Una
obsesión de George W Bush es pasar a la historia, como
presidente, como político o como guerrero, el lector dirá,
de acuerdo a sus tendencias, en que nivel situarlo.
El New York Times informó
que el gobierno de Bush rechazó los llamados del nuevo
Secretario de Defensa Robert Gates a cerrar la prisión
militar en Bahía de Guantánamo, enclave norteamericano en
Cuba, que está siendo utilizado como prisión militar
internacional.
En sus primeras semanas en el
cargo, Gates argumentó en privado a favor de trasladar a los
detenidos en Guantánamo a cárceles dentro de Estados Unidos.
Se informó que la Secretaria de Estado Condoleezza Rice se
habría sumado a Gates en solicitar el cierre de Guantánamo.
Sus argumentos fueron rechazados por el Presidente Bush, el
Fiscal General Alberto Gonzáles y la oficina del
Vicepresidente Dick Cheney.
La prisión de Guantánamo, con modernas tecnologías, es un
recinto carcelario destinado a torcer la voluntad, el
sentido de la dignidad y la fe religiosa. Es típicamente,
una creación del ex-secretario de Defensa Donad Rumsfeld,
antiguo empresario farmacéutico que, por su paso en el
Pentágono, fácilmente reúne las condiciones para ser llevado
a un tribunal internacional, por crímenes de guerra contra
la humanidad.
Distancias históricas de por
medio, resulta para estos tiempos de globalización e
intercomunicación positiva, algo tan malo como los campos de
concentración de Hitler. Pero, en todo caso, su jefe, el
presidente Bush lo autorizo. Y así quedara escrito en la
Historia.