Hoy
no se sabe quien invadirá primero Haití, para salvar, una vez mas, al presidente
Jean Bertrand Aristide y el sistema democrático que, por primera vez, sobrevive
en ese país de la isla Hispaniola, que tiene valor estratégico en el Caribe.
El carismático y ciertamente
problemático ex sacerdote católico Aristide, se ha puesto una vez mas en el
primer plano noticioso, y por tanto, en dolor de cabeza para Washington, una vez
mas.
De hecho, Aristide ya rechazó, la
posibilidad, sugerida por el secretario de Estado, Colin Powell, de que el
presidente haitiano negocie su salida antes del 2006, que es cuando termina su
periodo. Al final, aceptó reticentemente un plan de paz apoyado por Washington y
el pronto llamado a elecciones. Pero se negó a negociar con los rebeldes armadas
que calificó de "terroristas" usando el término muy en boga en la política
norteamericana. Esta condición de Aristide fue aceptada por el grupo de
intermediarios encabezado por diplomáticos de EE.UU.
Al rechazar la oferta de Powell para
negociar su salida y recortar su periodo, Aristide dijo que lucharía hasta
morir.
Es que Powell, el primer secretario de
Estado negro de Estados Unidos, parece no entender que, después de todo, Haití
fue la primer república de raza negra, que se independizó de Francia después de
que un ejército de ex-esclavos derrotó a las fuerzas napoleónicas y británicas
en 1798; cientos de haitianos ex esclavos lucharon por la independencia
norteamericana, junto al general francés Lafayette, que ayudó en momentos
críticos al precario ejército de la revolución americana que comandaba
Washington. Y además es un poderoso centro de difusión cultural, mental y
espiritual (música, vudú y magia negra) que se proyecta regionalmente, sobre
todo en USA y Canadá.
Muy especialmente, el vudú, que es
popular y estudiado en New Orleans y Montreal.
Boston, por otro lado, es un intenso
centro musical, desde allí se difunde la música popular haitiana, el “kompas”,
Esta en la Internet (metrocompas. com).
Ya una vez, en 1990, Aristide pidió que
lo salvaran. El entonces presidente Clinton envió 20 mil marines y cumplieron su
objetivo. Salvaron a Aristide y el remedo de democracia. Pero Aristide hizo un
mal gobierno, el pueblo haitiano no vio esperanzas de salir de su miseria y el
descontento fue creciendo., a lo que se agregó la corrupción del entorno
presidencial. Durante un tiempo, la ONU mantuvo un destacamento policial, que
incluyó, entre otras, fuerzas de carabineros bolivianos, que protegieron a
Aristide y mantuvieron el orden eficazmente. Estas fuerzas, estaban comandadas
por el hoy general de carabineros Roberto Pérez, que comanda hoy un destacamento
anti-drogas, bajo el gobierno del presidente Carlos Mesa. Pero, en cuanto la ONU
retiroó sus fuerzas, volvió a cundir el desorden en Haití.
Otro dilema se le plantea a Washington
que, entretanto, ya envió una misión militar y de observación para evaluar la
situación. Si no van los marines, Francia podría enviar contingentes de sus
cercanas colonias de Guadalupe y Martinica o incluso, enviar “paras” de la
Legión Extranjera. O también Naciones Unidas podría optar por los “cascos
azules”.
El viernes, 19 de febrero, todavía
seguían los choques armados entre rebeldes y fuerzas del orden, con un saldo
que este Jueves 18 de febrero, ya sumaba mas de 60 muertos, Aristide dijo que,
si era necesario, resistiría hasta morir. Powell, sin mucho entusiasmo por el
gobernante haitiano, comentó que, otras naciones interesadas en Haití, como
Francia y Canadá, también esperaban que, si fuera necesario, Aristide debería
negociar su partida prematura, solución ya corriente en Latinoamérica,
especialmente con gobernantes que caen en el vértigo tentador de la corrupción
desde el poder, como ya ocurrió reiteradamente en los últimos años. Ver los
casos de Argentina, Bolivia, Perú y Ecuador.
Para Washington es otro dilema porque la
oposición rebelde está conformada por militares corruptos que Aristide expulsó y
por resabios de las temibles bandas de “tonton macoute”, paramilitares de los
tiempos de la dictadura de papa doc Duvalier y de su hijo baby doc, que hoy vive
un exilio dorado en Francia.
Por otro lado, existe una oposición
civil, que se siente temerosa de que, al caer Aristide, tome el poder un grupo
derechista encabezado por Louis Jodel Chamblain, conocido matón que regresó del
exilio, aprovechando la coyuntura.
Charles Baker, cabeza visible de la
oposición civil rebelde dijo con sorna, refiriéndose a la supuesta proposición
de Powell; ¿con quién negociarán la salida de Aristide, con Chamblain o con
nosotros?
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