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Danilo Anderson 1966 - 2004
      

        

 

En la Oposición,...¡nadie!  - por Rodolfo Schmidt
 

Oposición y régimen, finalmente, coinciden en algo: “repudian y condenan” el asesinato del fiscal Danilo Anderson, atentado fulminante del cual la víctima ni siquiera llegó a enterarse.

Luego de los actos y despliegues públicos no faltará que, con su nombre, el régimen bautice alguna plaza o avenida “bolivariana”.

Méritos suficientes hizo la víctima. Desde su  llegada al Poder, hace casi 6 años, se constituyó en implacable  perseguidor del régimen contra la disidencia política , distorsionando,de manera grotesca y truculenta, la letra y el espíritu de la Ley, manoseándola, pervirtiéndola ante la indignación general de la colectividad.

Fue uno de los personajes, tan necesarios  como esenciales, en el desmantelamiento del  Estado de Derecho en Venezuela

Anderson fue de esos  que todo lo lograron gracias a la IV República, profesión, reconocimiento y fortuna (léase Carrastrero y Podríguez, por ejemplo) para cobrarse  con saña y resentimiento las oportunidades  disfrutadas.

Anderson  desató la violencia del Estado contra la Sociedad civil. No fue un hombre bien intencionado ni bueno y su muerte no deja vacíos irreparables en la Sociedad. Este reportero no puede  aplaudir el atentado pero tampoco puede lamentar la ausencia de la víctima.

 

Que se cuide Capriles

 

El régimen está claro: fue un “acto terrorista”. El terrorismo se caracteriza  -normalmente- por ser indiscriminado y aleatorio. En el caso Anderson, fue quirúrgico y selectivo, organizado para minimizar el eventual  “daño colateral”. Pero el calificativo de “terrorista” es necesario porque  insinúa el rumbo de la imputación. Para el régimen, la Oposición es “terrorista”  por definición. No vaya a sorprenderse ahora Henrique Capriles Radonsky  si  la Fiscalía  lo vuelva a llamar e imputar,... por que tenía un “motivo”: la venganza personal por los 4 meses y medio de privación ilegítima de sus libertad.

 

“No se acostumbraba...”

 

Cuando el régimen asesinó  -de manera premeditada-  a 20 marchistas  el 11 de abril del 2002,  ningún vocero oficial llamó a la “paz” y a la “reflexión”.

Cuando el régimen arremetió contra los “9 del Táchira” y los privó durante 16 meses de su libertad , ninguno llamó a la “reflexión”.

Cuando Danilo Anderson, quién de “ambiental” tenía absolutamente nada,  embistió arbitrariamente contra los 400  de La Carmonada,  nadie del oficialismo  llamó a la reflexión.

Cuando Anderson fue despedazado, más allá de las posibilidades de  identificación visual-  en la madrugada del 19 de noviembre, todo el régimen  -al unísono- llamó a la “reflexión” y  a la “paz”. “Esto no es lo que se acostumbra en Venezuela”, dijeron.

Tampoco se acostumbraba secuestrar a todos los Poderes públicos; no se acostumbraba perseguir política y judicialmente a militares y civiles  disidentes; no se acostumbraba despojar a la Sociedad civil a su derecho constitucional  a la información, a la expresión y a la opinión. No se acostumbraba robar  con alevosía  dos elecciones seguidas.

Y tampoco se acostumbraba asediar a la Alcaldía Mayor y caerle a balazos de alto calibre (más de 1.100 impactos adornan las oficinas)

Ahora  -luego de sembrar la violencia verbal y física de manera sistemática durante un sexenio- llaman a la paz, a la reflexión y a la convivencia. Porque tienen miedo. Porque saben que mañana a ellos les puede ocurrir el destino de Anderson,  sea quienes hayan  sido los autores intelectuales y materiales  del atentado. Y la gente se pregunta: ¿quién tiene la capacidad -logística, organizativa y financiera- para organizar y ejecutar un atentado como este?. Que yo sepa,....en la Oposición,..¡nadie!.

Como son las cosas  ahora, probablemente nunca lo sabremos quienes decidieron “remover” o  “liquidar” a Anderson pero  -como en el pasado- el régimen pasará a la ofensiva anti-oposición sin presentar prueba de nada. Como nada se supo, por ejemplo,  de los atentados con explosivos contra las sedes de Colombia y de España. Pero, hurgando un poquito,  aflora en muchos la convicción de que se hizo Justicia, por ahora  anónima,  contra un pervertidor de la Justicia e implacable perseguidor de la Sociedad civil y de las libertades  en Venezuela.

 

En la morgue

 

“El Alcalde de Baruta se presentó en la morgue de Santa Mónica para ofrecer sus condolencias a los familiares de la persona asesinada y fue repelido por los grupos Tupamaros y personas afectas al gobierno.

Habría que recordar que, aunque H. Capriles fue acusado por el supuesto asesinado, cuando fue liberado, sus primeras palabras hacia el fiscal fue de reconocimiento por el buen  trato físico que de él había recibido.

Aunque Capriles Radonsky manifestó que permanecería en el lugar a pesar de la negativa de quienes vociferaban que se fuera, debió salir del recinto a petición de los familiares .. aunque estos no eran "los  familiares cercanos".

 

 

 

 

 

 

 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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