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tarek, mira pa' eso En
el año 95, cuando cursaba en la UCV la especialización en Derecho y
Política Internacionales, tomé como materia optativa "Protección
Internacional de los Derechos Humanos" dictada por el profesor Héctor
Faúndez; la misma era una asignatura obligatoria para los que
cursaban la especialización en Derechos Humanos, entre quienes estaba
el hoy diputado Tarek Saab. Allí estudiamos - entre otras cosas -
La Declaración Universal de los Derechos Humanos, votada por la
Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948, la
cual es un instrumento jurídico internacional que constituye una
suerte de Biblia de 30 artículos para la promoción y defensa de los
derechos humanos y de las libertades fundamentales. Dichos
30 artículos, el diputado Saab, debe conocerlos, me atrevo a señalar
que de memoria. No es un advenedizo en el tema de los derechos humanos,
los venezolanos saben de su antigua y activa militancia; y gracias al
voto de quienes se sensibilizaron, y se interesaron por su
discurso, en favor de la promoción y respeto de los derechos
humanos, Saab fue electo diputado de la República. Digo
esto, por cuanto en nombre de la representatividad que ejerce el
diputado oficialista Saab, debería interesarse - en serio - por
la suerte de esos 78 cubanos, librepensadores, activistas de Derechos
Humanos, periodistas independientes y opositores pacíficos que han
sido condenados - algunos a perpetuidad - por la expedita justicia
cubana. Acusados de cometer actos contra la independencia o la
integridad territorial del Estado; prueba de ello la incautación de
faxes, teléfonos, grabadoras, maquinas de escribir, radios, cámaras
fotográficas y de video, computadoras e impresoras. En fin, el mismo
material subversivo que habrían encontrado los Carmona boys en casa
del diputado Saab, aquél 12 de abril 2002, cuando lo arrestaron
para someterlo a la expedita justicia, del también expedito régimen
de Carmona. Sin duda, que estos 78 presos cubanos envidian la suerte
del diputado Saab. Comenzada
la "expedita" guerra en Irak, Fidel Castro apenas tuvo
tiempo para repotenciar su Gulag tropical, mientras exigía al igual
que Saab, y en conchupancia con los antiguerra que las Naciones Unidas
recuperaran su papel de garantes del orden internacional. Sin embargo,
Castro se niega a recibir en Cuba a Christine Chanet, emisario del
Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos. Sin
duda, que con su silencio el diputado Saab, se autodescalifica - mas
de lo que ya está - como garante del uso adecuado de las instancias y
procedimientos previstos en los instrumentos internacionales de
Derechos Humanos. ¿Estará Saab, esperando tener la edad de José Saramago, para pronunciarse?
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