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El frasco de las píldoras
por Teódulo López Meléndez  
miércoles, 10 enero 2007


El pragmatismo de Galbrait

Una mañana del mes de agosto de 1995, en pleno invierno porteño, compré “La Nación” y “Clarín”, dos de los grandes periódicos argentinos. En uno de ellos, no puedo recordar cual, había una entrevista con John Kenneth Galbrait. Si bien Buenos Aires estaba fría aquella entrevista calentó el día. La frase que ahora me interesa es esta: “Si conviene privatizar se privatiza, si conviene nacionalizar se nacionaliza”. Semejante pragmatismo siempre lo he tenido en mi mente a la hora de hablar de economía. La conclusión es que no hay necesidad alguna de nacionalizar la CANTV ni las empresas eléctricas. Nadie venga con necesidades estratégicas fantasiosas ni con alegaciones de seguridad salidas de laboratorios con las probetas quebradas. Eso no conviene a la economía venezolana y punto. El pánico financiero ha sido la respuesta.

Ley Habilitante o patada en el trasero

Pedir una Ley Habilitante a una Asamblea Nacional donde todos los diputados son del gobierno equivale a una patada en el trasero a todos sus integrantes. Equivale a llamarlos inútiles e incapaces, a restregarles en el rostro que no sirven ni para borregos. Más grave aún, el hecho insólito de la petición, equivale, de hecho, a una disolución del Poder Legislativo, uno ya mermado por la masiva abstención, uno autoconsiderado de pensamiento único, uno sumiso y genuflexo. Ni así se confía en él. Es el principio según el cual toda práctica legislativa es inútil, enervante e innecesaria. Se legisla por decreto, lo que es más fácil. Esos borregos que cobren su sueldo, con eso ya tienen bastante. Pedirle una Ley Habilitante a un parlamento totalmente integrado por diputados oficialistas es una aberración descomunal significante de que ni siquiera las apariencias de una división de poderes se mantienen.

Adiós al socialismo del siglo XXI

Chávez ha producido una tajante definición ideológica de su rumbo, por lo que, para el gobierno, hablar de socialismo del siglo XXI es absolutamente un fuera de tono. Llamo la atención de los intelectuales chavistas que habían propuesto un gran debate para definir sustancialmente el contenido de la propuesta. Los invito a seguir poniendo sobre la mesa sus ideas, a no callar, a hacer las críticas necesarias a este retorno del marxismo-leninismo ortodoxo. Es deber de los intelectuales chavistas continuar definiendo lo que según ellos ha debido someterse a profundo estudio. Es su deber continuar en la producción de ideas.

Si los lectores miraron con atención mi artículo: "Localizando extremistas" se deben haber dado cuenta que todas las citas referentes a extremismos en el gobierno eran tomadas del presidente Chávez. Es Chávez el extremista y debe oponérsele un pensamiento socialista realmente de este siglo, tarea que corresponde a los intelectuales que han acompañado a este proceso. La izquierda no puede volver a ser un coro que grita “Amén”, debe mantener criterio propio y hacerlo del conocimiento público. Por mi parte, desde mis limitaciones, he trazado en los últimos meses un cuerpo doctrinario a lo que debe ser una democracia del siglo XXI. He observado coincidencias con lo que plateaban desde la otra acera. Principios jurídicos, económicos y de concepción de la política sobre los cuales podíamos ir a debatir ampliamente. Una cosa está más clara que el agua: los planteamientos que he hecho sobre democracia del siglo XXI no tienen nada que ver con una reposición de un marxismo-leninismo fracasado en la práctica y en los hechos.

