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La inteligencia desprovista 
por Teódulo López Meléndez  
martes, 16 mayo 2006

 

Ha sido muy fácil salirse de la suerte. Las expectativas han sido diluidas sin mucho esfuerzo. La magia ha hecho aparecer una solución que no contradice en nada lo que “un buen intelectual debe ser”. “Yo, intelectual, que no duermo preocupado por la suerte del país, apoyo a un candidato de izquierda”. Así aparece cumplido el desideratum. Han cumplido con su deber para con el país, han tomado una decisión que los libera de toda responsabilidad. Se han tomado un minuto para insertar la firma en un comunicado de apoyo. Pareciera que lo único que saben hacer es firmar comunicados de apoyo, como aquél célebre de apoyo a Lusinchi donde quedaron sorprendidos de aparecer con foto.

Han optado por una posición electoralista sin darse cuenta que lo hacían y poniéndose de espaldas al país que considera que la salida electoral no es viable. El candidato tiene todas las condiciones para espulgar las conciencias: pasado, tono, oferta de una “izquierda buena”. Y hasta alguno habrá pensado, como en los buenos tiempos del pasado, que el apoyo a tiempo traerá consigo beneficios, acomodos en la cúpula cultural. Ya está, yo lo apoyé, mejor no puedo conseguir.

Una cosa es creer en el voto: eso se llama ser un demócrata. Otra cosa es optar por una posición electoralista: eso se llama acomodo fácil. Entre “electoral” y “electoralismo” hay una gran distancia. En una situación normal cada quien puede optar por una acción electoral. En una situación de excepción a la inteligencia toca otra cosa que andar firmando comunicados de apoyo. En una situación normal hasta podría aceptarse eso de andar en un autobús amarillo a la manera de los candidatos presidenciales norteamericanos.

La conciencia no se aclara firmando comunicados de apoyo a candidatos. La conciencia se aclara dando respuestas al país, pero la “inteligencia” venezolana no está para esos trotes. Dije una frase en el pasado: “Cuando los políticos fallan toca a los intelectuales dar respuestas”. He dicho, a unos pocos, entre ellos a “Súmate” que no respondió, que hay que convocar a un foro para hablar de la democracia del siglo XXI. En el siglo XVIII se preguntaron si era posible adaptar la original democracia ateniense a la realidad del estado-nación e inventaron la separación de los poderes y esa minucia que llaman libertad de expresión. Ahora es necesario poner a funcionar la cabeza para definir una democracia del nuevo siglo, por oposición al socialismo del siglo XXI. Eso, sin embargo, equivaldría a caer en una oposición abierta, cuando es preferible firmar un comunicado de apoyo.

Uno de los mayores dramas de la Venezuela del presente es que los “intelectuales” andan “muy preocupados por la situación del país”. Una de las peores enfermedades es que el pensar ha sido colocado como sinónimo de mal. Uno de los peores morbos es que parece perdida la capacidad de pensar. La “inteligencia” del país no sirve sino para firmar comunicados de apoyo. Si es para eso que sirve, pues no sirve para nada.

El drama venezolano es mucho más profundo que el simple de dar apoyo a un candidato. Los intelectuales tienen que ser profundos, pero son ligeros de cascos. Los intelectuales tienen que ser analíticos, pero firman comunicados de apoyo. Los intelectuales están encascarados. Los intelectuales no sirven para nada, a no ser para lavarse la conciencia firmando comunicados de apoyo.

Hay que redefinir la estructura del Estado, las relaciones de la economía y política en el siglo XXI, las concepciones culturales. La lista es larga y yo la he hecho hasta el cansancio. Pero no, los intelectuales venezolanos no sirven para otra cosa que para firmar comunicados de apoyo.

Que quede constancia que los intelectuales venezolanos, en la presente y grave coyuntura venezolana, se han declarado electoralistas. Que han resuelto todas sus angustias apoyando a un candidato. Que en lugar de reflexionar sobre el fondo del grave problema han firmado un comunicado de apoyo. Que quede constancia que con la “inteligencia” no se cuenta. Que quede constancia que buscan la mejor manera de no comprometerse en demasía. Que quedan comprobados como “demócratas” insospechables por haber firmado un comunicado de apoyo. En estos tiempos ser un intelectual demócrata es otra cosa: reflexionar, hablar, decir, inventar, orientar, ilustrar. Pero los intelectuales venezolanos firman comunicados de apoyo.

 
 
 
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