En
un mundo dominado por la incertidumbre, el peor error es la
soberbia. El politólogo mexicano, Jesús Silva Herzog Marquez,
en su libro “La idiotez de lo perfecto”, hace una muy
interesante reseña del pensamiento político de Isaiah Berlin,
Karl Schmitt, Norberto Bobbio, Octavio Paz y Michael
Oakeshott, y nos dice al respecto:” Juego o guerra, la
política que dibujan estos autores es una manera de lidiar
con la imperfección. No hay asomo en ellos de utopías, de
paraísos perdidos o por ganar. Ningún atajo al fin de los
tiempos. La política llevará siempre las marcas fastidiosas
de la fuerza, del azar y el conflicto, tercos aguafiestas de
la perfección.” Todos estos pensadores subrayan la idiotez y
al mismo tiempo la enorme carga destructiva que están
implícitas en la creencia de conocer la Verdad y el rumbo de
la historia humana. Pensar que es posible la construcción
del paraíso en la tierra fue la justificación moral e
intelectual del comunismo, trágica ilusión y pavoroso
fracaso histórico, que produjo la terrible estadística de 65
millones de muertos en China, 20 millones en la URSS, 2
millones en Camboya, 2 millones en Corea del Norte, un
millón en Vietnam, un millón en Europa Oriental , un millón
en África y 150.000 en América Latina ( Stephane Courtois,
N.Werth y otros, El libro negro del comunismo) La soberbia
de creer que se conoce la verdad absoluta en la tierra y
sobretodo la manera de implantar la sociedad perfecta es
sumamente peligrosa.
El
filósofo político británico Michael Oakeshott subraya los
desvíos de esta soberbia racionalista. Al respecto nos dice
Silva Herzog: “La salida está en el tanteo. Ensayar para
observar los efectos de la prueba, palpar antes de exprimir,
ver sin pontificar, escuchar para hablar y después de
hablar, volver a escuchar, caminar sin prisa y sin rumbo,
ponderar cada paso. La línea recta es el trazo del diablo
que, ya sabemos, siempre lleva prisa.” Oakeshott en su obra:
“La política de la fe y la política del escepticismo”, hace
una excelente defensa de esta política del ensayo y el
error, con lo cual está en sintonía con las ideas de otro
gran pensador del Siglo XX, Karl Popper. Gobernar no tiene
como objetivo ni la perfección humana, ni la verdad, ni la
belleza.
El
orden político siempre es un orden precario e imperfecto.
Oakeshott está a favor de un gobierno limitado y vigilado,
por eso dijo:” como el ajo del cocinero el poder debe usarse
con tanto comedimiento que sólo su ausencia se note” Al
respecto agrega Silva Herzog: “El gobierno aparece entonces
como la pimienta indispensable; como un elemento de salud
pública tan importante, dice, como la risa lo es para la
felicidad. El gobierno no nos conduce al paraíso ni un
chiste nos enseña la verdad profunda del universo; pero el
primero nos salva del infierno de la guerra civil y el
segundo nos salva de la estupidez del solemne.” Según
Oakeshott, la vida está básicamente compuesta de azares y
riesgos.
La vida
humana es fundamentalmente una aventura y nada puede fijar
la certeza en este mar de incertidumbre. Silva Herzog,
hablando de Bobbio, nos dice que el Maestro:” se planta
contra la idolatría del mañana. El progreso no es la clave
de la historia. El escepticismo es la raíz de esta
convicción. Nunca lo sabemos todo. Quienes todo lo saben no
tardan en querer matarlo todo, decía en algún lugar Albert
Camus.” En política, creer que se tiene la Verdad, “agarrada
por la chiva“, es fruto de una hubrys peligrosísima, de una
soberbia descomunal e ignorante que conduce inevitablemente
a una concepción totalitaria.
En
efecto, si se cree firmemente de conocer la Verdad en la
historia, sería insensato e ilógico darle derechos al error.
Por tanto, en función del Bien Común del futuro, es
necesario excluir a los que están “equivocados” de la
posibilidad de hacer el mal. Si se está seguro de lograr la
sociedad perfecta para la Humanidad del futuro, se debe
aceptar el mal menor de sacrificar unos cuantos millones de
“equivocados” en el presente. Por eso, Alain Touraine nos
dice: “La era de las revoluciones ha llevado, por caminos
sinuosos, al Terror, a la represión del pueblo, en nombre
del pueblo y a la ejecución de los revolucionarios en nombre
de la revolución”