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La guerra de La Paz en Bolivia
Ted Córdova-Claure
sábado, 11 agosto 2007


En Bolivia, todo ocurre y, al final, no pasa nada, solía decir, con gélida serenidad, el presidente Víctor Paz Estenssoro, líder de la revolución nacionalista de1952, que liberó al indio y le otorgo el voto universal. Si no fuera por la Revolución de su partido, el MNR, hoy no existiría un presidente indígena en Bolivia ni un gobierno de política social-populista.

Tampoco la capital boliviana o sede del gobierno, seguiría siendo La Paz, impresionante metrópoli enclavada entre macizos andinos, con arquitectura secularmente audaz y urbanismo de cintas de asfalto cimbreantes que desafía topografías y ciertas normas geológicas, seguiría siendo la ciudad del poder político y económico, combinación -Clausewitz dixit-, esencial para el liderazgo de una nación desordenada como Bolivia.

Desde que ganó el poder el líder indio -en realidad un 'cholo' (nivel del mestizaje mayoritario) - del país con pujantes características étnico-folclóricas que son la sustancia de la población boliviana. Otras medidas, fueron una muy discutible nacionalización de las minas de estaño y una reforma agraria que dejó secuelas tan positivas, como negativas, la reforma, que alentó el minifundio, nunca levanto la agricultura.

Paz Estenssoro siempre estuvo en el huracán de la vorágine política boliviana. Sus conceptos. tan fríos como visionarios marcaron el rumbo de la historia contemporánea boliviana. Y así como encabezó una revolución, motorizó el retorno al capitalismo crudo, por la puerta trasera y a tono con los tiempos globales. Lamentablemente, VPE no tuvo digna o descollante descendencia, ni política, ni familiar.

Durante los mas de 200 años de precaria republiqueta, La Paz se mantuvo inequívocamente como principal ciudad boliviana y sede de los poderes ejecutivo y legislativo. Desde que Evo Morales está en el poder, muchos rumores han corrido, desde la desaparición de Bolivia, hasta el traslado de la capital a Sucre, bella -pero adormecida-, ciudad del sureste del país, donde se declaró la independencia de la república en1825 fundada por los libertadores venezolanos Simón Bolívar y Antonio José de Sucre, después de la derrota definitiva de las fuerzas realistas de España.

En esta vocinglera inestabilidad del gobierno de Morales -digitada por intereses internos y externos y por la propia incompetencia-, La Paz y su estoica población, que es muy diversa y demuestra el espíritu metropolitano de las grandes ciudades, las muchedumbres solitarias, se mantuvo incólume, mientras bullían las precarias demandas de quitarle la capitalidad. La ciudad-y su población, están, nuevamente haciéndose valer, demostrando su liderazgo y, en esto, el presidente Morales ha sido cauto y, en última histórica instancia, solidario.

Dos figuras han surgido representando dignamente a La Paz, el alcalde, Juan del Granado, mejor conocido como Juan sin miedo. Y el prefecto (equivalente a gobernador provincial) José Luis Paredes. Bolivia está políticamente dividida en nueve departamentos o provincias.

Hoy se habla en La Paz de enormes proyectos económicos, desde la exploración de hidrocarburos, la construcción de represas al turismo de aventura o el florecimiento de microempresas en los alrededores de la ciudad, que crece también hacia arriba, pues tiene su destacada línea de rascacielos. Es un plan general muy a lo siglo 21 Paredes, de una familia de vieja estirpe paceña, esta a la cabeza de este impulso. La paz, por su propio peso, sigue siendo la verdadera capital de Bolivia.

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