismo. De José Montilla hay que admitir que ha mejorado
las relaciones con Madrid y ha bajado los decibeles a la
política catalana. No tengo idea de cómo va a funcionar el
gobierno catalán después de esta amenaza, pues de otra
manera no puede llamarse. Los socialistas hablan de
“peligroso aventurerismo”. En Convergencia i Unió se
manifiesta perplejidad y algunos dirigentes hablan de
broma. Montilla va a tener que mostrar de que pasta está
hecho.
Para los catalanes no muchas cosas andan bien: hay una
protesta porque en la ciudad hay una papelera por cada 87
habitantes lo que, argumentan, es nefasto, pues Barcelona
está sucia. No la veo sucia para nada, pero allí un papel
de más es asunto de crítica. Una advertencia a las damas
sobre tener cuidado con las carteras. Leo en La Vanguardia
sobre cámaras de vigilancia en Sitges. En verdad veo un
despliegue tranquilo y silencioso de los Mossos d´Esquadra.
Los alrededores de Barcelona están repletos de grandes
edificios de habitación, hay una población satélite
considerablemente alta.
Dejo un poco las interioridades catalanas, para comprobar
que los iraníes liberaron a los marinos británicos. Al
menos una fuente menos de tensión. Se liberaliza el
espacio aéreo entre Europa y Estados Unidos, nuevas rutas,
grandes beneficios para los viajeros, impulso del turismo
y de la actividad económica. Buenas noticias. La voz de
nuestra llegada se corre. Aparece Diómedes Cordero,
nuestro venezolano de la Universidad de los Andes,
residenciado en esta incomparable ciudad en busca de un
doctorado y de sus sueños; llega Carlos Vitale, traductor
y poeta; llega Paco Robles, de la Editorial “Candaya”.
Bebemos café tras café. El gran tema es la novela Nocilla
Dream, del gallego Agustín Fernández Mallo que “Candaya”
ha lanzado y que aparece en el octavo lugar de ventas
según “El Mundo”. Felicidad que todos compartimos.
Llovizna matutina. Me siento en un banco de la Gran Vía de
las Cortes Catalanas. Un hombre absolutamente desnudo, con
pearsings numerosos colgándole del pene y un calzoncillo
tatuado se desplaza como si nada. Lo catalanes ni lo
miran, los turistas quedan boquiabiertos. En el periódico
me entero que hace a diario ese recorrido, baja por las
Ramblas y llega hasta el puerto. Al parecer nadie ha
encontrado la fórmula jurídica para impedírselo, se
considera que tiene el derecho a andar desnudo y que si se
arriesga al frío es asunto suyo. Entro a las oficinas de
redacción de “El Mundo” a dejar un paquete de libros para
un amigo. Buena conversación con una publicista sobre la
intervención de Zapatero la noche anterior. La he visto,
ha estado bien, pero, sin duda, este Presidente del
Gobierno no es un líder excepcional. Sin embargo parece
desproporcionado el punto por el que lo atacan: lo han
pescado con el precio del café: ha dicho que cuesta
ochenta centavos, cuando en verdad cuesta 1.20. Ha podido
decir que el presidente no anda por los locales
enterándose cuanto cuesta un “café solo”. Vuelvo a
sentarme y las parejas de homosexuales pasan tomadas de la
mano. Sentarse es esperar que lo cosmopolita y la libertad
pasen enfrente.
La gira de librerías no espera. Estas grandes cadenas de
varios pisos y con todo dentro menos libros irritan a un
escritor. Afortunadamente hay muchas que sí merecen el
nombre. Se nos ha puesto difícil el tercer tomo de Esferas
de Peter Sloterdijk, pero al fin aparece. Llegamos a un
café a la reunión del Consejo de Redacción de la “Revista
Paralelo Sur”. Fernando Clemot, Jordi Gol Corzo, el
mexicano José Luis Quintero, Bernat Pedró, el peruano Luis
Miguel Hermoza (editor de esa bellísima www.lasiega.org),
Francisco Javier Cubero Egea ( editor de www.eldigoras.com,
una de las páginas web más visitadas en lengua española),
ya nos hemos encontrado antes, ya tenemos su poemario El
corazón del limo, Raquel Delgado y los demás muchachos. La
noche de Barcelona se hace larga. El nuevo número de la
revista queda definido. La literatura se extiende sobre el
mesón.
Mientras caminamos en medio de una noche extremadamente
fría pienso en el comportamiento de los políticos aquí y
más allá. Existe una obligación imperativa, me digo, que
es la de aprender a pensar de otro modo. Vivimos, es
verdad, en una época de incertidumbre, pero las ha habido
muchas. Quizás la clave esté en lo que dice el profesor
Magí Panyella, de la Universitat Pompeu Fabra, de que el
camino no es sólo evitar o reducir la incertidumbre, sino
disolver algunas contradicciones clásicas para producir
formas de vivir en ella. ¿El listado? Buenos/malos;
individual/colectivo; libertad/seguridad;
racional/emocional; público/privado; verdad/mentira.
Podríamos enumerar hasta el infinito. Estamos inmersos en
la posmodernidad, las viejas formas estructuradas de
pensar ya no nos sirven.
tlopezmelendez@cantv.net