Las próximas elecciones
regionales son cruciales para el futuro del país. La
reciente deriva totalitaria del régimen, con las ilegales
inhabilitaciones de candidatos con alta popularidad, como
Enrique Mendoza y Leopoldo López, la criminalización de
relevantes figuras de la oposición, como Manuel Rosales, las
amenazas y los insultos a todo opositor con posibilidad de
victoria y el burdo chantaje de anunciar que habrá “guerra”
y nada de dinero para las gobernaciones y alcaldías de la
oposición, además de evidenciar el talante definitivamente
militarista y despótico del caudillo, refleja su
preocupación sobre unos muy probables resultados electorales
negativos en varias regiones y ciudades relevantes del país.
Sin embargo, también se trata de
una clara estrategia del supremo para intimidar algunos
sectores de la clase media, que tienden a interpretar esta
conducta con un fatalismo pesimista, que los induce a creer
en una especie de omnipotencia de Chávez y por lo tanto en
la inutilidad del voto. Estos sectores creyeron
ingenuamente, en el pasado, que las marchas en el este de
Caracas iban a “tumbar” a Chávez y ahora decepcionados y
desmoralizados se refugian en un escapismo suicida de
“avestruz”.Antes del chavismo, no le interesaba la política,
entre el 2001 y el 2006 no hablaban de otra cosa, sin
entender mucho al respecto. Han sido infectados por el morbo
de la antipolítica y por tanto desconfían de los partidos y
los políticos y tienden a seguir el consejo de algunos
“opinadores” mediáticos. Han sido, en general abanderados de
la abstención y casi lograron que Chávez ganara el
referéndum constitucional. A un caudillo carismático, que
tuvo la enorme suerte de disfrutar de unos precios del
petróleo sostenidamente altos y que todavía mantiene una
popularidad relevante, hay que enfrentarlo con un trabajo
político continuo, constante y paciente, especialmente en
los sectores populares, que sólo partidos políticos de masa
organizados y disciplinados con estrategia y mensaje pueden
acometer. Los líderes surgen, no se inventan.
Las próximas elecciones
regionales pueden ser una cantera de nuevos líderes. Buena
parte de los errores de la oposición entre el 2001 y el 2005
se debió a una estrategia cortoplacista básicamente diseñada
por medios y grupos de la antipolítica. Afortunadamente, a
partir de las elecciones presidenciales del 2006, los
partidos políticos han recuperado alguna influencia, lo cual
tuvo mucho que ver con el resultado positivo del referéndum
constitucional. Sin embargo, el fortalecimiento de la
alternativa democrática pasa necesariamente por un
reencuentro efectivo entre los partidos políticos y el
sector privado. Afortunadamente, después del 2 de diciembre
el abstencionismo ha disminuido, sin embargo el residuo
puede hacerle perder a los demócratas plazas importantes.
Hay que votar, la abstención es “castrante” y deletérea,
favorece la evasión y la inacción y sólo produce
desmoralización y desmovilización.