El coraje puede
impulsar a hacer el bien, pero también el mal. La contracara
del coraje es la cobardía. ¿Qué significa el coraje en estos
tiempos? En España o en Colombia, por ejemplo, todos los
hombres y mujeres que viven en uno de esos dos países,
especialmente los políticos, jueces y periodistas, que no
comulgan con la ideología de ETA o de las FARC, demuestran
cada día un enorme coraje cívico.
¿Qué significa
el coraje en estos tiempos de ignominia que vive Venezuela?
En cada oficio, en cada trabajo, en cada profesión una vez
más el pueblo acierta en la recuperación de sus ideales. Hay
coraje en el levantamiento contra una visión congelada de
que los gobernantes pueden hacer lo que quieran y los
gobernados aceptar y callar.
Muchas personas
en la Venezuela de hoy tienen la oportunidad de demostrar
con energía un coraje singular, ejemplar, y protagonizar
hechos trascendentes. Me refiero a los ciudadanos que,
desde sus respectivas posiciones en la sociedad, están
trabajando por la recuperación de las instituciones y de los
valores cívicos, y de esa manera, por la recuperación de la
confianza de la ciudadanía en su República.
Tienen coraje
los ciudadanos, los políticos, los periodistas, que se
animan a denunciar la verdad sobre un hecho de corrupción
que conocen. Tienen coraje los dueños de los medios de
comunicación que luchan contra la impunidad, capaces de
decir lo que piensan y expresar lo que sienten. Tienen
coraje los médicos, los abogados, los maestros, los
profesores, los estudiantes, los trabajadores que no se
callan. Tiene coraje una madre cuando denuncia, con dolor,
que su hijo fue víctima de un delito, al que se le suma el
dolor institucional, que ya no se circunscribe sólo a ella,
sino que, como si fuera una plaga invade, a toda una
sociedad cuyos integrantes se sienten, a cada instante,
victimas en potencia.
El ciudadano
común también tiene la oportunidad de demostrar su coraje.
La crisis y el hartazgo popular agudizan la necesidad de
que éste encuentre caminos democráticos, creativos y
eficientes para liberar a la República de los ineptos, de
los inmorales y de los sinvergüenzas. Hay quienes son
acreedores a los tres adjetivos. El problema es que éstos no
sienten vergüenza.
Debemos dar un
paso adelante con valentía y coraje. Hoy no podemos ser
cobardes, tenemos que ser más valientes que nunca. El
fracaso del gobierno de Chávez lo tenemos que superar todos
los que vivimos aquí. La sociedad civil tiene la obligación,
con los partidos al frente de darle la vuelta a esta
situación. Tenemos que saber definitivamente que sólo
nosotros podemos salvarnos a nosotros mismos.
sxmed@hotmail.com