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Del coraje y la cobardía
por Sixto Medina
lunes, 29 junio 2009


El coraje puede  impulsar a hacer el bien, pero también el mal. La contracara del coraje es la cobardía. ¿Qué significa el coraje en estos tiempos? En España o en Colombia, por ejemplo, todos los hombres y mujeres que viven en uno de esos dos países, especialmente los políticos, jueces y periodistas, que no comulgan con la ideología de ETA o de las FARC, demuestran cada día un enorme coraje cívico.

 

¿Qué significa el coraje en estos tiempos de ignominia que vive Venezuela? En cada oficio, en cada trabajo, en cada profesión una vez más el pueblo acierta en la recuperación de sus ideales. Hay coraje en el levantamiento contra una visión congelada de que los gobernantes pueden hacer lo que quieran y los gobernados aceptar y callar. 

 

Muchas personas en la Venezuela de hoy tienen la oportunidad de demostrar con energía un coraje singular, ejemplar, y protagonizar hechos trascendentes.  Me refiero a los ciudadanos que, desde sus respectivas posiciones en la sociedad, están trabajando por la recuperación de las instituciones y de los valores cívicos, y de esa manera, por la recuperación de la confianza de la ciudadanía en su República.

 

Tienen coraje los ciudadanos, los políticos, los periodistas, que se animan a denunciar la verdad sobre un hecho de corrupción que conocen. Tienen coraje los dueños de los medios de comunicación que luchan contra la impunidad, capaces de decir lo que piensan y expresar lo que sienten. Tienen coraje los médicos, los abogados, los maestros, los profesores, los estudiantes, los trabajadores que no se callan. Tiene coraje una madre cuando denuncia, con dolor, que su hijo fue víctima de un delito, al que se le suma el dolor institucional, que ya no se circunscribe sólo a ella, sino que, como si fuera una plaga invade, a toda una sociedad cuyos integrantes se sienten, a cada instante, victimas en potencia.

 

El ciudadano común también tiene la oportunidad de demostrar su coraje. La  crisis y el hartazgo popular agudizan la necesidad de que éste encuentre caminos democráticos, creativos y eficientes para liberar a la República de los ineptos, de los inmorales y de los sinvergüenzas. Hay quienes  son acreedores a los tres adjetivos. El problema es que éstos no sienten vergüenza.

 

Debemos dar un paso adelante con valentía y coraje. Hoy no podemos ser cobardes, tenemos que ser más valientes que nunca. El fracaso del gobierno de Chávez lo tenemos que superar todos los que vivimos aquí. La sociedad civil tiene la obligación, con los partidos al frente de darle la vuelta a esta situación. Tenemos que saber definitivamente que sólo nosotros podemos salvarnos a nosotros mismos.

 

sxmed@hotmail.com


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