Las actitudes a tomar

Entiendo perfectamente que hay una situación de pánico en la población. El discurso grandilocuente y estrafalario ha producido una situación de incertidumbre como nunca antes se había visto. Sin embargo, insisto en que hay que mantener la cabeza fría. Ello pasa por desoír llamados a manifestaciones. He visto una convocatoria a manifestar el 23 de enero en respaldo a RCTV. Eso, dada la nueva situación, es una estupidez. La gente se queja de que ha obedecido las órdenes de la oposición, que ha ido a marchas y a protestas. Recuerden la famosa manifestación “Con mis medios no te metas”. Esta no es hora de estar tomando la calle ingenuamente. Quienes se colocan en esas convocatorias no tienen la menor idea de lo que hacen. Mantengan la cabeza fría y conforme se vayan produciendo los hechos se producirán las respuestas. Por ejemplo, desde que tengo uso de razón he estado oyendo hablar de la reforma territorial. En verdad hay que admitir que seguramente hay estados inviables y municipios que no responden a un mínimo de racionalidad. Vamos a ver en que consiste la propuesta.

Lo que había que hacer lo dije hace 3 años. Está en un artículo donde resumo el intercambio de ideas con el director de un diario. Voy a copiar a continuación parte de ese texto simplemente para demostrar como se puede planificar una defensa en las diversas áreas de la vida cotidiana. No pongo lo de la defensa política porque estaba, como es lógico, referida a los acontecimientos puntuales de la fecha.

La defensa económica: Para mí fundamental. Nos queda un resto de parque industrial y una red comercial importante. Al gobierno, al menos en las primeras etapas, le será sumamente difícil romper la estructura capitalista privada. Debemos determinar como utilizar los restos del parque productivo como mecanismo de defensa. El empresariado debe reclamar como suyo la estabilidad del empleo fijo y dar muestras de conciencia social. Ahora la lucha en este campo no pasa por huelgas o paros que debiliten la estructura privada, sino por su fortalecimiento con medidas audaces.

La defensa cultural: Existen valores propios de esto que llamamos venezolanidad. Debemos centrarnos en su fortalecimiento. ¿Qué diablos hace el sector educativo, aparte de reclamar salarios o anunciar paros? Debemos procurar una integración de los maestros y profesores a una actividad directa de reforzamiento de los valores que contrastan de frente las pretensiones anticulturales del régimen. No se han dado cuenta que sí existe una política cultural, la de desmontar las referencias que históricamente han servido de sustento al comportamiento de los venezolanos. Cuando desmontas las referencias el paciente se siente mareado, inseguro, perdido y tiende, por naturaleza, a aceptar las nuevas referencias que el régimen ofrece. Batalla importante la cultural.

La defensa social: Nos guste o no nos guste la familia venezolana funciona de determinadas maneras. La situación ha llevado a todos a refugiarse en el pequeño círculo familiar o de amistades, a habilitar el “pequeño refugio”. En este momento no estamos para una contrarrevolución o contraofensiva sobre la sociología del venezolano, sino para reforzar ciertos valores básicos. Por ejemplo, los medios radioeléctricos tendrían en este campo una misión clave. Ello incluye la alimentación, mediante instructivos precisos sobre calorías y temas conexos. Ello incluye la defensa ante escasez, ello incluye instructivos sobre redes alternas de suministros. Ello incluye el instructivo sobre gestos cotidianos de comportamiento social. Y un largo etcétera. Es allí, en la defensa social, que se deben plantar los medios privados.


Como podrá verse una defensa es posible, una sin aspavientos y sin convocatorias a manifestaciones. Nada de pánico, es la hora de la inteligencia. Fíjense bien que el pánico es consecuencia del discurso incendiario y desproporcionado, más que de medidas concretas. Ahora voy a trabajar sobre la actualización de estas defensas que he citado como ejemplo de un planteamiento de hace tres años. Ahora hay que dejar de lado el dañino inmediatismo. Ahora hay que poner en práctica la creación de redes y de redes de redes de ciudadanos que se informan y analizan. Las nuevas luchas exigen la abolición del ya, como consigna gritada en forma de catarsis. Las nuevas luchas exigen un aprendizaje de las formas inteligentes del combate político.

tlopezmelendez@cantv.net

 
 

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