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Un viaje pleno de éxitos
por Teódulo López Meléndez  
viernes, 22 septiembre 2006

 

En un artículo anterior me permití analizar las razones internas por las cuales este proceso histórico venezolano estaba llegando a su fin. Ya es hora de hablar de las razones de política internacional por la sencilla razón de que este viaje a las Naciones Unidas ha sido la guinda de la torta. 

Desde mi experiencia diplomática y de mis lecturas, no logro recordar otro discurso similar ante la Asamblea General. Puedo recordar a Nikita Kruschov golpeando con su zapato la mesa de su delegación, los duros discursos de Cuba contra Estados Unidos pero sin insultos personales, hago memoria sobre los años de la guerra fría y no encuentro nada similar en injurias al Jefe del Estado anfitrión de la ONU. 

Se han roto todos los parámetros de la diplomacia, de la cordura y de la decencia. Un primer efecto se produce en el seno mismo de la ONU. Ahora todos saben que un embajador de este gobierno venezolano sentado en el Consejo de Seguridad convertiría a ese órgano esencial en algo a ser evitado como foro de discusión de los grandes temas mundiales. No podrían manejarse los asuntos delicados en manos de diplomáticos veteranos con un miembro gritón y escandaloso, por lo que las grandes potencias preferirían entenderse entre sí fuera del Consejo con el consecuencial deterioro de la ONU como epicentro de las negociaciones escabrosas sobre temas claves. La consecuencia es que ya se puede decir que Guatemala y no Venezuela será electa para un puesto de miembro no permanente del Consejo de Seguridad. 

La segunda consecuencia grave es sobre la política interna norteamericana. Las declaraciones de líderes demócratas, en tono fuerte, siembran una excepción en la manera como se manejan lo asuntos internos en Estados Unidos. Por vez primera los demócratas en tiempo electoral salen en defensa de un presidente republicano. No recuerdo que tal hecho se haya producido fuera de circunstancias en que estaba empeñada la potencia en guerras externas. Ni siquiera sobre la invasión a Irak recuerdo un hecho semejante. Ello, creo, pone punto final a los devaneos de algunos senadores y representantes demócratas que sostenían la tesis de un entendimiento con el presidente venezolano, tal vez influenciados por los errores cometidos con Fidel Castro. La conclusión es que ahora el tema Chávez no es un asunto del gobierno de Washington, para pasar a ser un asunto de interés nacional, un asunto relativo al estado norteamericano. Creo innecesario abundar sobre las consecuencias. Ahora, en un orden de ideas menos trascendente, ningún lidercillo local aprovechará la entrega de combustible de calefacción por parte de Citgo para tratar de ganar algunos votos entre el electorado de su jurisdicción. 

Otro aspecto que debe resaltarse es que el comportamiento del presidente venezolano debe haber resonado como una sirena en los oídos de Raúl Castro. Al sucesor del trono cubano no le conviene, si nos atenemos a lo que parece piensa, para nada esa relación estrecha con este gobierno. Creo que podemos comenzar a afirmar que la muerte de Fidel pondrá fin a esto que, utilizando viejas palabras del ex presidente Menem, podemos llamar “relación carnal”. No habrá rupturas espectaculares, sino distanciamiento lento y discreto, de manera especial si Raúl abre las puertas a un capitalismo a la manera china, tiempos esos en que no necesitaría del flujo monetario venezolano.  

También hay consecuencias sobre el continente. No podemos dejar pasar inadvertida la boutade de afirmar que viajaría a México a la toma de posesión de López Obrador y mucho menos la advertencia mexicana de que si iba con ese propósito no se le permitiría el ingreso. No recuerdo un episodio semejante, por más esfuerzos de memoria que hago, de tan brutal y desconsiderada amenaza de ingerencia en los asuntos internos de otro estado americano. Recogió sus palabras, pero las palabras pronunciadas quedan allí. Evidentemente que la posición chilena debe haberse decidido después de este viaje lleno de éxitos. La señora Bachelet tiene encima la presión de los democristianos y una posibilidad, que no veo remota, de fractura de la “concertación” que allí gobierna. Por lo demás, cuanta razón tenía al celebrar el ingreso de Venezuela al MERCOSUR. Desde que se produjo ese ingreso, el presidente venezolano abandonó la espectacularidad de “su” integración continental para remitirse a alianzas con Irán y Siria, logrando, al menos que en el sur del Líbano anden sus fotografías con la leyenda “hermano” al lado de los fusiles de las fuerzas de Hezbolá. Venezuela es, desde ya, un socio incómodo para los países del sur. La primera advertencia fue la negativa a apoyar el control de medios que llevó Venezuela a la última reunión de Río. La siguiente consecuencia es que, para guardar las apariencias, países como Brasil, Uruguay y Paraguay, y muy probablemente Argentina, voten por Venezuela en la primera ronda y si Guatemala no consigue suficientes votos –de los que está cerca- en la primera vuelta, de inmediato se sumen a la candidatura centroamericana. Aunque el voto es secreto y las sorpresas siempre están a la vuelta de la esquina. En la Asamblea General de la ONU no se vota con Smarmatic

En pocas palabras, el régimen venezolano ya resulta intragable. Súmele las razones de política internacional a la larga lista que enumeré, hace un par de semanas,  de razones internas. Saque bien las cuentas.

tlopezmelendez@cantv.net

 
 
 
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