Poder Constituyente,
división político-territorial y política comunicacional
No soy enemigo a priori de los cambios. Desde Introducción
a la política (1969) –el primero de la treintena de libros
que llevo publicados- asomaba que la división
político-territorial de la república estaba hecha fuera de
todo contexto de planificación del desarrollo y que era
menester modificarla. En El venezolano amaestrado (1978)
puse por escrito mis observaciones sobre la televisión.
Una cosa sí mantengo: no se nos puede plantear a los
venezolanos en una reforma constitucional lo que es
competencia de un proceso constituyente. Una reforma,
sometida a referéndum, no puede contener refundación del
Estado. Es menester convocar a una Asamblea Constituyente
y es un trasnocho andar diciendo que el pueblo es un Poder
Constituyente dormido que se puede despertar a voluntad.
Eso no es otra cosa que democracia tumultuaria y de la
democracia tumultuaria se nutrió y se nutrirá Robespierre
para poner a funcionar el invento del doctor Guillotin.
No ejerzo el aventurerismo para declararme antes de tiempo
enemigo de la nueva estructura político-territorial que se
nos propondrá. La espero y opinaré. Al igual que le tomo
la palabra al ministro Jesse Chacón sobre el debate que
convoca sobre el nuevo espectro radioeléctrico. ¿Cómo
hago, ministro, para participar en esas discusiones?
¿Tendría usted a bien convocarme para que yo pueda seguir
ese proceso y dejar allí mis ideas? Me encantaría que en
la mesa de discusiones estuviese también el profesor
Antonio Pasquali. Usted, al igual que yo en uno de mis
últimos artículos, citaba el sistema europeo de televisión
pública. Muy bien, revisemos la BBC, la RAI y la TVE.
Veamos como se nombran sus directivas con minucioso
equilibrio.
La catarsis no tumba gobiernos
La catarsis no tumba gobiernos. La catarsis puede ayudar a
alguien individualmente, pero no produce efectos
prácticos. Todos los sentimientos encontrados que puedan
estar afligiendo a buena parte de la población deberán ser
manejados con criterio. Todavía escucho esa detestable
expresión “estoy cansado de política”. El avestruz mete la
cabeza en tierra y con ello elimina el peligro. No
necesitamos avestruces, necesitamos gente que entienda que
ahora es cuando hay que practicar el ejercicio político
inteligente. Pegar cuatro gritos en una manifestación es
pura catarsis. Lo que el ciudadano debe desarrollar es una
defensa constante, diaria, de sacrificio personal. Aún me
llaman madres lloriqueando porque al hijo le dijeron tal o
cual cosa en la escuela. Lo que deben hacer es dedicarse
diariamente a los hijos, preguntar por las informaciones
recibidas en el día, estudiar para poder darles las
explicaciones correctas, para poder corregir los entuertos
que encuentren. Más que nunca hay que mantener una
comunicación con los hijos, explicarles los hechos
políticos, informarles sobre lo que sucede, pedirles
reflexionen sobre el país. La charla diaria de sobremesa,
aquella que los venezolanos practicábamos antes del arribo
de la televisión, debe regresar con toda su fuerza.
Hay que aprender a ser solidarios. La alienación encarnada
en que ni siquiera conocemos a nuestros vecinos a quienes
dedicamos un seco saludo al cruzarlos, debe dar rienda
suelta a un conocimiento de nombres y a un intercambio de
información permanente. Ese intercambio no debe ser para
simplemente quejarse, para repetirse la paranoia, debe ser
para hablar en serio, para concretar una reunión de
análisis, no para pasarse rumores infundados o para
burlarse de la alguna expresión escuchada. Podrían ir a
participar en los Consejos Comunales y ver de cerca lo que
sucede en la nueva organización de la gente.
Racionalidad y condescendencia
Algunos se asombran de lo que llaman mi “racionalidad”.
Otros dicen que lo que propongo es una “condescendencia
con el comunismo de Chávez”. Espero ansiosamente me digan
cual debe ser el camino a tomar. Ya los veo esperando que
un personaje que tiene desde el 3 de diciembre un show
montado salga de una aparente clandestinidad a
presentarnos las pruebas del fraude del 3 de diciembre y
la lista de quienes “vendieron” la victoria de la
oposición. ¿Qué es lo que quieren? ¿Un alzamiento en
armas? ¿La instauración de una guerrilla urbana? Si eso es
lo que quieren deben proceder y dejarse de hablar
pistoladas. Digan y hagan lo que quieren. Allá ellos con
su irracionalidad. Si andar repitiendo lo mismo creen que
les da dividendos políticos tráguense la cucharada y
asuman las consecuencias. Se habrán dado cuenta mis
lectores que ya no hablo de oposición sino de “sector no
oficial”. Para hacer oposición hay que tener racionalidad,
para ir a la guerra hay que tener cojones y mucho me temo
que estos “radicales” de papel sólo tienen una lengua
suelta que no les da para más.
Contra los berridos de vírgenes plañideras
Cuando llegue el momento veremos lo que se nos propone y
dejaremos muy clara nuestra posición, en cuanto al
procedimiento y en cuanto a la forma. Si los
procedimientos son anticonstitucionales habrá que diseñar
una línea de acción, no como ya andan diciendo, que hay
que abstenerse. Si votamos o nos abstenemos es una
decisión que viene muy razonada. Me da la impresión de que
los venezolanos cuando no deben votar votan y cuando deben
no votan. Frente al paquete –lo he dicho mil veces- una
condición esencial es el desglosamiento de las propuestas.
Tengo la impresión de una oportunidad grande de que gane
el “No” frente a la propuesta de reelección indefinida.
Por eso es que la foto de Chávez está en cada cartel, en
cada anuncio de obras, en cada esquina. Para hacerlo
indispensable, en un aluvional culto a la personalidad que
identifique al personaje como indispensable en su
reelección indefinida para que los cambios prosperen.
Hay que abandonar el inmediatismo, hay que aprender a
escuchar lo que se propone y no salir a pegar gritos de
rechazo antes de tiempo, hay que aprender a manejar los
tiempos políticos. Hay que producir análisis y
contrapropuestas, hay que hacer una oferta y no berridos
destemplados de vírgenes plañideras.
tlopezmelendez@cantv.net