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Mensaje a García
por Teódulo López Meléndez  
lunes, 6 agosto 2007


(“Mensaje a García” es un breve relato escrito por el periodista norteamericano Helbert Hubbard. Esto sucedió el 22 de febrero de 1899, día en que se conmemora el natalicio de Washington. Desde entonces se usa la expresión, pero la generalidad de la gente no sabe de donde proviene. El mensaje que se debía llevar era al general cubano García. Está en la web). 

Estimado García: No tengo el gusto de conocerlo ni tengo dato alguno que me permita hacerle llegar una misiva privada. Es más, considero que lo que tengo que decirle debe ser público y notorio, puesto que hoy en día, gracias a la incontrolable tecnología que hace imposible la censura, los mensajes se mandan por Internet. 

Desde que usted lanzó la frase “Patria, socialismo democrático y vida” he dicho a mi entorno íntimo que esa expresión contenía un desafío. El general Baduel no la ha repetido, pero la ha descrito. 

Entiendo su prudencia en el comportamiento político y  entiendo las difíciles circunstancias que envuelven a su partido. Su reclamo al diálogo, a la pluralidad, a la realización de cambios en democracia, ratificación mediante de su posición de izquierda y de socialismo democrático (lo que en modo alguno significa socialdemocracia), es lo que  hace obligante enviarle este mensaje. 

Veo en su comportamiento una línea constante en lo estratégico. Su posición de esperar el planteamiento concreto de reforma constitucional para emitir un juicio de valor me parece acorde con la línea que usted se ha propuesto. Es más, como decía en alguno de mis artículos, esa reforma cambia de contenido día a día a medida que su proponente toma la temperatura de la sociedad venezolana, de manera que quitará y pondrá conforme a las circunstancias.  

Sin embargo, García, hay una cosa que no será modificada y se trata de la reelección presidencial indefinida, continua o como la quiera llamar. No lo concibo a usted planteando elementos como la reelección para todos, lo concibo oponiéndose a un propósito de permanencia en el poder que usted sabe lo que significa en términos históricos venezolanos. No otra cosa que el ejercicio omnímodo del poder disfrazado de causas supuestamente nobles. Usted entenderá que cuando el presidente apenas está a medio año del ejercicio de su segundo período es altamente preocupante oírle decir que “necesita más tiempo”. 

He visto su reclamo a la presidenta de la Asamblea Nacional y he visto las declaraciones del gobernador sucrense quien anuncia un referéndum consultivo a los habitantes de su estado para determinar si aceptan la eliminación o la modificación de sus actuales límites territoriales, lo que, sin duda, es la primera reacción de la provincia ante el tema de la reconformación geopolítica del Estado. He visto, además, su manifestación de coincidencia con el general Baduel sobre los planteamientos de su famoso discurso. 

Déjeme recordarle algunas obviedades: su partido tiene una fracción parlamentaria en una Asamblea Nacional sumisa, usted está frente a un desafío enorme pues bien puede convertirse en la única voz que resuene en la desolación genuflexa, su partido tiene bajo su ejercicio gobernaciones muy importantes, su partido fue el segundo más votado de entre los que apoyaban la reelección presidencial de Chávez el pasado 3 de diciembre de 2006. Todas estas circunstancias, más muchas otras, como la coincidencia con los planteamientos del general Baduel, ponen sobre su condición de líder político democrático, una tremenda responsabilidad. 

En pocas palabras, García, los vientos huracanados apuntan hacia usted. No puedo determinar a priori cual será su comportamiento, pero espero, simplemente, que tome conciencia de lo que se le viene encima. La historia es una dama caprichosa, pero escoge a quien no se niega a sus requiebros. Lo que todo parece indicar es que sobre usted está recayendo buena parte de la responsabilidad en la formación de la opinión que el país venezolano soberanamente, y por encima de los gritos y de los portazos, deberá tomar para enfrenar la reforma. Por mis escritos en este diario del medio oeste usted sabe que mi tesis es votar masivamente “No” en el referéndum que se convoque, sin entrar en consideraciones jurídicas ni en alharacas histéricas. 

No tengo capacidad adivinatoria para saber que quitará o pondrá el proponente de la reforma a la hora de presentarla. Sólo que usted y yo sabemos lo que no quitará y eso marca todo el contenido de la propuesta. Usted como yo sabe que la reforma es tan amplia que resulta imposible votarla artículo por artículo, que se nos propondrá en paquete, por lo que resulta absurdo divagar sobre la individualización de las propuestas.  

Me adelanto a las objeciones que usted analizará: se le recordará su apoyo a este gobierno, olvidando que el derecho a disentir es una opción que tiene expresión en un momento crucial y se lanzarán sobe usted epítetos como “cobarde”, “vendido”, “a buena hora te diste cuenta” y otros similares; no olvide que en este país hay tres extremas: la extrema izquierda, la extrema derecha y la extrema sifrina, pudiendo esta última ser considerada una subespecie de la extrema derecha. Se dirá, si usted ayuda a la formación soberana de un clima donde los venezolanos puedan decidir sin tener una soga al cuello, especialmente de la última extrema que menciono, que usted actúa en combinación con el régimen y que se trata de una maniobra para llevarnos a votar a un resultado cantado con un REP y un CNE acomodados al interés fraudulento. Sabe usted bien que toda posición política implica un riesgo, pero también que un liderazgo se ejerce contra las mareas de las aguas contaminadas. No sé si sabrá empinarse sobre las objeciones elencadas, unas que, al fin y al cabo, provendrán  de quienes carecen de capacidad de análisis. Una parte de la oposición está actuando con la ceguera habitual y la otra teme dar el paso porque sabe que su estrategia del pasado le acumuló sobre los hombros una pesada carga de desprestigio. Entiendo que cuando usted mira el comportamiento de la oposición se paraliza. Es comprensible, pero no se paralice usted. Lo dicho, García, los truenos y los relámpagos se acumulan sobre su cabeza. Desde mi punto de vista eso un político lo agradece porque cuando eso sucede significa que se ha sido llamado a un papel no secundario. Hable al respecto con el general Baduel, quién seguramente le recomendará métodos de meditación eficientes (el budismo no es propiamente una religión sino una manera de vivir la vida)  y quien coincidirá con usted sobre procesos políticos.  Las coincidencias, García, nunca son en vano.  Lo saludo cordialmente y le extiendo mis mejores deseos para usted y los suyos.

Atentamente, 

Helbert Hubbard

tlopezmelendez@cantv.net

 
 

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