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tarek, mira pa' eso
por Luis DE LION
Lunes, 21 de Abril 2003


En el año 95, cuando cursaba en la UCV la especialización en Derecho y Política Internacionales, tomé como materia optativa "Protección Internacional de los Derechos Humanos" dictada por el profesor Héctor Faúndez; la misma era una asignatura obligatoria para los que cursaban la especialización en Derechos Humanos, entre quienes estaba el hoy diputado Tarek Saab. Allí estudiamos - entre otras cosas -  La Declaración Universal de los Derechos Humanos, votada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948, la cual es un instrumento jurídico internacional que constituye una suerte de Biblia de 30 artículos para la promoción y defensa de los derechos humanos y de las libertades fundamentales.

Dichos 30 artículos, el diputado Saab, debe conocerlos, me atrevo a señalar que de memoria. No es un advenedizo en el tema de los derechos humanos, los venezolanos saben de su antigua y activa militancia; y gracias al voto de quienes se sensibilizaron, y se interesaron  por su discurso, en favor de la promoción y  respeto de los derechos humanos, Saab fue electo diputado de la República. 

Digo esto, por cuanto en nombre de la representatividad que ejerce el diputado oficialista  Saab, debería interesarse - en serio - por la suerte de esos 78 cubanos, librepensadores, activistas de Derechos Humanos, periodistas independientes y opositores pacíficos que han sido condenados - algunos a perpetuidad - por la expedita justicia cubana. Acusados de cometer actos contra la independencia o la integridad territorial del Estado; prueba de ello la incautación de faxes, teléfonos, grabadoras, maquinas de escribir, radios, cámaras fotográficas y de video, computadoras e impresoras. En fin, el mismo material subversivo que habrían encontrado los Carmona boys en casa del diputado Saab, aquél 12 de abril 2002, cuando  lo arrestaron para someterlo a la expedita justicia, del también expedito régimen de Carmona. Sin duda, que estos 78 presos cubanos envidian la suerte del diputado Saab.

Comenzada la "expedita" guerra en Irak, Fidel Castro apenas tuvo tiempo para repotenciar su Gulag tropical, mientras exigía al igual que Saab, y en conchupancia con los antiguerra que las Naciones Unidas recuperaran su papel de garantes del orden internacional. Sin embargo, Castro se niega a recibir en Cuba a Christine Chanet, emisario del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos.

Sin duda, que con su silencio el diputado Saab, se autodescalifica - mas de lo que ya está - como garante del uso adecuado de las instancias y procedimientos previstos en los instrumentos internacionales de Derechos Humanos.

¿Estará Saab, esperando tener la edad de José Saramago, para pronunciarse?