No
pretendo decirle a “Podemos” lo que tiene que hacer, pero
sí es mi deber observar que la presencia de los siete
diputados de este partido en el seno de la Asamblea
Nacional es ya banal y superfluo. Ha quedado demostrado de
manera expedita con la designación de este casco vacío que
llaman “Poder Moral”. En artículo anterior le solicité a
Ismael García que solicitara la autodisolución de ese
nicho y ahora vemos como se ve obligado a retirarse ante
la violación de las normas para elegir Fiscal, Contralor y
Defensor del Pueblo. Esta ha sido la última sesión de este
año de ese mamotreto, de manera que “Podemos” verá que
actitud asume en el 2008. Todos reconocemos que hicieron
lo que estaba a su alcance cuando se violaron todas las
normas para aprobar la propuesta de Reforma
Constitucional. El comportamiento de “Podemos” fue
efectivo para abrirle los ojos a varios miles de
conciudadanos sobre lo que allí se tramaba, pero a estas
alturas estar allí sentados nada más que para dejar
constancia de votos salvados parece excesivo y
contraproducente.
Otras cosas se le pueden observar a “Podemos”, como su
negligencia en abrirse a la formación del partido de
centroizquierda y de socialismo democrático por el que
están esperando muchos venezolanos, entre los cuales me
parece hay que incluir a buena parte de la intelectualidad
de izquierda de este país. El papel de “Podemos” parece
ser el de absorber buena parte de los militantes que
algunas vez simpatizaron con el presidente, pero
manteniéndose estático como está no lo va a lograr. Tiene
que abrir las compuertas, poner lo que tienen como base de
la edificación y con generosidad aprestarse a recibir lo
que necesariamente es el sector del cual puede incrementar
su capital político.
Sin embargo, el asunto de “Podemos” puede ser de ellos y
ellos harán lo que les venga en gana. El trasunto es otro,
uno que no parece entender la oposición y es, nada más ni
nada menos, que en esa espuria Asamblea Nacional se van a
cocinar todos los guisos para tratar de violentar la
voluntad popular expresada el 2 de diciembre. Si las
omisiones de “Podemos” comienzan a irritarme, la
desfachatez abstencionista sobre este tema de la llamada
oposición está produciéndome una arrechera suprema. No
logro entender a esta oposición cegata que nada dice
mientras en esa cosa que llaman Asamblea Nacional se
insinúa ya la discusión del proyecto de transformación
económica hacia un modelo socialista.
Manuel Rosales da al diario “La Razón” de España unas
declaraciones absolutamente inaceptables, por
extemporáneas, estentóreas y fuera de foco, mientras Julio
Borges produce ingenuidades de un político que dista mucho
de la madurez. Se han quedado en el aparato después de la
victoria del 2-D, parecen incapaces de reaccionar, esperan
echados la ofensiva gubernamental que viene. Ya no sé como
decírselos: la Asamblea Nacional es el objetivo
fundamental, es sobre ella que debe hacerse oposición
fuerte, inclusive presionando en la calle por su renuncia
en masa. Hay que forzar una crisis sobre este remedo de
parlamento. Pero no, uno se dedica a adueñarse de lo que
llama “el segundo lugar de popularidad”, el otro a hablar
del “amor que el pueblo siente por Chávez” y el general
Baduel insiste en la convocatoria de una Asamblea
Constituyente que no tiene la menor simpatía en ninguna
parte.
El punto de la Constituyente en extemporáneo en este
momento, debe convertirse en una carta bajo la manga para
cualquier emergencia, pero no en el planteamiento
recurrente. Aquí lo prioritario debe ser la elección de
gobernadores y alcaldes, la unidad total sobre candidatos
únicos, mientras en el plano político la Asamblea Nacional
porque ella es la olla del sancocho. Sin embargo parecen
no entender. Si bien cesaron las declaraciones de los
asomados –los inventores de cifras, los contadores de
cuentos de las anécdotas supuestas o reales, los
robacámaras con sus declaraciones estrambóticas- ahora lo
que hemos visto son declaraciones lastimosas. Ya comienzan
a llegar los correos electrónicos que asoman, por ejemplo,
la candidatura a la gobernación del Zulia de la señora
Rosales; eso es peronismo puro, el juego de Néstor y
Cristina, cuando debe abrirse ese cargo a otro líder
puesto que esa posición no es propiedad de una familia. Se
me ocurre, es el nombre que me viene a la mente, que el
ex-diputado Montoya – también de “Un nuevo tiempo”- podría
ser el natural candidato a gobernador del Zulia, entre
otros varios.
La oposición parece un borracho agotado que se agarra de
un poste. No está examinando ni midiendo el tiempo
político de la circunstancia. Todo parece indicar que va a
ser tomada por sorpresa y, una vez más, no hará otra cosa
que reaccionar a la agenda que les imponga el gobierno. No
se pueden bajar los brazos, después de una victoria hay
que imponer la agenda, tomar la iniciativa, echar a andar
todos los mecanismos de que dispone una oposición
democrática. Pero no, la oposición anda adornando los
arbolitos de Navidad y poniéndole debajo cajitas vacías de
utilería. Al país hay que darle el regalo de un brazo
recio, de una cohesión permanente, la sensación fiel y
verdadera de que se acabaron las vacilaciones y que ahora
sí hay una voluntad incorruptible de seguir adelante en la
tarea de parar los abusos y las corruptelas del régimen.
Declaraciones tibias sobre los presos políticos es lo que
vemos, cuando aquí debería estar desatada una campaña
feroz exigiendo su libertad. Mientras el odio brota y
flota en ese remedo de parlamento sobre la figura de Nixon
Moreno, la ULA cumple con su tarea al entregarle en la
Nunciatura Apostólica su título en politología.
Declaraciones tibias y de circunstancias sobre una agenda
social o educativa, acompañadas con propuestas de leyes a
ser introducidas en el remedo de Asamblea Nacional como si
allí las fuesen a discutir con seriedad o a tomar en
cuenta alguno de sus contenidos. Con esa Asamblea Nacional
no cabe otra cosa que la denuncia, la condena, el rechazo,
la exigencia de renuncia masiva.
Esta oposición se va a constipar, a indigestar, a
enfermar, de tanto incumplimiento de sus deberes.
tlopezmelendez@cantv.net