El
cumplimiento de una tarea de pedagogía política se vive en
soledad, como corresponde. Si debo expresar un primer
agradecimiento necesariamente debo hacerlo con Internet,
un maravilloso invento que ha roto las limitaciones y
abierto el mundo al pensamiento y la reflexión como nunca
antes desde que Gutemberg inventó la imprenta. Esto que
llamamos ciberespacio es, en realidad, una conciencia
universal que se mueve en un territorio sin fronteras.
Algunos hacen mal uso de él, como una catarsis de
inmadurez que sustituye el diván del psicólogo o del
psiquiatra y que puede reflejar –como en el caso nuestro-
una profunda inmadurez en lo político, pero que, aún así,
democratiza la expresión. En segundo lugar a quienes
manejan estos medios, pues afortunadamente la máquina no
actúa por sí sola, sino bajo control humano. A los
periódicos impresos que publican mis columnas debo también
una palabra de agradecimiento.
Hemos todos librado una batalla fundamentalmente de
maduración de la conciencia política y ciudadana de los
venezolanos. Era una tarea nada fácil, después de un largo
sueño y de infinidad de errores. El aventón estudiantil
fue el primer indicio claro de un renacer espiritual y de
rescate de la política, palabra mancillada y, por ende,
lanzada al diván de los trastos inútiles. Dije en
infinidad de ocasiones que cuando una generación se ponía
de frente se constituía en una barrera imposible de
superar. Luego había que vencer toda una dura matriz de
opinión endurecida contra la salida electoral. Por
momentos tuve serias preocupaciones por una sociedad que
descartaba el voto como herramienta de lucha. Finalmente
había que torcer el brazo a instituciones que harían todo
lo posible por evitar el reconocimiento de la expresión
popular.
Cada quien luchó con sus armas. Hemos dejado en el camino
muertos y heridos y sobre ellos debemos mantener la
memoria viva. Debo agradecer a Fabia, la muchacha de
Maracaibo, quien me sacó de un momento de serias dudas
sobre el poder de la palabra. Un escritor sin la palabra
es algo así como un mineral inútil. Sin embargo, debo
reclamar que la responsabilidad intelectual se cumplió no
más que con los dedos de las manos. Del otro lado le debe
quedar al país una posibilidad de discernimiento abierta
en cuanto se refiere a quienes opinan. Infinidad de
columnistas no hicieron otra cosa que mentir, confundir o
tratar de montarse sobre el oportunismo. El país debe
aprender a diferenciar, a rechazar y a entender.
Hemos vivido una jornada histórica de intenso valor. Los
protagonistas somos todos, pero unos son más protagonistas
que otros. El movimiento estudiantil fue, y sigue siendo,
la punta de lanza. Luego la comprensión de que sin la
gente que comenzaba a disentir no llegaríamos a ninguna
parte. Los intelectuales proclives al régimen y que
dejaron escuchar su voz disidente tuvieron un intenso
papel validado sobre la responsabilidad intelectual que
hay que reconocerles. “Podemos” se alza hoy como una
referencia de futuro y sobre sus bases se ve venir la
fortificación de un partido de centroizquierda que
aglutinará muchísimas voluntades, especialmente del campo
sembrado de un socialismo democrático. Reconocimiento a
los partidos del bloque del “NO” y a quienes se sumaron a
última hora; atrás quedan las palabras fuertes que en
alguna ocasión escribí, pero que eran absolutamente
necesarias. La deuda que el país tiene con Raúl Isaías
Baduel es muy grande. En medio de la incomprensión y de
los ataques furibundos este hombre coherente nos ha
evitado a los venezolanos muchos efectos perniciosos.
Cuando los historiadores entren en acción y se revelen los
detalles de todo este proceso habrá un reconocimiento
sincero a su serenidad, a su visión y a su coraje.
Tenemos ahora, en el 2008, una cita ineludible: las
elecciones regionales. No he tenido tiempo de revisar las
cifras estado por estado, pero seguramente indicarán la
posibilidad abierta de victoria en numerosas gobernaciones
y alcaldías. Habrá que escoger los candidatos con mucho
tino y sin pizca de mezquindad. Los mejores, en todos los
aspectos, y aglomerar todos los esfuerzos sobre esas
candidaturas. Muchos de los líderes estudiantiles deberán
ser incluidos como candidatos a concejales, para que
comiencen su aprendizaje en el manejo de los asuntos
públicos. Infinidad de hombres de primera línea de nuestra
historia republicana comenzaron desde un curul de
concejal. No habría perdón si no se les da la oportunidad,
que el calendario electoral nos brinda, a estos muchachos
para que se ejerciten ahora en el trato directo con los
problemas de las comunidades.
La tela donde cortar sobre este evento memorable que
vivimos intensamente es mucha. Con lentitud –para la
tregua que todos nos merecemos- analizaremos, porque hemos
desechado la idea de callar después de logrado este
objetivo. Aún la tarea del intelectual está viva en toda
su magnitud. Las batallas por venir serán arduas y
difíciles y el poder de la palabra será requerido
nuevamente. El listado de puntos es largo. Incluyendo,
como advertí a mediodía del domingo a tres o cuatro
amigos, la abstención de una parte importantísima del
electorado proclive al gobierno. Nótese que no uso ahora
la expresión “chavista”. Comencemos la nueva tarea
pedagógica despersonalizando la política, como paso previo
hacia un país liberado de taras atávicas.
Debemos producir un análisis profundo de todo lo ocurrido.
Ahora, como a todos los venezolanos, el sueño y el
cansancio nos vencen. Una conclusión preliminar y obvia:
si nos empeñamos, con el material humano del que está
hecho este pueblo, podremos construir un país maduro,
lanzado hacia el desarrollo y el progreso. Empeñémonos.
tlopezmelendez@cantv.net