I
El Presidente Chávez ha anunciado que "convertirá la
crisis mundial en algo positivo para el país", cosa que
podría interpretarse de dos formas: la primera, la más
conservadora, responde a la intención de sacar provecho de
una situación adversa. La segunda lectura, que es la que más
se ajusta al carácter mesiánico del gobernante, sugiere que
su poder logrará mover las fuerzas necesarias para torcer el
destino y salvar a la Nación.
Hace pocas semanas, el líder revolucionario había jurado que
la crisis no tocaría a Venezuela porque el socialismo la
había blindado contra cualquier clase de embate, por
violento que éste fuera. La Venezuela socialista y
bolivariana, por el sólo hecho de serlo, estaba a salvo del
cataclismo capitalista, que de las putrefactas y moribundas
sociedades burguesas sólo dejaría las cenizas. Inexorable es
el glorioso nacimiento de la nueva civilización socialista
global desde la cuna de Bolívar… ¡aún cuando los precios del
petróleo conspiren en su contra!.
Ahora, pues, el discurso ha cambiado. Y aunque el
advenimiento del socialismo, primero a escala regional y
luego planetaria, sigue siendo irrefrenable, parece que la
famosa crisis sí va a tocar a la Venezuela monoproductora.
Claro, las consecuencias satánicas del capitalismo son tan
horribles y tremendas, que al menos los pedazos que saltarán
por los aires caerán sobre el Bunker socialista,
dentro del cual la economía se ha administrado de manera
perfecta. Pero el socialismo saldrá fortalecido. La cosa no
pasará de uno que otro rasguño y del pánico pasajero que los
ex - oprimidos, ahora revolucionarios socialistas, sufrirán,
mientras "allá afuera" el cielo habrá caído sobre las
cabezas de los capitalistas.
II
Así será de borrascoso y oscuro el porvenir que se avecina,
que "el único que puede gobernar el país" se muestra
preocupado. Pero, en fin, si tomamos el anuncio presidencial
como la idea de sacar provecho de la adversidad, no habría
tanto de qué preocuparse. Total, es lo que hacen las
personas exitosas que, con buen juicio y responsabilidad,
logran maravillas en las peores situaciones. Aunque supone
una ingenuidad rayana en la grosera estupidez, podríamos dar
el beneficio de la duda al Economista en Jefe, de no
ser por la idea de disminuir la dependencia de las
exportaciones petroleras, incrementando las de "café, cacao
y turismo".
A estas alturas de la historia, estar pensando en el café y
el cacao, los productos venezolanos de siglos pasados (de
los que el XIX es de la máxima preferencia del Comandante)
es bastante mediocre. Ese lujo se lo pueden dar, por
ejemplo, Colombia, Brasil y Costa Rica, que han hecho de sus
cafés, gracias al arduo trabajo de años, prestigiosas marcas
con las que compiten cómodamente en los mercados
internacionales. Sobre el cacao, sépase que el venezolano es
de primerísima calidad, pero para hacer de él algo rentable
es preciso mucha experiencia (know how), tecnología y una
gran vena empresarial. No es con discursos y criterios
socialistas que el cacao venezolano, por celestial que sea,
va a competir en el mundo y menos aún va a mitigar la
dependencia petrolera (podría preguntarle el Empresario
en Jefe al "Padre Fidel que estás en los cielos",
si no es con capitalismo puro que promociona sus habanos en
el extranjero).Y se va a necesitar mucho más que suerte para
lograr algo decente a fuerza de improvisación, cuando luego
de 10 años ha descubierto la administración revolucionaria
que "la próxima potencia mundial que derrocará al
Imperio" tiene una economía pavorosamente vulnerable.
¡Oh sorpresa!
La propuesta turística es aún más fantasiosa. Venezuela,
tristemente y no obstante sus atractivos turísticos, es lo
último que podría recomendarse a un amigo para vacacionar (y
lo primero al peor de los enemigos). Sería bastante más
seguro pasar unos días en Iraq, en Afghanistán o en
cualquier país africano, donde de la nada se forma una
revuelta con bastante palo, cuchillo y sangre.
Desde que el visitante llega a Venezuela, a menos que la
suerte y alguna protección divina muy fuerte le acompañe, es
víctima de toda clase de abusos y delitos, cometidos por
maleantes uniformados y no uniformados. Las maletas,
misteriosamente, llegan abiertas y más livianas. El
encuentro con el funcionario revolucionario o con el
honorabilísimo Guardia Nacional, casi invariablemente,
resulta en la segura extorsión y en varios dólares menos en
la billetera, sea mediante la solicitud abierta o mediante
la sustracción furtiva durante el proceso de revisión. Luego
viene la aventura con el tercer asaltante, que es el
maletero, previa a la cuarta en la que interviene el
taxista, empresario independiente del delito o miembro de
una organización con ramificaciones en el mismo aeropuerto.
Si no actúa sólo, lo hace con amigotes motorizados o
similares, que emboscan al ya maltrecho turista para
despojarlo de lo que queda. Pasado todo esto, y para
resumir, viene la aventura del Hotel, siendo los 5 estrellas
los más peligrosos, donde se le roba al visitante su dinero
y su computador personal (no se salvan ni los altos
oficiales rusos de visita en el país ni los representantes
de organismos internacionales u otros gobiernos). Ninguna de
las anteriores situaciones exonera al inocente de ser
asaltado, violado, golpeado o asesinado, tanto por ladrones
como por sus colegas policías y guardias, en cualquier
rincón del "país más bello del mundo". Pregunto: ¿De
qué turismo está hablando el Empresario en Jefe,
único ser viviente capaz de dirigir los destinos de un
pueblo de seres tontos y desorientados? ¿Del extremo de
aventura? ¿Turismo de adrenalina?
III
La estrategia es clara: ahora que el boomerang bolivariano
de la irresponsabilidad y la ineptitud administrativas se
avecina velozmente con la clarísima intención de arrancarle
la cabeza a la sociedad venezolana de un sólo golpe, el
Líder ha optado por tratar de reactivar su imagen de Mesías
- de Ungido - con ofertas baratas y tercermundistas, cosa
aparentemente conveniente para que el referéndum sobre su
permanencia eterna en el poder sea un debate entre el
hundimiento - el cocimiento en la paila más tenebrosa y
caliente del infierno capitalista - y la salvación
socialista. El problema es que el Redentor y sus apóstoles
no son tan divinos... y como equipo de gobierno son un
chiste trágico, tal como lo ha demostrado la verdadera
década perdida. Parafraseando a Daniel Brühl en Good Bye
Lenin: el boomerang bolivariano se aproxima "con la
inexorabilidad de un tanque ruso".
rafael.rincon@libertadyprosperidad.org