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La inmensa campana de aire envenenado
por Teódulo López Meléndez  
lunes, 7 mayo 2007


Venezuela se ha convertido en una agencia de publicidad. Lo que prevalece es el decorado, la forma de vender el producto, la repetición de la “cuña” publicitaria. El producto que se vende es la revolución bolivariana-socialista-endógena-indoamericanana. Así se ha construido sobre el territorio nacional una inmensa campana de plástico. Hemos pasado a ser un espacio cerrado, uno donde no hay circulación del aire, uno donde las exhalaciones van viciando lo que respiramos. Nos hemos convertido en plástico con un escenario de cartón piedra y anime. Vivimos inmersos en la repetición constante de esta publicidad por parte de un gobierno que no gobierna sino que se vende.

Esta campana es impermeable, no permite la circulación del aire, la entrada de aire renovador; en verdad hemos llegado a un punto donde no tenemos exterior, lo que tenemos sobre esta campana son ventanas pintadas con escenas de exterior. Los publicistas dibujan sobre el plástico. Todo lo damos por supuesto, lo que implica una tarea descomunal que no es otra que la de reinventar lo supuesto. Los venezolanos miramos los dibujos y no nos hemos dado cuenta que son dibujos, que esto no es más que una campana. La normalidad no es otra cosa que el envenenamiento progresivo con el aire contaminado que se presenta como no renovable. Lo supuesto se ha establecido con todo su peso y los organismos que somos nos movemos en una cámara lenta impuesta por el estupor del aire contaminado. Carecemos de la capacidad de reinventar lo supuesto y, en consecuencia, languidecemos en la falta de imaginación, en la ausencia de pensamiento, en la imposibilidad de un esfuerzo por perforar la burbuja en procura de aire fresco, en la incapacidad aplastante de negarnos a dar por ciertos los dibujos simuladores de lo real exterior.

En el país desfalleciente pululan los zamuros, otra cosa no es, por ejemplo, el Centro Carter, aparecido cuando huele conflicto en el cual medrar, cuando ve venir un conflicto en el cual intervenir como apaciguador de oficio, como mediador que logra compromisos que impidan cualquier cambio del aire viciado. Reunirse con el zamuro es otorgar beligerancia a un depredador carroñero. La reunión que el señor Rosales ha sostenido con el Centro Carter debe interpretarse como una de su partido “Un nuevo tiempo” con un zamuro, de manera que nadie venga a decir que un sector discrepante de la sociedad venezolana se ha reunido con la señora Jennifer McCoy. No, se ha reunido con el Centro Carter un partido que no tiene la menor idea de lo que hace, un donador de órganos, un petulante concesionario de papeles protagónicos que se cree, al mismo tiempo, protagonista cuando repite sus sandeces al zamuro.

En este país lo que se requiere es insuflar aire a la burbuja aprisionante para que los cerebros se despierten y dejen de creer en escenas publicitarias. Lo que se requiere es una demostración de que el aire se puede sanear so pena de encerrarnos cada uno en una campana más pequeña dentro de la campana grande a conservar los últimos restos del absolutamente necesario oxígeno para sobrevivir. Hay que soplar desde la apatía y el silencio para hacerle saber a la campana de plástico que su resistencia no es inviolable. A la campana-campaña publicitaria llamada revolución bolivariana-socialista-endógena-indoamericana, y todos los adjetivos que esta agencia de publicidad inventa todos los días, hay que oponerle explicación. La explicación rompe lo implícito, recupera para el análisis lo que se ha dado por supuesto, bombea aire a la revelación de lo que nos hace falta para liberarnos es una bocanada de aire fresco y sustitutivo.

Atontados como andamos por la falta de oxígeno, por el envenenamiento del aire de la campana donde estamos encerrados, caemos en la rutina del horror, de uno permanente, del cual se nutre esta agencia de publicidad para mantenernos melancólicos a la espera de la muerte. Explicar significa hacer entender al paciente melancólico la causa de su melancolía, hacerle entender que se hipnotiza con el aire viciado, que es necesario hacer brotar la creatividad desde los restos de energía y que es necesario reinventar, redescubrir, reformular.

Alguien aseguró alguna vez que patria no es otra cosa que el lugar donde estamos bien. Si estamos mal no tenemos patria. Este aire perverso está diseñado, publicitariamente, para matar la política, porque la política es un invento de los hombres para poder vivir en paz. Lo que este aire envenenado ya ha logrado es matarla y sin política lo que haremos en los estertores será dar cabezazos sobre las paredes de plástico de esta campana. Hay que reinventar la política, hay que combatir a la agencia publicitaria que la ha desterrado, a la agencia asesina de política, mientras lo que vemos es exactamente lo contrario, la práctica conforme al guión de aire envenenado, a los fanfarrones repetidores de lo supuesto, a la falsificación de palabras de quienes no tienen capacidad ninguna para soplar aire fresco dentro de esta cámara mortal donde hay que recrear las condiciones de la vida.

tlopezmelendez@cantv.net

 
 

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