El
ministro de la Defensa, General Gustavo Rangel, en el
aniversario de la Batalla de Carabobo, dijo que los
militares participan en la idea socialista de Hugo Chávez y
afirmó que el desarrollo del país se decide desde el Estado
y en Venezuela éste tiene un plan que conduce hacia el
socialismo. "Decimos con orgullo: patria, socialismo o
muerte". Rangel aseguró que la nueva concepción de la Fuerza
Armada lleva a concebir un pueblo en armas. Hace apenas unas
semanas el mismo general Rangel había dicho que el “poder
militar es una herramienta de la política”, que los
efectivos castrenses son “políticos”, que era falsa la
visión de quienes se consideraban institucionalistas,
calificados de de “cobardes” y “burros, por negarse a
aceptar la realidad y los instaba a separarse de la Fuerza
Armada. Todo esto viola de manera evidente la Constitución
Nacional. En estos días, un numeroso grupo de militares
venezolanos interpuso, ante el Tribunal Supremo de Justicia,
una acción de inconstitucionalidad en contra de la Ley
Orgánica de la Fuerza Armada y otras medidas impulsadas por
el Presidente Chávez, entre las cuales quisiera destacar las
siguientes:
1) La
creación de una Reserva y una Guardia Territorial, como
elementos organizativos distintos a los componentes que
establece la Constitución como integrantes de la Fuerza
Armada Nacional;
2) La asignación a la Reserva y a la Guardia Territorial de
tareas de acción publica para intimidar a la población de
oposición democrática;
3) EI establecimiento del Comando de la Reserva, como órgano
de mando paralelo al Ministro de la Defensa, con dependencia
directa del Presidente de la Republica, como Guardia
Pretoriana de interés personal. Todo esto evidencia la
intención de crear unas Milicias Populares, bajo el control
directo del Presidente. En la historia de América Latina hay
dos casos que vienen a la memoria: En Chile, durante el
gobierno de Allende, se intentó organizar unas Milicias
Populares, con la asistencia técnica de la Cuba castrista.
Recuerdo al respecto una arenga de Altamirano´, uno de los
líderes de la coalición de gobierno, a un nutrido grupo de
suboficiales de las Fuerzas Armadas, llamando al
desconocimiento de la línea de mando. También en la
Guatemala del Presidente Jacobo Arbenz, en 1954, se impulsó
la formación de unas Milicias Populares, fuera del control
de las Fuerzas Armadas.
En su
reciente libro, “Guatemala, la historia silenciada
1944-1989” el historiador Carlos Sabino se pregunta al
respecto: “¿Porqué, si se tenía el apoyo del ejército,
(recordemos que Arbénz era un militar de carrera) era
necesario crear cuerpos armados de civiles, que pudiesen
escapar a su control? ¿Se trataba de una desconfianza de
fondo, motivada por la idea de que un ejército “burgués” no
podría llegar nunca hasta las etapas finales de la
revolución, o era quizás, simplemente, que se buscaba la
movilización popular, …y una forma de controlar así
,indirectamente, lo que pudiese hacer el alto mando?” Tanto
en Chile como en Guatemala, la tentativa de organizar unas
Milicias Populares creó un malestar profundo en las fuerzas
armadas, que se convirtió en un factor decisivo en la caída
de ambos regímenes. En los países democráticos, no hay
Milicias Populares, sólo Fuerzas Armadas profesionales,
institucionales y apolíticas.