(“Mensaje
a García” es un breve relato escrito por el periodista
norteamericano Helbert Hubbard. Esto sucedió el 22 de
febrero de 1899, día en que se conmemora el natalicio de
Washington. Desde entonces se usa la expresión, pero la
generalidad de la gente no sabe de donde proviene. El
mensaje que se debía llevar era al general cubano García.
Está en la web).
Estimado
García: No tengo el gusto de conocerlo ni tengo dato
alguno que me permita hacerle llegar una misiva privada.
Es más, considero que lo que tengo que decirle debe ser
público y notorio, puesto que hoy en día, gracias a la
incontrolable tecnología que hace imposible la censura,
los mensajes se mandan por Internet.
Desde que
usted lanzó la frase “Patria, socialismo democrático y
vida” he dicho a mi entorno íntimo que esa expresión
contenía un desafío. El general Baduel no la ha repetido,
pero la ha descrito.
Entiendo su
prudencia en el comportamiento político y entiendo las
difíciles circunstancias que envuelven a su partido. Su
reclamo al diálogo, a la pluralidad, a la realización de
cambios en democracia, ratificación mediante de su
posición de izquierda y de socialismo democrático (lo que
en modo alguno significa socialdemocracia), es lo que
hace obligante enviarle este mensaje.
Veo en su
comportamiento una línea constante en lo estratégico. Su
posición de esperar el planteamiento concreto de reforma
constitucional para emitir un juicio de valor me parece
acorde con la línea que usted se ha propuesto. Es más,
como decía en alguno de mis artículos, esa reforma cambia
de contenido día a día a medida que su proponente toma la
temperatura de la sociedad venezolana, de manera que
quitará y pondrá conforme a las circunstancias.
Sin embargo,
García, hay una cosa que no será modificada y se trata de
la reelección presidencial indefinida, continua o como la
quiera llamar. No lo concibo a usted planteando elementos
como la reelección para todos, lo concibo oponiéndose a un
propósito de permanencia en el poder que usted sabe lo que
significa en términos históricos venezolanos. No otra cosa
que el ejercicio omnímodo del poder disfrazado de causas
supuestamente nobles. Usted entenderá que cuando el
presidente apenas está a medio año del ejercicio de su
segundo período es altamente preocupante oírle decir que
“necesita más tiempo”.
He visto su
reclamo a la presidenta de la Asamblea Nacional y he visto
las declaraciones del gobernador sucrense quien anuncia un
referéndum consultivo a los habitantes de su estado para
determinar si aceptan la eliminación o la modificación de
sus actuales límites territoriales, lo que, sin duda, es
la primera reacción de la provincia ante el tema de la
reconformación geopolítica del Estado. He visto, además,
su manifestación de coincidencia con el general Baduel
sobre los planteamientos de su famoso discurso.
Déjeme
recordarle algunas obviedades: su partido tiene una
fracción parlamentaria en una Asamblea Nacional sumisa,
usted está frente a un desafío enorme pues bien puede
convertirse en la única voz que resuene en la desolación
genuflexa,
su partido tiene bajo
su ejercicio gobernaciones muy importantes, su partido fue
el segundo más votado de entre los que apoyaban la
reelección presidencial de Chávez el pasado 3 de diciembre
de 2006. Todas estas circunstancias, más muchas otras,
como la coincidencia con los planteamientos del general
Baduel, ponen sobre su condición de líder político
democrático, una tremenda responsabilidad.
En pocas palabras,
García, los vientos huracanados apuntan hacia usted. No
puedo determinar a priori cual será su comportamiento,
pero espero, simplemente, que tome conciencia de lo que se
le viene encima. La historia es una dama caprichosa, pero
escoge a quien no se niega a sus requiebros. Lo que todo
parece indicar es que sobre usted está recayendo buena
parte de la responsabilidad en la formación de la opinión
que el país venezolano soberanamente, y por encima de los
gritos y de los portazos, deberá tomar para enfrenar la
reforma. Por mis escritos en este diario del medio oeste
usted sabe que mi tesis es votar masivamente “No” en el
referéndum que se convoque, sin entrar en consideraciones
jurídicas ni en alharacas histéricas.
No tengo capacidad
adivinatoria para saber que quitará o pondrá el proponente
de la reforma a la hora de presentarla. Sólo que usted y
yo sabemos lo que no quitará y eso marca todo el contenido
de la propuesta. Usted como yo sabe que la reforma es tan
amplia que resulta imposible votarla artículo por
artículo, que se nos propondrá en paquete, por lo que
resulta absurdo divagar sobre la individualización de las
propuestas.
Me adelanto a las
objeciones que usted analizará: se le recordará su apoyo a
este gobierno, olvidando que el derecho a disentir es una
opción que tiene expresión en un momento crucial y se
lanzarán sobe usted epítetos como “cobarde”, “vendido”, “a
buena hora te diste cuenta” y otros similares; no olvide
que en este país hay tres extremas: la extrema izquierda,
la extrema derecha y la extrema sifrina, pudiendo esta
última ser considerada una subespecie de la extrema
derecha. Se dirá, si usted ayuda a la formación soberana
de un clima donde los venezolanos puedan decidir sin tener
una soga al cuello, especialmente de la última extrema que
menciono, que usted actúa en combinación con el régimen y
que se trata de una maniobra para llevarnos a votar a un
resultado cantado con un REP y un CNE acomodados al
interés fraudulento. Sabe usted bien que toda posición
política implica un riesgo, pero también que un liderazgo
se ejerce contra las mareas de las aguas contaminadas. No
sé si sabrá empinarse sobre las objeciones elencadas, unas
que, al fin y al cabo, provendrán de quienes carecen de
capacidad de análisis. Una parte de la oposición está
actuando con la ceguera habitual y la otra teme dar el
paso porque sabe que su estrategia del pasado le acumuló
sobre los hombros una pesada carga de desprestigio.
Entiendo que cuando usted mira el comportamiento de la
oposición se paraliza. Es comprensible, pero no se
paralice usted. Lo dicho, García, los truenos y los
relámpagos se acumulan sobre su cabeza. Desde mi punto de
vista eso un político lo agradece porque cuando eso sucede
significa que se ha sido llamado a un papel no secundario.
Hable al respecto con el general Baduel, quién seguramente
le recomendará métodos de meditación eficientes (el
budismo no es propiamente una religión sino una manera de
vivir la vida) y quien coincidirá con usted sobre
procesos políticos. Las coincidencias, García, nunca son
en vano. Lo saludo cordialmente y le extiendo mis mejores
deseos para usted y los suyos.
Atentamente,
Helbert Hubbard
tlopezmelendez@cantv.net