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El boomerang
por Rafael Rincón
martes, 30 diciembre 2008


I

El Presidente Chávez ha anunciado que "convertirá la crisis mundial en algo positivo para el país", cosa que podría interpretarse de dos formas: la primera, la más conservadora, responde a la intención de sacar provecho de una situación adversa. La segunda lectura, que es la que más se ajusta al carácter mesiánico del gobernante, sugiere que su poder logrará mover las fuerzas necesarias para torcer el destino y salvar a la Nación.

Hace pocas semanas, el líder revolucionario había jurado que la crisis no tocaría a Venezuela porque el socialismo la había blindado contra cualquier clase de embate, por violento que éste fuera. La Venezuela socialista y bolivariana, por el sólo hecho de serlo, estaba a salvo del cataclismo capitalista, que de las putrefactas y moribundas sociedades burguesas sólo dejaría las cenizas. Inexorable es el glorioso nacimiento de la nueva civilización socialista global desde la cuna de Bolívar… ¡aún cuando los precios del petróleo conspiren en su contra!.

Ahora, pues, el discurso ha cambiado. Y aunque el advenimiento del socialismo, primero a escala regional y luego planetaria, sigue siendo irrefrenable, parece que la famosa crisis sí va a tocar a la Venezuela monoproductora. Claro, las consecuencias satánicas del capitalismo son tan horribles y tremendas, que al menos los pedazos que saltarán por los aires caerán sobre el Bunker socialista, dentro del cual la economía se ha administrado de manera perfecta. Pero el socialismo saldrá fortalecido. La cosa no pasará de uno que otro rasguño y del pánico pasajero que los ex - oprimidos, ahora revolucionarios socialistas, sufrirán, mientras "allá afuera" el cielo habrá caído sobre las cabezas de los capitalistas.  

II 

Así será de borrascoso y oscuro el porvenir que se avecina, que "el único que puede gobernar el país" se muestra preocupado. Pero, en fin, si tomamos el anuncio presidencial como la idea de sacar provecho de la adversidad, no habría tanto de qué preocuparse. Total, es lo que hacen las personas exitosas que, con buen juicio y responsabilidad, logran maravillas en las peores situaciones. Aunque supone una ingenuidad rayana en la grosera estupidez, podríamos dar el beneficio de la duda al Economista en Jefe, de no ser por la idea de disminuir la dependencia de las exportaciones petroleras, incrementando las de "café, cacao y turismo".

A estas alturas de la historia, estar pensando en el café y el cacao, los productos venezolanos de siglos pasados (de los que el XIX es de la máxima preferencia del Comandante) es bastante mediocre. Ese lujo se lo pueden dar, por ejemplo, Colombia, Brasil y Costa Rica, que han hecho de sus cafés, gracias al arduo trabajo de años, prestigiosas marcas con las que compiten cómodamente en los mercados internacionales. Sobre el cacao, sépase que el venezolano es de primerísima calidad, pero para hacer de él algo rentable es preciso mucha experiencia (know how), tecnología y una gran vena empresarial. No es con discursos y criterios socialistas que el cacao venezolano, por celestial que sea, va a competir en el mundo y menos aún va a mitigar la dependencia petrolera (podría preguntarle el Empresario en Jefe al "Padre Fidel que estás en los cielos", si no es con capitalismo puro que promociona sus habanos en el extranjero).Y se va a necesitar mucho más que suerte para lograr algo decente a fuerza de improvisación, cuando luego de 10 años ha descubierto la administración revolucionaria que "la próxima potencia mundial que derrocará al Imperio" tiene una economía pavorosamente vulnerable. ¡Oh sorpresa!

La propuesta turística es aún más fantasiosa. Venezuela, tristemente y no obstante sus atractivos turísticos, es lo último que podría recomendarse a un amigo para vacacionar (y lo primero al peor de los enemigos). Sería bastante más seguro pasar unos días en Iraq, en Afghanistán o en cualquier país africano, donde de la nada se forma una revuelta con bastante palo, cuchillo y sangre.

Desde que el visitante llega a Venezuela, a menos que la suerte y alguna protección divina muy fuerte le acompañe, es víctima de toda clase de abusos y delitos, cometidos por maleantes uniformados y no uniformados. Las maletas, misteriosamente, llegan abiertas y más livianas. El encuentro con el funcionario revolucionario o con el honorabilísimo Guardia Nacional, casi invariablemente, resulta en la segura extorsión y en varios dólares menos en la billetera, sea mediante la solicitud abierta o mediante la sustracción furtiva durante el proceso de revisión. Luego viene la aventura con el tercer asaltante, que es el maletero, previa a la cuarta en la que interviene el taxista, empresario independiente del delito o miembro de una organización con ramificaciones en el mismo aeropuerto. Si no actúa sólo, lo hace con amigotes motorizados o similares, que emboscan al ya maltrecho turista para despojarlo de lo que queda. Pasado todo esto, y para resumir, viene la aventura del Hotel, siendo los 5 estrellas los más peligrosos, donde se le roba al visitante su dinero y su computador personal (no se salvan ni los altos oficiales rusos de visita en el país ni los representantes de organismos internacionales u otros gobiernos). Ninguna de las anteriores situaciones exonera al inocente de ser asaltado, violado, golpeado o asesinado, tanto por ladrones como por sus colegas policías y guardias, en cualquier rincón del "país más bello del mundo". Pregunto: ¿De qué turismo está hablando el Empresario en Jefe, único ser viviente capaz de dirigir los destinos de un pueblo de seres tontos y desorientados? ¿Del extremo de aventura? ¿Turismo de adrenalina? 

III

La estrategia es clara: ahora que el boomerang bolivariano de la irresponsabilidad y la ineptitud administrativas se avecina velozmente con la clarísima intención de arrancarle la cabeza a la sociedad venezolana de un sólo golpe, el Líder ha optado por tratar de reactivar su imagen de Mesías - de Ungido - con ofertas baratas y tercermundistas, cosa aparentemente conveniente para que el referéndum sobre su permanencia eterna en el poder sea un debate entre el hundimiento - el cocimiento en la paila más tenebrosa y caliente del infierno capitalista - y la salvación socialista. El problema es que el Redentor y sus apóstoles no son tan divinos... y como equipo de gobierno son un chiste trágico, tal como lo ha demostrado la verdadera década perdida. Parafraseando a Daniel Brühl en Good Bye Lenin: el boomerang bolivariano se aproxima "con la inexorabilidad de un tanque ruso".

 

rafael.rincon@libertadyprosperidad.org

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