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La cumbre de Córdoba 
por Teódulo López Meléndez  
sábado, 22 julio 2006

 

La falta de conocimiento de lo que es una negociación internacional lleva a mucha gente a pensar que este tipo de reuniones se limita a los discursos. En verdad los que trabajan horas y horas, y discuten hasta por una coma, son los miembros de las delegaciones técnicas. Afortunadamente la vida me ha permitido conocer por dentro este tipo de eventos. Recuerdo que en la II Reunión de Ministros del Área Social del Grupo de los 15 mi jefe de delegación me ordenó que consiguiera una resolución final que no fuera “blandengue”, que estuviese impregnada de justicia social. Por supuesto que eran otros tiempos latinoamericanos. La conseguí, pero debí entablar un incesante y parsimonioso diálogo.

De manera que los cuerpos técnicos pasan las resoluciones a los ministros, cuando estos la aprueban la pasan a los Jefes de Estado y de gobierno y ellos hacen las observaciones finales. Cuando se arriba a las plenarias todo está listo. En la plenaria necesariamente brota un poco de retórica, pero también las líneas políticas maestras. Tengo la sensación, después de haber seguido por televisión la plenaria de la Cumbre del MERCOSUR, que esta reunión realmente se constituyó en un avance. En primer lugar, por la presencia masiva. Allí estaban todos los países de la Comunidad Andina de Naciones, más México, más Cuba, más Pakistán; estos dos últimos porque el grupo firmaba con ellos acuerdos particulares. Inclusive la presencia de Fidel Castro fue de alto interés, entre otras razones porque MERCOSUR refuerza su influencia política sobre ese régimen, de manera especial cuando el octogenerario líder –vacilante como todo hombre de su edad, pero lúcido- está llegando al final de sus días. Ciertamente el discurso de Castro fue notable, centrándose en comercio, salud, educación y tecnología, sin hacer estridencia sobre el imperio y sin pronunciar frasecillas trilladas.

Me permito insistir en los demás discursos, todos partiendo de la base de la democracia y de la libertad de los pueblos, más la libre circulación de las mercancías. Un régimen reconocido como no democrático no puede formar parte de ese proceso de integración. Eso es bueno recordarlo incesantemente. Estupenda la participación sindical, con un discurso que casi opaca a los de los presidentes. El asunto sindical va sobre el empleo, como es lógico, sólo que el planteamiento fue hecho con una seriedad técnica que produce envidia.

La retórica anti-imperialista vino después o las observaciones políticas como aquélla de “Lula gana”. Es absolutamente absurdo que muchos periódicos venezolanos se hayan centrado en lo periférico, en la algarabía revolucionaria, en el lenguaje populista para las masas. Lo importante, partiendo de la base de que la realpolitik se respeta, es la reunión en sí, donde, hay que admitirlo, existe una atmósfera integracionista real. El proyecto de Comunidad Suramericana camina, respetando los esquemas integracionistas existentes como MERCOSUR y la CAN. No en la agenda principal, pero tan importante como aquélla, se encuentran pasos de avance en la integración energética.

El asunto del ingreso venezolano al Consejo de Seguridad de la ONU, desde mi óptica, se ha magnificado, sobre todo por parte del régimen nuestro que lo plantea como una lucha contra el imperio. Para mí no hay nada de particular ni será una victoria anti-imperialista si se logra que el anti-diplomático por excelencia, Arias Cárdenas, se siente allí. En otras ocasiones hemos sido miembro no permanente, con Diego Arria, por ejemplo, quien cumplió una brillante labor hasta el punto de permanecer todavía en el edificio de Nueva York como asesor del Secretario general. Me gustaría ver a Arias Cárdenas en misión en el Medio Oriente. Sería todo un espectáculo. Que MERCOSUR apoye a Venezuela es lo lógico: mal integración sería que un miembro aspirara a un cargo de ese tipo y sus pares no lo apoyaran.

Un detalle nada despreciable es la voluntad, reiterada en la cumbre, por parte de los países andinos, de hacer retornar a Venezuela a la CAN. Buena iniciativa sería que aquí se desatara una campaña con ese propósito. Chávez ha demostrado que puede retroceder, como es el caso de las relaciones con el presidente entrante del Perú. En Mérida, en medio de la asamblea de Fedecámaras, hemos visto el llamado de los empresarios andinos en el sentido del retorno. Llama la atención la ausencia de referencia por parte del presidente del ente empresarial a cualquier forma de integración, andina o suramericana.

He dicho, y reitero, que las realidades políticas del continente se han modificado sustancialmente y quien no las quiera ver es ciego. Dentro de esas realidades hay que trabajar. Los empresarios venezolanos deben mantenerse integrados con sus pares andinos y abrir las compuertas de las relaciones con sus pares del MERCOSUR. La CTV debe establecer vínculos estrechos con los movimientos sindicales de la región procurando integrarse a las políticas de empleo que el sindicalismo latinoamericano ya está poniendo sobre la mesa. Hay que participar activamente. Meter la cabeza en tierra creyéndose avestruz es una tontería.

Esta es la realidad política suramericana de hoy. Hay que ir, como en las comisiones técnicas a las que hacía referencia como matriz real de las cumbres, a pelear hasta una coma.

tlopezmelendez@cantv.net

 
 
 
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