La prensa
internacional, del reciente discurso del Presidente Obama en
el Cairo, comentó y destacó, como era lógico, los aspectos
relacionados con la difícil relación de EEUU y el Occidente
en general, con el Islam. Como venezolano, preocupado por la
agresiva arremetida que la democracia está sufriendo en mi
país y en la región, quisiera resaltar en cambio los
siguientes párrafos:
“Daremos la
bienvenida a todos los gobiernos
electos
y pacíficos, siempre que gobiernen respetando a toda su gente.
Este último punto es importante porque hay quienes abogan
por la democracia sólo cuando no están en el poder, y ya en
el poder, no tienen misericordia al buscar la supresión de
los derechos de otros. No obstante donde ocurra, el gobierno
del pueblo y por el pueblo establece un solo estándar para
quienes están en el poder: deben mantener su poder a través
del consentimiento, no la coerción; deben respetar los
derechos de las minorías y participar basándose en la
tolerancia y el consenso; deben poner los intereses de su
pueblo y los procesos políticos legítimos por encima de su
partido. Sin estos ingredientes, sólo votar en elecciones no
produce una verdadera
democracia.”
Históricamente,
la democracia moderna surgió y se consolidó a través de la
conquista lenta y difícil de algunas libertades
fundamentales: la libertad personal, en otras palabras, el
derecho de no ser arrestado arbitrariamente y de ser
enjuiciado según leyes penales y el debido proceso,
previamente bien definidos, la libertad de prensa y de
opinión, la libertad de reunión y finalmente la libertad de
asociación, de la cual surgen los sindicatos libres y los
partidos libres, con los cuales nace la sociedad pluralista,
sin la cual no hay democracia. El largo proceso histórico se
completó con la libertad política, con la cual todos los
ciudadanos adquieren el derecho de participar a la formación
de las decisiones colectivas. Siguiendo al gran politólogo
Norberto Bobbio, el Estado democrático está caracterizado
por un proceso de contención y delimitación del poder
político. En las constituciones democráticas los remedios
contra el abuso de poder se logran a través de dos
principios: la separación de poderes y la subordinación de
todos los poderes estatales al derecho. Por separación de
poderes, se entiende no sólo la separación vertical de las
principales funciones del Estado ( ejecutiva, legislativa y
judicial), sino también la separación horizontal entre
órganos centrales y órganos periféricos, en las varias
formas de gobierno que van de la descentralización
político-administrativa al federalismo. El segundo principio
es el del Estado de derecho, o sea el Estado en el cual todo
poder debe ser ejercido en el marco de reglas jurídicas que
delimitan su competencia y orientan sus decisiones. Otra
característica de la democracia es la llamada
“constitucionalización” de la oposición, que permite la
formación de un poder alternativo, en el marco de unas
“reglas del juego” político aceptadas y respetadas. Un
observador objetivo, que analice la situación política
venezolana, a la luz de las palabras de Obama y de lo
expuesto más arriba, puede comprender que Chávez está
tratando de imponer en Venezuela y exportar a la América
Latina un régimen peculiar, claramente no democrático,
militarista y plebiscitario, con características
“fascistoides” y neocomunistas.