Lo
más difícil que hay en el mundo parece ser la
administración de una victoria. Para ser objetivos y
veraces ningún dirigente importante del bloque del “NO” ha
salido a hablar de más. Lo han hecho los outsiders, los
que viven del escándalo, los que nada tienen sino un afán
de permanecer en el escenario a costa de declaraciones
altisonantes. Vamos a ver algunas recomendaciones que se
les podría dar a estos entrometidos que meten la cuchara
en la sopa: cállense, dejen a las Fuerzas Armadas en paz,
dejen de inventar cifras, si había alguna trampa en
perspectiva guárdensela para el futuro impedirlas, no
especulen, no contribuyan a sombrear las futuras
participaciones electorales.
Hay algunos que le piden la renuncia al CNE, incluyendo el
editorial de algún diario y algún editor archiconocido.
¿Qué ganan con eso? Deben saber que si renuncian será la
Asamblea Nacional la que nombre a los sustitutos.
¿Entonces? ¿Son ustedes especialistas en gastar pólvora en
zamuro? ¿O son acaso unos desgañitados que se dedican a
sacar conejos del sombrero de copa de un prestidigitador
arruinado? Los intríngulis del retardo en el boletín del
CNE los conocemos todos, pero al final estuvo allí. En
política, como en los deportes, lo que vale es el
resultado.
Ahora bien, una cosa que no se debe permitir es que el
gobierno marque la agenda. Aquí a quienes hay que pedirle
la renuncia es a los diputados de la Asamblea Nacional. El
objetivo político es ese parlamento pírrico (con el perdón
de Pirro, el primer griego que luchó contra Roma y que
ganó muchas batallas sin ventaja pírrica). Lo es porque
impide la ventilación y porque desde allí cualquier cosa
puede esperarse.
No obstante, hay que decirle al país que la amenaza no ha
terminado. Hay que aprender a discernir. Lo del presidente
anunciando que la reforma puede volver a presentarse por
otros proponentes puede tomarse como un desvarío, pero
aquí a los desvaríos hay que prestarles atención. Sabemos
perfectamente que en el texto constitucional se prohíbe de
manera taxativa que una propuesta de reforma vuelva a
someterse a consideración en el mismo período en que fue
rechazada, pero sabemos de las decisiones complacientes.
Es inimaginable el espectáculo de una nueva propuesta de
reforma, de varios meses de discusión en esa cosa que
algunos llaman todavía parlamento y la convocatoria de
otro referéndum. Sería descabellado, alucinante,
estrambótico, demencial, y terminaría en la más espantosa
derrota del gobierno, pero hay que prestarle atención.
Puede ser una alucinación que los psiquiatras deberían
estudiar, pero también los dirigentes políticos.
El objetivo político es, a mi entender, la Asamblea
Nacional, hasta para permitirle a los partidarios del
gobierno que quieren cambios en todos los órdenes
conseguir un escenario donde dialogar y hacer política.
Con esa Asamblea Nacional los partidarios del gobierno
(hay que abolir las expresiones “chavista” y “chavismo”)
están sin oxígeno, en manos de tres mujeres delirantes sin
cultura política y de ningún tipo.
El objetivo electoral son las elecciones de agosto. Hay
que ganar muchas gobernaciones y alcaldías y dar una
lección de apertura hacia el líderazgo juvenil emergente.
Esa es una de las razones por la que no me gusta la
Asamblea Constituyente, porque distrae esfuerzos, a menos
que el gobierno se enloquezca aún más. Otra cosa es
legislar en beneficio social, para lo cual nunca
necesitaban de reforma y sobre lo cual tienen una mora
agonizante estos estrafalarios que ocupan los curules de
lo que hace tiempo fue un parlamento. ¿Mierda? Vaya
escatológico Jefe de Estado que nos gastamos. A lo mejor
la agrega a “Patria, socialismo o muerte”.
Finalmente un comentario sobre este artístico acto del
alto mando militar. Si lo que quería el señor Chávez era
negar las recomendaciones que se le dieron, no lo
consiguió. Si lo que quería era hacer ver que su Ministro
de la Defensa es un portentoso líder de las Fuerzas
Armadas, no lo consiguió. Si lo que pretendían era que los
venezolanos nos asustásemos, no lo consiguió. Si lo que
pretendía era negar la ascendencia de Raúl Isaías Baduel
sobre las Fuerzas Armadas, no lo consiguió. Si lo que
quería era mostrarse como realmente es, lo consiguió ¿Es
esto hacer política -pregunto a los partidarios del
gobierno- o una clara muestra de extravío? Con esta
habladera de paja le va a pasar como a los gatos, que de
tanto lamerse se les congestiona de pelos el estómago.
Nosotros tenemos en las manos los pelos y son de color
“NO”.
tlopezmelendez@cantv.net