¿Unidad
entre quienes representan las primarias? Es unidad entre
un grupo de individualidades. Las primarias van a ser para
elegir entre Manuel Rosales y Julio Borges. Seamos claros,
los otros siete no tienen ni el más remoto chance de
ganarlas, puesto que carecen de una organización mínima y
en algunos casos les costará trabajo llevar a sus
parientes a votar por ellos. ¿A quien representan los
nueve aspirantes? Con absoluta certeza ni remotamente al
total de la población oposicionista, la cual,
mayoritariamente ha expresado de manera clara que de
ninguna manera participará en la farsa del 3 de diciembre,
decisión que han tomado porque es evidente, notorio, claro
y preciso que aquí no se depurará el REP ni se darán otras
garantías mínimas para votar libremente. A estas alturas
estar pensando que, porque este sector minoritario de la
población oposicionista elija de entre ellos uno solito,
de golpe y porrazo se van a dar las condiciones es un
absoluto absurdo. Entonces, ¿unidad entre quienes? Unidad
entre dos candidatos minoritarios y siete gentiles damas y
caballeros que colocarán en sus
curriculum vitae que
aspiraron a la candidatura presidencial. ¿Y a quién le
importa?
He dicho y repito: plantee la
necesidad de elegir un candidato único que luchara por las
condiciones electorales y que las primarias eran la mejor
vía. Pero eso fue hace meses, considerando esta salida
como una forma de organizar, de motivar y de movilizar,
pero en política cuando las cosas no son posibles no se
pueden mantener contra viento y marea. Hacer esas
elecciones primarias en agosto es un desfase, un absurdo
alargado en el tiempo, un recurso engañoso que desvía de
la realidad de hoy. Además, ¿elegir entre Borges y Rosales
para que luchen por las condiciones mínimas? Eso es darle
un palo a un ciego. ¿O es que acaso hemos olvidado a
Borges votando en las elecciones parlamentarias del 4 de
diciembre de 2005 aún contra la decisión de su propio
partido de abstenerse? Para apoyar a un candidato se
necesitaría que dijese claramente que está dispuesto a
retirarse y Borges ha demostrado hasta la saciedad que
quiere ser candidato en cualquier circunstancia. ¿Manuel
Rosales candidato? ¿En qué condiciones participaría el que
necesariamente tendría que convertirse en el ex gobernador
del Zulia? Va a seguir la suerte de Enrique Mendoza que
cuando perdió la gobernación prácticamente desapareció de
la escena pública. Por ello estará dispuesto a vivir seis
meses más, hasta el 3 de diciembre y carece de garantías
que el juicio que le tienen montado no se lo reabran el
día siguiente.
Esto de las primarias es un
caramelo con glucosa no apto para diabéticos. Es un nuevo
engaño y un desvío de lo hoy vigente. Cuando dije de
realizar primarias y de elegir un candidato único creo que
tenía razón; argumenté que no se podía retirar de una
elección presidencial sin tener candidato. Se aplastó esa
idea, se saboteó de todas las maneras. Pues bien, eso
terminó cuando el país decidió abstenerse el pasado 4 de
diciembre. Lo motivó la desconfianza en los políticos y
les impuso una decisión. Los voceros que hoy saludan
entusiasmados que nueve venezolanos se han inscrito para
participar en esas primarias son unos ilusos. No tienen el
menor sentido político y su niñería nos va a traer serias
consecuencias.
No le estoy dando la razón a
Teodoro. Petkoff ha sido
víctima de su propia trampa. Creyó que Rosales y Borges
estaban amarrados con su famoso y desvariado Pacto de
Punto Móvil, creyó que atacando a “Súmate” impediría las
primarias y jugó a la elección de lo que podríamos llamar
“obvio candidato”. Todo lo de Teodoro no fue más que un
tejido de tela de araña. Pero el único verdadero político
de esta trama es Teodoro y no se suicidará en primavera
como lo hará el que resulte electo, por un puñado de
compatriotas ilusos, entre Borges y Rosales. Teodoro debe
dejar de repetir que está dispuesto a apoyar a otro si
tiene más respaldo que él, porque el flamante director de
“Tal cual” debe saber perfectamente que su candidatura
jamás estará por encima del que resulte electo en esa
pantalla para bobos de las primarias, por la simple razón
de que el “elegido” alegará “legitimidad”, aunque los
votantes sean un puñado. La única salida de Teodoro, y se
la recomiendo con amistad y sinceridad, es seguir adelante
con su candidatura y, llegado al momento, plantarse frente
al país y llamar a la abstención.
Las ingenuidades que se las
deje al Secretario General de
COPEI. Enrique Naimes, un
excelente experto en materia electoral, ha dado a conocer
el informe más tajante jamás presentado sobre el REP: un
millón ochocientos mil electores que viven en la misma
casa, alrededor de siete millones de irregularidades, de
dos millones inscritos nuevos en el REP en el 2004 más del
90 por ciento no tiene dirección y pare de contar. ¿Y que
dice el joven Planas en la presentación de semejante bomba
de tiempo? Dice que su partido está presentando este
informe para que el CNE corrija las deficiencias.
Realmente uno no sabe ya que hacer con estos aprendices
de políticos. Tiene uno derecho a preguntarse si son o se
hacen. La única posible conclusión de ese extraordinario
informe de Naimes era anunciar
que COPEI no participaría en las elecciones de diciembre.
Pero no, el flamante Secretario General ratifica la
voluntad electoralista de su partido y recuerda que tiene
en el “cura” Calderón a su pre-candidato
presidencial.
Mi respuesta frente a la
convocatoria de primarias es un NO rotundo que pongo en
mayúsculas. He dicho que hay que hablarle al país con la
verdad y esa verdad es que ya pasó el tiempo para la
salida electoral, que el 3 de diciembre habrá elecciones
presidenciales y que las ganará el presidente a quien, de
paso, tratarán de complacer inflando lo más posible su
votación para acercarse al mandato de los diez millones.
Entonces, preguntará el ingenuo, ¿que quiere este López
Meléndez, que nos las echemos al hombro y nos resignemos?
Otro rotundo NO es mi respuesta. He presentado un programa
inicial de resistencia civil y he llamado a los líderes
que vendrán después de este drama infantil protagonizado
por muchachos entusiastas que no calzan las botas para
decirnos a los venezolanos como comportarnos, que se
preparen a organizar una política coherente frente a la
masiva abstención del 3 de diciembre. Yo no soy el líder
de nada ni de nadie, ni pretendo serlo. Tengo la
seguridad, eso sí, que después del desastre de la
ingenuidad destrozada aparecerá un liderazgo que sabrá
conducirnos. Tengo la absoluta seguridad que este país que
nos vio nacer se salvará. No hay en mí ni un ápice de
pesimismo ni de inacción. Cumplo con mi deber de decir las
cosas y las seguiré diciendo.
tlopezmelendez@cantv.net