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La obligación de pensar de otro modo
por Teódulo López Meléndez  
lunes, 16 abril 2007


Cataluña es Cataluña y la caminata (previo café para escuchar sobre los esfuerzos de los escritores emergentes que nos relatan los jóvenes poetas) se detiene para ver como el número tres de Ezquerra Republicana, Xavier Vendrell, se lanza por el camino de pedir un referéndum sobre la independencia poniendo sobre el tapete una negociación sobre la Generalitat si Convergencia i Unió lo acepta. Pero bueno, qué ejercicio de la política es este. Tengo entendido que el partido republicano firmó hace cuatro meses un pacto con el Partido Socialista Catalán y con ICV que llevó a la presidencia a José Montilla. A los pocos meses del nuevo Estatut d´Autonomia semejante propuesta. No me gustan estos nacionalismos independentistas y menos el juego de pactar un acuerdo de gobierno para a los cuatro meses lanzar una propuesta que daría al traste con el mismo. De José Montilla hay que admitir que ha mejorado las relaciones con Madrid y ha bajado los decibeles a la política catalana. No tengo idea de cómo va a funcionar el gobierno catalán después de esta amenaza, pues de otra manera no puede llamarse. Los socialistas hablan de “peligroso aventurerismo”. En Convergencia i Unió se manifiesta perplejidad y algunos dirigentes hablan de broma. Montilla va a tener que mostrar de que pasta está hecho.

Para los catalanes no muchas cosas andan bien: hay una protesta porque en la ciudad hay una papelera por cada 87 habitantes lo que, argumentan, es nefasto, pues Barcelona está sucia. No la veo sucia para nada, pero allí un papel de más es asunto de crítica. Una advertencia a las damas sobre tener cuidado con las carteras. Leo en La Vanguardia sobre cámaras de vigilancia en Sitges. En verdad veo un despliegue tranquilo y silencioso de los Mossos d´Esquadra. Los alrededores de Barcelona están repletos de grandes edificios de habitación, hay una población satélite considerablemente alta.

Dejo un poco las interioridades catalanas, para comprobar que los iraníes liberaron a los marinos británicos. Al menos una fuente menos de tensión. Se liberaliza el espacio aéreo entre Europa y Estados Unidos, nuevas rutas, grandes beneficios para los viajeros, impulso del turismo y de la actividad económica. Buenas noticias. La voz de nuestra llegada se corre. Aparece Diómedes Cordero, nuestro venezolano de la Universidad de los Andes, residenciado en esta incomparable ciudad en busca de un doctorado y de sus sueños; llega Carlos Vitale, traductor y poeta; llega Paco Robles, de la Editorial “Candaya”. Bebemos café tras café. El gran tema es la novela Nocilla Dream, del gallego Agustín Fernández Mallo que “Candaya” ha lanzado y que aparece en el octavo lugar de ventas según “El Mundo”. Felicidad que todos compartimos.

Llovizna matutina. Me siento en un banco de la Gran Vía de las Cortes Catalanas. Un hombre absolutamente desnudo, con pearsings numerosos colgándole del pene y un calzoncillo tatuado se desplaza como si nada. Lo catalanes ni lo miran, los turistas quedan boquiabiertos. En el periódico me entero que hace a diario ese recorrido, baja por las Ramblas y llega hasta el puerto. Al parecer nadie ha encontrado la fórmula jurídica para impedírselo, se considera que tiene el derecho a andar desnudo y que si se arriesga al frío es asunto suyo. Entro a las oficinas de redacción de “El Mundo” a dejar un paquete de libros para un amigo. Buena conversación con una publicista sobre la intervención de Zapatero la noche anterior. La he visto, ha estado bien, pero, sin duda, este Presidente del Gobierno no es un líder excepcional. Sin embargo parece desproporcionado el punto por el que lo atacan: lo han pescado con el precio del café: ha dicho que cuesta ochenta centavos, cuando en verdad cuesta 1.20. Ha podido decir que el presidente no anda por los locales enterándose cuanto cuesta un “café solo”. Vuelvo a sentarme y las parejas de homosexuales pasan tomadas de la mano. Sentarse es esperar que lo cosmopolita y la libertad pasen enfrente.

La gira de librerías no espera. Estas grandes cadenas de varios pisos y con todo dentro menos libros irritan a un escritor. Afortunadamente hay muchas que sí merecen el nombre. Se nos ha puesto difícil el tercer tomo de Esferas de Peter Sloterdijk, pero al fin aparece. Llegamos a un café a la reunión del Consejo de Redacción de la “Revista Paralelo Sur”. Fernando Clemot, Jordi Gol Corzo, el mexicano José Luis Quintero, Bernat Pedró, el peruano Luis Miguel Hermoza (editor de esa bellísima www.lasiega.org), Francisco Javier Cubero Egea ( editor de www.eldigoras.com, una de las páginas web más visitadas en lengua española), ya nos hemos encontrado antes, ya tenemos su poemario El corazón del limo, Raquel Delgado y los demás muchachos. La noche de Barcelona se hace larga. El nuevo número de la revista queda definido. La literatura se extiende sobre el mesón.

Mientras caminamos en medio de una noche extremadamente fría pienso en el comportamiento de los políticos aquí y más allá. Existe una obligación imperativa, me digo, que es la de aprender a pensar de otro modo. Vivimos, es verdad, en una época de incertidumbre, pero las ha habido muchas. Quizás la clave esté en lo que dice el profesor Magí Panyella, de la Universitat Pompeu Fabra, de que el camino no es sólo evitar o reducir la incertidumbre, sino disolver algunas contradicciones clásicas para producir formas de vivir en ella. ¿El listado? Buenos/malos; individual/colectivo; libertad/seguridad; racional/emocional; público/privado; verdad/mentira. Podríamos enumerar hasta el infinito. Estamos inmersos en la posmodernidad, las viejas formas estructuradas de pensar ya no nos sirven.

tlopezmelendez@cantv.net

 
 

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